Colombia celebra vuelta de superviviente y acoge conmocionada rehenes muertos

  • Colombia vivió hoy una agridulce jornada con la celebración del regreso a la libertad del superviviente de la matanza de las FARC, que el sábado ejecutó a sus cuatro compañeros de cautiverio, cuyos restos llegaron a Bogotá entre honores militares y en medio de la conmoción.

Ana Gómez

Bogotá, 27 nov.- Colombia vivió hoy una agridulce jornada con la celebración del regreso a la libertad del superviviente de la matanza de las FARC, que el sábado ejecutó a sus cuatro compañeros de cautiverio, cuyos restos llegaron a Bogotá entre honores militares y en medio de la conmoción.

El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, confesó que tenía sentimientos encontrados después de visitar en el Hospital General de la Policía al superviviente, el sargento de la Policía Luis Alberto Erazo, quien huyó de sus captores cuando éstos asesinaban a los otros secuestrados en medio de un operativo del Ejército.

Mientras celebró que este "héroe de la patria", como le definió, lograra huir de los ataques y esconderse en un tronco, exaltó "el heroísmo de quienes fueron asesinados a mansalva", en alusión a los tres policías y el militar muertos con un tiro de gracia ayer en el marco de un operativo de la fuerza pública.

El camino del sargento Erazo hacia la libertad y el reencuentro con su familia, que en su ausencia ha crecido hasta la tercera generación, culminó hoy después de casi doce años de secuestro hacia las 12.40 hora local (17.40 GMT), cuando su avión llegó al aeropuerto militar bogotano de Catam.

En medio de la lluvia y entre los aplausos de los periodistas congregados, Erazo bajó de la aeronave vestido de policía y con una venda que cubría las heridas causadas en su mejilla izquierda durante la persecución de los guerrilleros en su huida.

El oficial saludó a los medios con una señal de victoria y subió directamente a la ambulancia que lo trasladó al Hospital General de la Policía para recibir atención médica y reencontrarse con sus familiares, entre ellos sus dos hijas adolescentes y su nieto.

Santos, que pasó al menos una hora en compañía de Erazo y su familia, destacó el buen estado de ánimo del superviviente, así como sus ganas de volver a formar parte de la Policía, "luchando por el país, diciendo cómo esta maldita guerra tiene que terminar".

El júbilo de los familiares de Erazo contrastó con la impaciencia de los parientes de los policías Edgar Yesid Duarte Valero, Elkin Hernández Rivas y Álvaro Moreno, así como del sargento mayor del Ejército José Libio Martínez, cuyos restos mortales no llegaron a Catam hasta las 22.10 horas del domingo (03.10 GMT del lunes).

El traslado de los cuerpos iba a haber sido simultáneo con la llegada del superviviente, pero se demoró a lo largo de la jornada por los trámites legales y el mal tiempo, que dificultó la salida de la zona selvática donde fueron hallados.

Los cuerpos de los fallecidos, cubiertos con banderas de Colombia, fueron descendiendo del avión militar uno a uno y en medio de un silencio sepulcral.

Allí fueron recibidos por personal de la Fiscalía General de la Nación, de la Policía Nacional, del Ejército y de la Iglesia Católica.

Sobre la pista del aeropuerto, dos sacerdotes bendijeron a los cuatro asesinados, y sus cuerpos sin vida fueron luego transportados en cuatro vehículos fúnebres a Medicina Legal, donde se les realizarán las necropsias respectivas.

Está previsto que los familiares reciban los restos en Bogotá este lunes al mediodía y que el martes se celebren las exequias.

Durante la espera, algunos familiares de hicieron apariciones públicas en las que rechazaron la forma en la que las FARC les arrebataron a sus seres queridos.

Ese fue el caso de Johan Steven, el hijo de Martínez, el secuestrado que pasó más tiempo en poder del grupo guerrillero al sumar casi 14 años de cautiverio, quien suplicó a las FARC que dejen las armas y "liberen a los demás secuestrados, sanos, salvos y lo más importante, con vida".

"Señores de las FARC, ustedes ayer, 26 de noviembre, me rompieron las alas, me rompieron el anhelo de conocer a mi padre personalmente, de darnos ese abrazo tan anhelado por 13 años, 11 meses y 5 días", sostuvo con una entereza propia de un adulto.

La muerte de estos cuatro rehenes ha suscitado el rechazo en todo el país y también fuera de él, pues tanto las Naciones Unidas como el papa Benedicto XVI han expresado sus condolencias y su "dolor". EFE

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