Santander ha echado a rodar la maquinaria para llevar a cabo un ERE que podría afectar a alrededor de 3.000 personas. La entidad financiera que encabeza Ana Botín se reunirá este mismo martes con los representantes sindicales para comenzar las negociaciones y comunicarles el plan concreto de ajuste laboral y las justificaciones que llevan a este punto. Para garantizar que este se haga de la forma menos traumática posible para la plantilla, el Banco Santander ha contratado al despacho Sargadoy, especialista en derecho laboral, tal y como han confirmado a La Información en fuentes sindicales.
Al mismo tiempo, la entidad financiera contará también con la colaboración de la firma de servicios profesionales Equipo Económico para llevar a cabo el análisis económico, financiero y de entorno regulatorio que fundamenta los aspectos esenciales del recorte de capacidad y puestos de trabajo que se va a plantear a los representantes de los trabajadores. El objetivo de este nuevo ajuste, el primero tras la crisis de la Covid, tiene por objetivo, de acuerdo con las mismas fuentes, seguir los pasos del que se hizo tras integrar Popular y hacerlo de la forma menos traumática y más consensuada posible.
Tras conocerse los primeros datos la pasada semana, los sindicatos mostraron su sorpresa al desconocer las intenciones del banco. Ese mismo día, la propia Ana Botín señaló en la junta de accionistas de la entidad que en caso de haber un movimiento de estas características, los representantes de los trabajadores serían los primeros en conocerlo. Pocas horas después y en la rueda de prensa de presentación de los resultados del tercer trimestre, el CEO de la entidad, José Antonio Álvarez iba más allá.
El segundo espada del banco reconocía la existencia de un plan sobre la mesa que llevará a la salida de trabajadores en España, Portugal, Polonia y Reino Unido a través de un ERE y que se circunscribe al proyecto One Europe. Con esta nueva reestructuración, Santander busca ahorrar mil millones de euros en costes en dos años. El proceso tiene, de acuerdo con las palabras de Álvarez, varias partes que van desde la simplificación del catálogo de productos, que pasará a ser 100% digital, hasta un aumento de la comunalidad, es decir, el lanzamiento de más productos en común entre países, y, el momento de distribución, o lo que es lo mismo, los recortes de plantilla y oficinas.
Los ajustes agregados del Santander, CaixaBank y Sabadell suman, de momento, unos excedentes laborales de 12.000 trabajadores
Pese a que desde la entidad rechazan comentar los pormenores del plan, el propio Álvarez reconocía la necesidad de llevar a cabo ajustes de plantilla en todos los países en los que operan en Europa "para adaptarlo a las nuevas realidades del negocio hoy". En este sentido, cabe recordar que en los últimos años Santander ya ha llevado a cabo importantes ajustes de plantilla que han supuesto unas 4.000 salidas entre los años 2018 y 2019.
Como entonces, el objetivo es que los ajustes se hagan de "una forma correcta", decía el propio Álvarez y confirman fuentes sindicales, incluyendo recolocaciones y salidas voluntarias. Ambas partes siempre han aplaudido la fluidez de las conversaciones y la relación en estos procesos, como el del Popular, y pretenden evitar un cambio en las bases que pueda perjudicar los acuerdos.
Santander, al igual que otras entidades como Sabadell o la futura CaixaBank, se enfrentarán a recortes de plantilla en los próximos meses como consecuencia de la acuciante necesidad de reducir costes. En el contexto de pandemia actual en el que las entidades financieras han visto reducida aún más su rentabilidad y los tipos de interés en negativo en muchas de las geografías en las que operan se extenderán durante años, estos recortes se han hecho más necesarios que nunca. En conjunto y hasta el momento, la cifra total de excedentes agregada en las tres entidades mencionadas se eleva hasta un total de 12.000 trabadores, incluyendo 7.000 de CaixaBank y 2.000 en el Banco Sabadell, además de los 3.000 del Santander.
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