La astucia de Pedro Sánchez lleva al PSOE a una “guerra civil”

  • El daño al PSOE ya está hecho. Ante unas nuevas elecciones ¡¡las terceras!! que ya asoman por la esquina, es bastante suicida montar este lío en un partido que ya adolece una grave crisis.

    Cogió el partido con 110 diputados, lo tiene ahora en 85, sin olvidar los batacazos autonómicos del pasado domingo.

El PSOE de Melilla respalda la decisión de Pedro Sánchez de convocar un congreso del partido
El PSOE de Melilla respalda la decisión de Pedro Sánchez de convocar un congreso del partido
EUROPA PRESS
José Luis Roig / @JOSELUISROIG

Pedro Sánchez pasará al a Historia de la política. Pero no como presidente del Gobierno, sino como el hombre que terminó de destrozar el socialismo español. El PSOE es un partido con muchos problemas y con grandes conflictos, pero Pedro Sánchez está decidido a ampliar la dimensión crítica y caótica de su formación: forzando un congreso, antes de que haya Gobierno. Algo, que hasta la fecha, siempre habían rechazado él y todo el partido.

Esta huida hacia delante es una estrategia para tapar los malos resultados electorales de Galicia y País Vasco, y sobrevivir ante la avalancha de críticas que surgen dentro de su propio partido. En vez de dimitir, monta un congreso. Además, Sánchez ha retado –sin mencionarla directamente-a Susana Díaz a unas primarias que se celebrarán el 23 de octubre entre los militantes. Previamente este sábado 1 de octubre se habrá votado en el comité federal si se celebra o no ese congreso que quiere Sánchez. Un comité federal donde todo puede suceder, ya que está muy abierto y los votos de los sectores enfrentados no están garantizados. Eso, siempre y cuando no suceda algo más grave en estos próximos días. Por ejemplo, una crisis total del partido y la formación de una gestora. Pero esos son males demasiado terribles que de momento se quedan en un burdo rumor.

Pero suceda lo que suceda el daño al PSOE ya está hecho. Ante unas nuevas elecciones ¡¡las terceras!! que ya asoman por la esquina, es bastante suicida montar este lío en un partido que ya adolece una grave crisis. Es como organizar una guerra civil dentro de casa antes de ir a librar una guerra abierta contra los demás partidos rivales. Una locura. Los electores, en general, por si les faltara algún dato más, ya tienen otro motivo para discutir su voto; un partido dividido –eso se paga caro en las urnas-, enfrentado a muerte y sin un liderazgo claro, y con ideas tampoco nada claras.

No podemos olvidar que la crisis profunda que viven los socialistas no es solo responsabilidad de Pedro Sánchez. En los últimos años el PSOE no han sabido adaptarse a los nuevos tiempos ni actualizar una ideología que está de capa caída en toda Europa. Es probable que sin Sánchez el partido estuviera igual de mal. Aunque muchos creen que no, que el líder actual es parte del problema, que resta posibilidades y no está capacitado para dirigir está travesía por el desierto. Pero hoy, para bien o para mal, el líder sigue siendo Sánchez. Y ante la posibilidad de que sea otro quien hunda al PSOE, Sánchez ha decidido que nadie le quite ese derecho, que para eso él se basta y se sobra. Cogió el partido con 110 diputados, lo tiene ahora en 85, sin olvidar los batacazos autonómicos del pasado domingo.

También es cierto que Sánchez ha actuado como un hombre acorralado, sin salidas, pero es lo que ha sido durante todo este tiempo dentro de su propio partido, que nunca le ha ofrecido más alternativa que ser un guapo interino. Susana Díaz lo puso para que le calentara la silla mientras ella se preparaba para cruzar Despeñaperros en plan triunfal. Lo malo es que el guapo interino ha salido respondón y no quiere irse. Vaya por Dios. Qué mala es la ambición y las luchas de poder. Sin embargo, Díaz ya ha convocado al comité directivo del PSOE andaluz para estudiar cómo frenar las pretensiones del ahora su rival más directo.

Pedro Sánchez quiere utilizar su última bala, la de plata, en una pirueta de triple salto mortal: Primarias, Congreso y elecciones generales, y a ver que pasa. Mientras todo eso llega, dice que intentará formar un Gobierno de izquierdas –Frankeinstein, lo llamaban coloquialmente, ahora ya lo llaman Sancheinstein-, como argumento principal para que nadie piense que si vamos a terceras elecciones, que seguro que vamos,sea por culpa de Pedro Sánchez. El es una víctima del sistema y no puede hacer otra cosa que bloquear la gobernabilidad, Rajoy y el PP no merecen su apoyo ni el del PSOE, y España y el resto de españoles parece que tampoco. Alguien ha olvidado que hablamos de ir a las urnas por tercera vez en un año. Algo que sin duda le pasará factura al socialismo desnortado de Pedro Sánchez. Los votantes están muy indignados con tanto político que no sabe hacer su trabajo y sigue cobrando sin ningún problema.

¿Y Rajoy qué piensa de todo esto? Rajoy piensa muchas cosas, como político y candidato, pero despeja todas las preguntas que le hacen como si fuera Paco Buyo. En la intimidad de Moncloa, no digo que se frote las manos, pero seguro que se fuma un puro y se toma una copita de orujo mientras ve los Telediarios. Y después, cuando nadie le ve, sale al jardín con gesto taciturno y humilde y le reza al apóstol Santiago y a Santa Rita, pidiéndole que sigan cuidando a Pedro Sánchez y que le den larga vida al frente del PSOE.

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