Kroos-Matuidi, la ley del medio

El alemán Toni Kroos y el francés Blaise Matuidi son las correas de transmisión de sus selecciones en la semifinal del jueves en Marsella entre dos de los favoritos al título.

El volante del París SG (29 años, 49 selecciones, 8 goles) está levantando el nivel en cada partido. Considerado al principio de la Eurocopa como el soldado débil de la medular de los Bleus, él mismo se declaró decepcionado de su rendimiento en el partido apertura contra Rumania (2-1). El jugador parisino terminó siendo sacrificado en el tercer partido de los franceses en la fase de grupos, contra Suiza (0-0), en beneficio de Moussa Sissoko, antes de que lo muevan a la derecha, para que Paul Pogba quede en la posición preferencial de la izquierda.

El cambio de dibujo táctico que impuso el técnico Didier Deschamps a 4-2-3-1 a partir del segundo tiempo de los octavos de final contra Irlanda (2-1) lo benefició y volvió a recobrar fuerzas. Este sistema lo obliga a atarse más a la defensa y no salir disparado para adelante, como lo hace en el PSG. El infatigable centrocampista jamás destacó por su técnica, y sin energía es menos útil en el campo de juego.

Tras la Eurocopa, el futuro de Matuidi, que acaba de terminar su quinta temporada en el equipo de la capital, se replanteará posiblemente en el París SG, que con su nuevo entrenador español Unai Emery, que conlleva un nuevo proyecto deportivo, podría abrirle la puerta para una nueva aventura en el extranjero, algo que vería con buenos ojos el exvolante del Saint-Etienne, especialmente si le llegan ofertas de Inglaterra.

Esta temporada, se convirtió en el primer alemán en ganar dos Ligas de Campeones con dos clubes diferentes, gracias al título festejado en Milán delante del Atlético Madrid con la casaca del Real Madrid de Zinédine Zidane y el anterior con el Bayern Múnich.

Toni Kroos es, junto a Jerome Boateng y Manuel Neuer, uno de los tres jugadores a los que es imposible recriminarles algo en la plantilla de los campeones mundiales.

Con sus dos compañeros, fue de los pocos que se salvaron de las críticas a la Mannschaft en la primera fase, dando una asistencia contra Ucrania (2-0), antes de ser uno de los poco en jugar a su nivel en el 0-0 contra Polonia.

Atlético (1,82m, 78 kg), técnico con los dos pies, con un disparo potente, es el arquetipo del volante moderno. Pero a eso le agrega la calidad en el juego de pases, con un promedio de 100 aciertos por partido. Muchos de sus toques sirven para consolidar la posesión del juego alemán y orientar el sector por el que va a atacar la Mannschaft.

Con contrato con el Real por cuatro años más, su nombre ha aparecido regularmente en el mercado de transferencias estas últimas semanas: lo quieren el París SG, el Bayern, de donde partió para la Casa Blanca en 2014, y el Manchester City para su nuevo proyecto con Pep Guardiola, que estaría dispuesto a librar un cheque por 75 millones de euros.

Si bien todos los aficionados germanos creen que es de lo mejor que tiene su país en el campo de juego, en cambio no lo ven como uno de los hombres más populares. Su gran autoestima a veces sienta mal en el público. Es el único jugador de los 23 de la Mannschaft que nació en la ex Alemania del Este, en Greifswald, una ciudad de 230 kilómetros al norte de Berlín. Con 70 selecciones a sus 26 años, va tras los pasos del capitán Bastian Schweinsteiger, más allá de que jamás tendrá su carisma y menos su temperamento.

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