Un elemento movilizador del voto

Cómo la derecha convirtió el término "libertad" en un concepto económico

Ayuso impuso un marco conceptual que, tras meses de pandemia y restricciones, ha cumplido su misión: movilizar a millones de madrileños con la idea de que la libertad es moverse, comer, consumir...

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Cómo la derecha convirtió el término "libertad" en un concepto económico.
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En los años setenta, las juventudes progresistas españolas coreaban la canción “Libertad sin ira”, de Jarcha, y José Antonio Labordeta lanzaba su protesta con “Canto a la libertad”. Libertad era expresar la opinión. Libertad era poder votar al partido político que te diera la gana. Libertad era un país sin censores ni censura. Libertad era liberar a todos los presos políticos. Libertad era apuntarse al sindicato que uno quisiera. Todo era “en libertad”: música en libertad, novelas en libertad, amor en libertad, sexo en libertad, divorcio en libertad, amnistía en libertad… Era la palabra utilizada para oponerse al régimen de Franco, aunque en realidad era un poco más de izquierdas que de derechas.

Nadie podía haber imaginado que en poco más de 40 años, la palabra libertad sería conquistada por la derecha y que le serviría para ganar las elecciones en la Comunidad de Madrid: la derecha ha arrasado en casi todos los municipios de la CAM con su idea de "libertad". ¿Tenía el término el mismo significado que ahora? “No es lo mismo”, dice Verónica Fumanal, presidenta de la Asociación de Consultores Políticos (Acop), "entonces era una palabra de toda oposición al régimen de Franco y no una palabra de izquierdas”.

Como prueba puede servir el cartel del PSOE de las primeras elecciones democráticas de 1977, que rezaba: "La libertad está en tu mano: vota PSOE". Y uno de los carteles de Alianza Popular (antecesora del PP), que afirmaba: “Alianza Popular quiere para ti, mujer: libertad e igualdad”. Claro que, en el caso de la derechista Alianza Popular, el candidato había sido ministro del régimen de Franco: Manuel Fraga Iribarne.

El término "libertad", como dice Fumanal, puede tener diversas interpretaciones. Por ejemplo, en Venezuela o en Cuba la emplea la derecha conservadora para denunciar la falta de libertad que significa vivir en los respectivos regímenes de izquierdas.

En el caso de las recientes elecciones a la Comunidad de Madrid, la primera vez que la palabra libertad apareció reconvertida en un eslogan político fue cuando Isabel Díaz Ayuso convocó las elecciones anticipadas en marzo. Dijo: “Libertad o Socialismo”. Días después, cuando Pablo Iglesias, el líder de la izquierda radical de Unidas Podemos, abandonó la vicepresidencia del país para convertirse en candidato de Unidas Podemos y disputar el control de la Comunidad de Madrid, Ayuso cambió la frase por “Libertad o Comunismo”.

¿Qué significaba la libertad para la ganadora del 4-M? Libertad de horarios, libertad para tomarse unas cañas, para ir al trabajo... En el resto del país no había "libertad" durante la campaña: prácticamente todo estaba cerrado por el estado de alarma. Pero ella había aprovechado el poder autonómico para oponerse a medidas más restrictivas y dar más "libertad". “Es una palabra que actualmente está relacionada con las restricciones de la pandemia porque no hay libertad para salir y ella se opone a todas las restricciones”, dice Fumanal, “ahora hay un anhelo de libertad”.

Existe un anhelo social, pero también económico. El PP ha sido el más votado en todos los barrios de Madrid, ricos y pobres porque, como decía un vecino del Barrio de Salamanca a La Información, gracias a Ayuso hemos podido trabajar. Los comercios, tiendas y bares que han podido abrir tienen proveedores, que a su vez tienen proveedores, que a su vez tienen proveedores. Es decir, la máquina de la economía no se ha detenido. Eso se demostró cuando Ayuso visitó Mercamadrid, el mercado que provee a miles de comercios, restaurantes y bares de la comunidad: recibió un enorme aplauso. Aplaudían que hubiera mantenido la maquinaria en funcionamiento. Como dijo Ayuso en Mercamadrid: “La gente quiere trabajar”. Esa era su "libertad".

La estrategia ha incomodado a los progresistas que lucharon contra el régimen franquista en los años setenta. Entonces, como decía el escritor Antonio Muñoz Molina, “en las manifestaciones, que unas veces transcurrían con una nerviosa casi normalidad y otras muchas acababan desbaratadas a palos y hasta a tiros, no siempre al aire… se cantaba rítmicamente 'Amnistía/Libertad', y el sonido bronco de tantas voces juntas despertaba una hermosa exaltación colectiva”. La libertad se envolvía en actos místicos, románticos, rebeldes y revolucionarios.

“Ayuso impuso un marco conceptual (libertad), y es inapelable porque nadie puede estar en contra”

Ahora, "libertad" es trabajar y consumir. El presidente del CIS, José Félix Tezanos, lo definió como "votantes de taberna". Para él, lo que ha hecho Ayuso es movilizar a un grupo humano que se forma en torno a las tabernas, “un variopinto substrato de apoyos integrado por empresarios del sector que operan como eficientes agentes electorales permanentes, junto a bastantes jóvenes y adultos habituales de tal tipo de establecimientos”. Puede ser. Pero Tezanos reconoció también que son ““personas que se sienten cansadas y abrumadas por unas restricciones sociales que se están prolongando más de lo que inicialmente se había podido estimar y desear”. Quizá suene vulgar, pero lo que ha demostrado Madrid es que ante el empuje de esa "libertad de las tabernas" no hay ideología de izquierdas que valga.

Lo que ha hecho Ayuso es cambiar el significante de la palabra, dice Fumanal. La pregunta clave es: ¿Está justificado arremeter contra ello? Una de las tesis del lingüista norteamericano George Lakoff, admirado por los politólogos, es que es que las palabras crean marcos conceptuales y algunas de ellas son inexpugnables. ¿Quién se puede oponer a la libertad? “Ayuso impuso un marco conceptual (libertad), y es inapelable porque nadie puede estar en contra”, afirma Fumanal. Ese marco conceptual, tras meses de pandemia y restricciones, ha cumplido su misión: movilizar a millones de madrileños con la idea de que la libertad es moverse, comer, consumir, pagar, beber, trabajar, ingresar, caminar, producir, ir al cine y al teatro… Y eso es algo que solo se podía hacer en Madrid gracias a ella.

Vista la victoria electoral, el PP ha querido aprovechar la inercia para ir más lejos y desafiar en todo el país al partido de gobierno y al presidente socialista, Pedro Sánchez. Según el PP, la gente quiere libertad para escoger colegio (concertado o no), libertad para elegir un hospital público o privado, libertad para “poder llevar las riendas de tu vida” sin pedir subvenciones y no depender del Estado, libertad pagar menos impuestos…

Esa será la próxima batalla de la "libertad".

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