La banca pide el fin del café para todos

Botín aprueba su dividendo 2020 pero reconoce que no tiene el plácet del BCE

Santander es la piedra de toque de la banca pero en los entornos de los reguladores este adelanto a la decisión del supervisor europeo empieza a sentirse como un desafío. 

Ana Botín a su llegada a la Audiencia Nacional
Ana Botín a su llegada a la Audiencia Nacional
EFE

La junta de accionistas de Banco Santander celebrada este mismo martes ha aprobado los puntos del día propuestos. Entre ellos, destaca la retribución a los accionistas a través de dos pagos diferentes. El primero de ellos, con cargo a las cuentas de 2019, será de 0,10 euros por acción en forma de 'scrip dividend' y vendrá a complementar el que ya se hizo efectivo el pasado mes de noviembre. El segundo, en efectivo y pagadero en 2021, irá con cargo a las cuentas de este año pese a que estas cerrarán en números rojos de acuerdo con las previsiones. Este último está supeditado el levantamiento de las limitaciones que ahora pesan sobre los dividendos por parte del Banco Central Europeo (BCE), por lo que aún no cuenta con el plácet del supervisor. 

Este hecho no parecer ser un problema para la banca en general y para Santander en particular, pues tanto la presidenta, Ana Botín, como el consejero delegado, José Antonio Álvarez, han admitido que se hará efectivo si se levantan las limitaciones de los reguladores. "Tendrán que pronunciarse en diciembre, nosotros seguiremos sus recomendaciones", admitió Álvarez en rueda de prensa. Santander, también en esto, es la piedra de toque de las entidades financieras en España, toda la banca mira expectante lo que pueda suceder. 

Botín ha asumido el liderazgo del sector en España con el paso al frente que daba hace poco más de un mes, en la convocatoria de la junta celebrada este martes, para volver al dividendo en efectivo. Otras entidades, como Liberbank o BBVA, han mostrado su voluntad de hacer lo mismo, pero ninguna se ha atrevido a llevarlo a una votación de los propietarios de sus títulos. A poco más de un mes de que los reguladores se pronuncien al respecto de la medida, propios y extraños piden prudencia en medio de rebrotes y el empeoramiento del entorno macroeconómico. 

En este contexto, en el ámbito de los reguladores, la decisión de Santander empieza a sentirse como un desafío, confirman fuentes cercanas a estas instituciones. La situación ha cambiado mucho en los últimos meses y lo que antes del verano, al principio de la desescalada, se daba por hecho, está ahora en el aire. Entonces se veía la segunda ola de la pandemia como un hecho para el que los diferentes países ya estaban preparados y que, por tanto, no tendría tanta influencia sobre la economía. 

En cambio, los continuos rebrotes, la existencia de nuevo de transmisión comunitaria y sus consecuencias, los confinamientos perimetrales e incluso toques de queda, están llevando a un empeoramiento de las previsiones macroeconómicas en el caso de España. Por ello, los supervisores están valorando la posibilidad de mantener o levantar las restricciones contando con este telón de fondo. Un cambio de contexto con el que no se contaba. 

Desde el sector llevan meses pidiendo que se termine el 'café para todos' y quien más y quien menos ha pedido que se levante esta restricción. "Se crea un castigo generalizado para el sector", decía esta misma semana Gonzalo Gortázar, CEO de CaixaBank, idea que apoyaba Onur Genç, su homólogo en BBVA, "creo que esta situación debería equilibrarse". "Lo lógico es que esa política de dividendos en los próximos meses sea prudente", aseveraba Jordi Gual, CEO de Sabadell

Precisamente esta palabra, "prudencia", es la que utilizaba el propio gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, a la hora de definir cómo deberían de ser las nuevas políticas de dividendos de las entidades financieras de cara a 2021. "Con independencia de la decisión que se adopte, la recomendación de prudencia en este ámbito debe seguir estando vigente mientras persista la incertidumbre actual y se consolide una recuperación económica sólida", admitía. 

En apenas un mes se conocerá la decisión definitiva del BCE. Hay tres opciones a partir de enero: mantener la 'recomendación' de no repartir dividendos, levantarla por completo -algo que no parece probable, según fuentes del sector financiero- o establecer ciertas limitaciones en función del nivel de solvencia de cada entidad. Esta última es la que ven con mejores ojos los propios bancos, pues permitirá discriminar en función del desempeño de cada uno de ellos y premiar a los accionistas fieles que llevan meses pidiendo la vuelta al dividendo

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