Indra aborda una reorganización de su área de defensa de la mano de AT Kearney

  • La compra de ITP, a expensas de un pacto con Rolls-Royce, será un punto de inflexión en el modelo de negocio de la empresa participada por la Sepi.
Sede de Indra
Sede de Indra
INDRA - Archivo

Indra ha ultimado una reestructuración operativa de su negocio central de defensa y transporte después de un año y medio de intensa colaboración con la empresa estadounidense de consultoría AT Kearney, una de las firmas más activas en el mercado corporativo español y especializada en procesos de renovación y ajuste de las estructuras productivas. El objetivo del grupo presidido por Fernando Abril-Martorell consiste en adecuar los niveles organizativos con una orientación hacia la mejora de la oferta y la capacidad comercial, promoviendo al mismo tiempo una simplificación funcional que redunde en una mayor eficiencia y reducción de costes.

Las líneas básicas de esta reordenación interna están siendo implementadas desde hace unas semanas y vienen a constituir una especie de 'preparación artillera' ante la eventual compra de ITP Aero, el licenciatario en España de la multinacional británica Rolls-Royce. La empresa española mantiene negociaciones avanzadas para una inversión que, según los analistas especializados en el mercado de defensa, puede suponer un punto de inflexión en el desarrollo estratégico de la entidad cotizada en bolsa pero en la que el Estado tiene actualmente cerca de  un 19% del capital a través de la Sepi.

La nueva estructura funcional de Indra responde a una renovada visión del negocio que prioriza la obtención de una masa crítica que permita liderar los consorcios multinacionales creados para competir por los grandes programas de Defensa dentro de la Unión Europea. Precisamente este pasado lunes, la ministra en funciones, Margarita Robles, ha firmado con sus homólogos de Francia y Alemania la participación en el futuro caza europeo. Este tipo de grandes proyectos movilizarán entre 2021 y 2027 cerca de 13.000 millones de euros, convirtiéndose en piedra de toque para la consolidación tecnológica a medio plazo de toda la industria española de Defensa.

A partir de este enfoque claramente orientado al mercado, el equipo dirigido por Abril-Martorell quiere perfilar su 'core business' impulsando las actividades de carácter militar con dos pilares básicos de actuación. En primer lugar se contempla el desarrollo de sistemas para plataformas terrestres, marinas o áreas de última generación y en segundo lugar se prioriza también la puesta en marcha de sistemas de defensa de mando y control para defensa electrónica, digitalización de operaciones y vigilancia y control del espacio aéreo.

La pretendida adquisición de ITP se inscribe dentro de esta estrategia de crecimiento exógeno en los mercados de defensa que, no en vano, fueron la esencia tradicional del negocio que dio lugar a la creación de Indra con la fusión en 1993 de las antiguas Inisel y Ceselsa. No obstante, la empresa resultante se convirtió con el tiempo en el líder indiscutible del mercado español de tecnologías de la información gracias al impulso de las actividades de carácter civil que ahora han sido agrupadas bajo la marca filial Minsait. En algunos momentos se ha especulado con la posibilidad de que Indra vendiera Minsait para financiar la toma de control de ITP, una opción que ha sido desmentida por la compañía.

Reducir el peso de Minsait

Indra ha admitido que la eventual inversión en la filial de Rolls-Royce se financiará con una combinación de recursos propios y recursos ajenos, lo que implicará la apelación a los mercados y a los propios accionistas. La Sepi tendrá que autorizar la operación, cuyos términos exactos están todavía por determinar ya que dependen del plan de negocio de ITP que pueda garantizar su actual accionista británico. En otras palabras, el importe final de la transacción dependerá del nivel de compromiso que mantenga Rolls-Royce como principal cliente de la empresa una vez integrada en el perímetro de consolidación de Indra.

Los inversores, siempre cautos ante este tipo de acuerdos industriales, han reaccionado con una cierta y natural desconfianza que se ha traducido en una caída constante de la cotización de Indra en bolsa. En las últimas tres sesiones el valor se ha dejado más de un 10% en los mercados, lo que puede suponer un obstáculo imprevista en el programa de financiación previsto para la compra de ITP. En todo caso, el consenso de los analistas estima que la empresa cuenta con margen suficiente para abordar un proyecto que se traducirá en un mayor equilibrio entre las actividades militares y civiles, reduciendo el peso de Minsait que ahora supone el 62% de las ventas pero contribuye tan sólo con un 30% en el beneficio operativo de Indra.

 

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