De dejar el colegio y trabajar 16 horas cada día a ser el más rico de Hong Kong

  • Li Ka-shing, uno de los hombres más ricos del mundo, refugiado e hijo de un profesor, comenzó trabajando en una fábrica de plásticos.
Fotografía del multimillonario Li Ka-Shing.
Fotografía del multimillonario Li Ka-Shing.
Wikimedia Commons.

Pasar de trabajar 16 horas al día en una fábrica de plásticos con apenas 15 años a dirigir una de las empresas más grandes que cotiza en la bolsa de Hong Kong parece algo bastante improbable, sin embargo Li Ka-shing lo hizo realidad gracias a las decisiones que fue tomando a lo largo de su carrera profesional. El círculo parece que se cierra este año, cuando con 90 años, como recoge el Financial Express, uno de los hombres más ricos del mundo, con un patrimonio que asciende a 34.900 millones de dólares (según Forbes), cede a su hijo mayor el control de su imperio, con más de 323.000 trabajadores y presencia en más de 50 países.

Parece una historia feliz, sin embargo la vida de Li Ka-shing fue especialmente dramática desde su juventud. Siendo todavía un niño tuvo que abandonar su ciudad Chaozhou (Guangdong, China), por las bombas que lanzaron los japoneses, y se refugió en Hong-Kong. Poco después de llegar, su padre, director de un colegio, falleció de tuberculosis. Tuvo que abandonar el colegio con 15 años para ayudar a su familia y se puso a trabajar en una fábrica que producía correas de plástico para relojes.

Estos trágicos sucesos marcaron la vida de Li Ka-shing, pero no se vino abajo, sino que decidió esforzarse por triunfar en la vida. Así, en 1950 tomó la primera decisión que le llevaría a ser quien es hoy. Abandonó la fabricaba en la que trabajaba y comenzó su propia empresa de juguetes de plástico, Cheung Kong. Pero Ka-shing tuvo visión y pronto cambió el producto que comercializaba por flores de plástico, lo que le permitió prosperar en el negocio.

Paralelamente, uno de los ahora hombres más ricos de Asia invirtió parte de los beneficios de su empresa en apartamentos y fábricas. Así comenzó a enriquecerse y administrar propiedades no solo en Hong Kong. En 1972 la empresa de Ka-shing pasó a cotizar en bolsa.

El punto de inflexión de Li Ka-shing llegó tras la Revolución China, cuando compró muchas empresas que se vendían al mejor postor. Cheung Kong se convirtió en un gran conglomerado empresarial con decenas de compañías. Li Ka-shing continuó invirtiendo en energía, instalaciones portuarias, comercio minorista o telecomunicaciones.

Visión para las empresas ‘tech’

La fortuna del vigésimo tercer hombre más rico del mundo no parece un acto de suerte. La visión de Li Ka-shing por las empresas tecnológicas es clara. En 2005 invirtió en Skype, cuando perdía dinero y un año antes de que eBay pagase 2.500 millones de dólares por la empresa. Y también decidió apostar por Facebook en 2007, cuando la compañía apenas acababa de nacer y otras empresas similares, como MySpace, resultaron inversiones desastrosas. Esta inversión resultó enormemente beneficiosa tras los últimos resultados de la red social. Más tarde también respaldó otras empresas ‘tech’ como Siri, Spotify o Waze.

En 2015, se registró CK Hutchison Holdings, como resultado de la fusión de la empresa Cheung Kong con Hutchison Whampoa. En la actualidad la empresa tiene un valor de mercado de 45.400 millones de dólares y Forbes la incluye entre las mejor valoradas del mundo en 2018.

Tras casi 70 años de actividad, Li Ka-shing ha decidido relegar su imperio a su hijo Victor Li, de 53 años y que desde 2015 es vicepresidente del grupo. El sucesor tiene ahora un reto mayor de continuar el éxito de uno de los mayores grupos empresariales de Asia.

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