En una declaración aprobada por sus 15 miembros, el Consejo urgió a todos los libios a dar pruebas de "espíritu de reconciliación" y apoyar este acuerdo, "que representa las aspiraciones y esperanzas del pueblo libio".
También reiteró que estaba "dispuesto a sancionar a quienes amenazan la paz de Libia, su estabilidad y seguridad o socavan (...) la transición política".
Alentó igualmente a la Misión de la ONU en Libia (Manul) a colaborar en la coordinación de la asistencia internacional al gobierno de unidad que surja del acuerdo de paz propuesto.
Negociado por Bernardino León, enviado especial de la ONU, el acuerdo apunta a establecer un nuevo gobierno de unidad encabezado por Fayez el-Sarraj, diputado en el Parlamento de Trípoli, secundado por tres viceprimeros ministros, uno en representación del oeste, otro del este y un tercero del sur del país.
El convenio busca poner fin a la agitación política reinante desde agosto de 2014, cuando una alianza de milicias islamistas invadió Trípoli, obligando al gobierno reconocido internacionalmente a refugiarse en el este.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, y los líderes de Estados Unidos y Europa también manifestaron su satisfacción por la firma del acuerdo e instaron a los dirigentes.
"No hay tiempo que perder", afirmaron en un comunicado conjunto los gobiernos de Gran Bretaña, Francia, Alemania, Italia, España y Estados Unidos.
"Un retraso en la formación de un gobierno de unidad sólo prolongará el sufrimiento de los libios y beneficiará a los terroristas y a todos aquellos que intentan sacar ventaja del caos", agregaron.
El secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, afirmó por su lado que el acuerdo representa "un hito importante en el proceso político libio".
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