"Podría haber ocurrido una desgracia"

El perfil de los actores más 'polémicos' en la histórica batalla del Metal de Cádiz

Un alcalde que ha agitado el ambiente, unos sindicatos que han permitido que las manifestaciones eleven su tono por encima de las arengas y una polémica actuación policial, que ha exhibido vehículos de guerra.

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La entrada de una de las tres fábricas de Navantia (Cádiz capital).
Javier Leal

El miércoles Cádiz amaneció tranquilo, tras una jornada vivida el día anterior que se definió por los cañones de los antidisturbios, el lanzamientos de objetos por parte de los manifestantes y las caceroladas de los vecinos. Tras esa intensidad, llegó la calma, pero no la normalidad. La Avenida Astilleros y el puente de La Constitución se convirtieron en una ruleta rusa para los centenares de vehículos que transitaban, "ya la han vuelto a cortar... me cago en su...", afirmaba un taxista irritado, mientras su compañero, metiendo más leña en el fuego, agregaba: "¿No decían que esto no iba a afectar al resto? La madre que los parió". Por las calles del casco viejo, algunas cuarentonas comentaban artículos de la Constitución y añadían, "¡Era ilegal lo que hicieron!". A la salida de los colegios, un niño le decía a su madre, "en el cole dicen que la Policía es mala y nos quiere pegar". Una afirmación que la madre no tardaba en desmentirle de facto.

Tras los diez días de inactividad -que históricamente han sido el límite de cualquier tipo de huelga- sindicatos y patronal (únicos actores que estaban sentados en la mesa de negociación) alcanzaron un preacuerdo . Se pactó la subida salarial del 2% (el IPC está en el 5,5%), mantener dos años de ultractividad (la reforma laboral de 2012 limitó a un año el convenio entre trabajadores y patronal de una empresa. Si no llegaban a un acuerdo, se daría por finiquitado el actual, que sería sustituido por uno, en principio, peor para los trabajadores: el convenio estatal) y la creación de una comisión de cumplimiento que estará representada por los cuatro sindicatos, la patronal, la Inspección de Trabajo, la Seguridad Social, la Consejería de Empleo y el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE).

Su presencia estaba en todas las manifestaciones. A veces con un megáfono y otras frente a los micrófonos de los medios. Con unas zapatillas de deporte blancas y acompañado de su mujer, Teresa Rodríguez, el alcalde de Cádiz, José María González 'Kichi', se convirtió en uno de los mayores protagonistas de la huelga del Metal. "La manifestación fue magnífica, respetuosa, multitudinaria, emotiva y con una gran carga simbólica hasta que la Policía decidió cargar y se desarrollaron incidentes", asegura el alcalde para el periódico La Información.

El alcalde de la ciudad no solo rehusa hacer autocrítica sobre los incidentes que ocurrieron el pasado martes, sino que va más allá, "exigimos que se depuren responsabilidades hasta las últimas consecuencias, empezando por el subdelegado del Gobierno en Cádiz, José Pacheco, que insiste en defender que la actuación policial fue proporcionada".

"Cuando la patronal te bloquea tienes que tomar otras posturas que la ley nos permite. Los días de huelga y las manifestaciones han sido fundamental para que firmemos el mejor convenio que hay en nuestro país a día de hoy", afirma Antonio Montoro, secretario general de FICA-UGT en Cádiz. "La negociación ha sido tensa, dura y sobre todo dolorosa", continúa el representante sindical, que se explica: "Durante la pandemia hemos peleado para que la empresa siguiera viva, perdiendo un 30% de nuestro salario, siempre tendiendo la mano... y luego nos lo paga la patronal de esta manera".

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Vehículo quemado a la entrada de la fábrica de Navantia (San Fernando).

Javier Leal

Desde UGT rechazan la actitud que tuvo el alcalde durante esos días, "su trabajo es dirigir una ciudad, no hacer populismos con un megáfono y ser portavoz de un colectivo". Por otro lado, también rechaza hacer autocrítica con las acciones violentas que se vieron por parte de algunos de los protestantes, "la manifestación fue un éxito, cada uno puede hacer lo que quiera allí, pero yo vi a chavales llorando detrás de los contenedores... hay que tener un poco de clase y podría haber ocurrido una desgracia", sentencia. "Señores, las expectativas son muy buenas", decían desde Comisiones obreras al anunciar el preacuerdo. "Hoy a ver al Real Madrid, a ver si gana, y el que sea del Barça, que comprendan que quiero que pierda... disfrutamos de lo que nos queda de día".

Aunque CCOO y UGT son los dos sindicatos mayoritarios y, por ende, los dos que representan a un mayor porcentaje de los trabajadores, ha habido otras agrupaciones minoritarias que han rechazado este acuerdo. Aquí se encuentran los trabajadores más reivindicativos, como un herrero, con el que estuvo en contacto este periódico, "a las cinco de la mañana todos a Bazán (donde está una de las fábricas de Navantia) y sin piedad. Tienen trabajando a gente ahí y no puede ser. No podemos dar ni un paso atrás". El movimiento estudiantil, que participó también en la protesta del pasado martes junto con los sindicatos, fueron un elemento secundario, pero que durante los altercados tuvieron un papel esencial.

La Policía Nacional también fue un actor polémico durante esas jornadas de huelga, no solo por la siempre discutida actuación cuando cargan contra los manifestantes, sino también por la exhibición -el día previo- de una tanqueta en la barriada Río San Pedro. La Policía Nacional de Cádiz asegura que "nosotros hacemos nuestro trabajo y estamos al margen de las valoraciones", mientras que desde la Subdelegación del Gobierno afirman, de forma tajante, que "no queremos hacer más declaraciones" y que lo que ocurrió allí (en la barriada) fue "una actuación ajustada" y que "es en el terreno, cuando se producen los altercados, donde se ven los medios que son necesarios". 

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Trabajadores se enfrentan a la Policía en la manifestación del pasado martes.

Javier Leal

En la plaza del Ayuntamiento hay una estatua que tiene grabado sobre la piedra una dedicatoria -"De Cádiz a Moret"- y cuatro palabras en cada uno de los laterales que se eludieron durante aquellos diez días de huelga y que hubiesen sido el mejor lema para unos y otros en este conflicto sin precedentes desde 2004. Patriotismo -apostar por la industria en nuestro país-, lealtad -la virtud indispensable para que empresarios y trabajadores alcancen la eficiencia-, elocuencia -la herramienta necesaria para llegar a acuerdos- y libertad, el estado que que se alcanza a través del pacto entre los actores de un conflicto. 

La capital gaditana ha sido durante estos días incertidumbre y pérdidas económicas -motivada por las prácticas violentas de unos pocos- y la exaltación e imprudencia por parte de sus gobernantes. La pauta a seguir la ha marcado esta ciudad andaluza, el dilema está en si este será el guion con el que actúen el resto de ciudades e industrias del país. De momento, ya está firmado y remitido de Cádiz a toda España.

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