Aumentan las críticas en el Reino Unido a la posible intervención en Siria

  • El primer ministro británico, David Cameron, mantuvo hoy su apoyo a una intervención militar en Siria entre la creciente renuencia de la opinión pública y de la oposición, que invocó los fantasmas de la guerra de Irak.

Patricia Souza

Londres, 28 ago.- El primer ministro británico, David Cameron, mantuvo hoy su apoyo a una intervención militar en Siria entre la creciente renuencia de la opinión pública y de la oposición, que invocó los fantasmas de la guerra de Irak.

Bajo la presidencia de Cameron, el Consejo Nacional de Seguridad, integrado por los expertos en inteligencia y defensa del Reino Unido, consideró hoy "inaceptable" el uso de armas químicas por el régimen del presidente sirio Bachar al Asad y concluyó que "el mundo no puede tolerarlo".

Paralelamente, el Gobierno conservador británico optó por presentar en Nueva York un borrador de resolución ante el Consejo de Seguridad de la ONU para que autorice las "medidas necesarias para proteger a los civiles" en Siria.

Ese borrador, a priori con escasas probabilidades de salir adelante por la posición de Rusia y China, condena el supuesto uso de armamento químico en el ataque del régimen sirio del pasado día 21 cerca de Damasco, que pudo causar centenares de muertos, y pide a Naciones Unidas que responda.

Como ocurrió con la guerra de Irak hace diez años, Londres se está mostrando como el aliado más cercano a Estados Unidos en su bosquejo de una intervención militar en Oriente Medio si bien insiste en que ésta debe ser "proporcionada" y "legal".

Pero, también como entonces, la población no está convencida de la vía militar -dos de cada tres británicos se oponen según una encuesta divulgada hoy- y aumenta el número de diputados que alertan de sus consecuencias antes de que mañana el Parlamento vote, en una sesión de urgencia, sobre la respuesta británica a la crisis.

El Partido Laborista, primero en la oposición y que en 2003 apoyó la guerra de Irak, señaló hoy que un ataque a Siria sólo puede producirse con el respaldo del Consejo de Seguridad de la ONU, una vez oída la evaluación de los inspectores desplegados en Damasco para analizar el posible uso de armas químicas.

Destacados miembros del Partido Laborista se mostraron abiertamente críticos con la posibilidad de que el Reino Unido apoye un ataque a Siria que, según analistas y medios, supondría el lanzamiento de misiles contra objetivos militares.

El exministro Peter Hain lo calificó hoy de "muy, muy peligroso" mientras Douglas Alexander, el actual responsable laborista de Exteriores, alertó sobre la necesidad de evitar repetir en Siria los "errores" cometidos en Irak.

"Todos nosotros, con independencia de cuál sea nuestro partido político, tenemos muy en cuenta la experiencia de Irak y el hecho de que se cometieron errores en situaciones exactamente como ésta", afirmó Alexander.

Una encuesta publicada por el tabloide The Sun, elaborado por la firma YouGov, señala que casi tres cuartas partes de los votantes del Reino Unido -un 74 %- rechaza a día de hoy un ataque militar con apoyo británico en Siria.

Ante el creciente escepticismo en el Reino Unido, el ministro británico de Exteriores, William Hague, pidió hoy que no lleve demasiado tiempo tomar una decisión y rechazó una comparación con la guerra de Irak de 2003, al insistir en que el uso de armas químicas en Siria es "un crimen contra la humanidad".

Hague se mostró convencido de que el Parlamento aprobará la posición de Cameron a favor de una acción "legal, proporcionada y diseñada para evitar el uso de armas químicas en Siria".

La oposición parlamentaria ha pedido al Ejecutivo que divulgue el consejo legal que ha recibido a favor de una intervención militar antes la votación en los Comunes, que se reúne mañana a partir de las 13.30 GMT.

A comienzo de esta semana el ministro británico de Exteriores ya había señalado que era posible intervenir en Siria incluso sin un respaldo de la ONU debido a la "aberración" que supone el uso de las armas químicas contra civiles.

Hoy Hague insistió en que, "si no se llega a un acuerdo en la ONU, aún tenemos una responsabilidad, nosotros y otras naciones", de actuar debido al "crimen de guerra" que supone el uso de armas químicas en Siria.

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