La banda criminal de Rosell: el 'hampa' que saqueó 15 millones al fútbol brasileño

Saqndro Rosell
Saqndro Rosell
M.A.

Era una organización criminal. Una mafia. El hampa que causó un desfalco de casi 15 millones de euros al fúbol brasileño entre 2006 y 2014. Y lo hizo a costa de la canarinha. El equipo de ensueño. La selección brasileña tetracampeona del mundo, de la que forman parte estrellas globales como Marcelo, Casemiro, Neymar… En la cima de ese pseudosindicato del crimen futbolístico, el expresidente de uno de los clubes más importantes del mundo, el Fútbol Club Barcelona. Sandro Rosell era el líder, el cabecilla, el capo.Así lo recoge el último informe de la Fiscalía de la Audiencia Nacional, el tribunal que investiga el caso. Rosell y el expresidente de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) Ricardo Terra Teixeira, su amigo y cómplice, se conchabaron para desviar gran parte del dinero de los derechos televisivos de Brasil en 24 partidos amistosos. Rosell prestó a Teixeira las cuentas de sus empresas en Andorra para que éste distrajera 8,3 millones. A cambio, el presidente del Barça se llevó 6,5 de comisión.El máximo responsable de la bandaPero, ¿cuál era el rol de cada uno en esta organización de saqueadores? Rosell, según la fiscalía, era el “máximo responsable”. Gracias a su amistad con Teixeira, fue él quien puso a su disposición el entramado para que éste se apropiara de esa suma millonaria que, en realidad, pertenecía a la federación que presidía. Mediante un contrato con la adjudicataria de esos derechos -la árabe International Sports Events (ISE)- una sociedad del expresidente del Barça se convirtió en intermediaria para comercializar las imágenes de los encuentros.Los investigadores han descubierto que, en realidad, la firma de Rosell, denominada Uptrend Developments, no tenía ni locales ni trabajadores ni actividad. Era solo una tapadera, un arma para defraudar. La herramienta de un negocio ficticio, porque esa interlocución con las televisiones que quisieran los partidos de Brasil, jamás se produjo. El único socio de Uptrend, una sociedad creada en el paraíso fiscal de Jersey, era una fundación panameña denominada Regata. Su propietario era el antiguo mandatario máximo del Barcelona.El beneficiario del fraudeUn escalón más abajo, el segundo miembro de esta estructura criminal era el propio Teixeira, presidente de la Confederación Brasileña de Fútbol entre 1989 y 2012 y exmiembro del comité ejecutivo de la FIFA con derecho a voto. Fue él quien maniobró para adjudicar esos derechos de imagen a la árabe ISE mientras que, a espaldas del gran perjudicado -el organismo federativo brasileño- Rosell negociaba para que Uptrend se quedara con parte del botín a cambio de nada. La parte que luego entregaría a Teixeira que aún no ha sido detenido.El conseguidor andorranoEste robo al fútbol brasileño no habría sido posible sin el tercer miembro de la organización, el andorrano Joan Besolí, encarcelado junto a Rosell el 25 de mayo. Él fue quien puso a disposición de Teixeira los 8,3 millones que logró llevarse. Figuraba como autorizado en la cuenta de Uptrend en la que se recibió el dinero de los partidos de la canarinha. También administraba sociedades -todas offshore-, de las cuales cobraba el expresidente de la CBF. Este y su exesposa llegaron a disfrutar de dos tarjetas Visa Platinum contra las cuentas de esas firmas.El testaferro que pagó la comisión

¿Cómo cobró Rosell su parte? Gracias a su presunto testaferro, Shane Ohannessian. Este libanés amigo personal del exdirectivo del Barcelona recibió de ISE -la empresa árabe a la que Teixeira adjudicó los derechos de la selección brasileña- 6.580.000 euros, el importe de la comisión de Rosell por poner a disposición del directivo de la FIFA su entramado empresarial. El dinero se lo hizo llegar a Rosell, según los investigadores, a través de otro negocio ficticio. Ohannessian simuló la compra por parte de su empresa, la libanesa Sports Investments Offshore, de otra de las empresas del expresidente azulgrana, Bonus Sports Marketing (BSM). Sin embargo, la policía descubrió unos correos de ISE en los que los gestores de esta última decían que esos 6,5 millones eran parte del precio por los partidos de la selección.La intervención de Rosell, Teixeira y sus secuaces supuso una verdadera ruina para la CBF. Los 19,1 millones que tenía que haber cobrado por la retransmisión de esos 24 encuentros amistosos, se quedaron en 4,1 millones. El resto, 14.973.328 euros, se lo llevó el hampa, la mafia. Quedó en manos de esta supuesta organización criminal que la juez Carmen Lamela acaba de empezar a investigar.

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