De alquiler y sin propiedades.... Así se retira Cifuentes de la política madrileña

  • Cuando intentaron implicarla en la trama Púnica, recorrió platós para decir bien alto:“No tengo pisos, ni áticos, no tengo acciones, no tengo nada…”.
Fotografía Cifuentes
Fotografía Cifuentes
EFE

Ni pisos ni acciones ni vehículos en propiedad. En el hogar de Cifuentes ella era la que llevaba el sueldo (más de cien mil euros anuales) a casa, mientras su marido intentaba sacar a flote su estudio de arquitectura.

Hace un tiempo, un destacado dirigente popular decía que, “mientras Paco Granados escondía maletines con un millón de euros en el altillo de la casa de sus suegros, Cristina vivía de alquiler en un piso del barrio de Malasaña”. Mientras uno acumulaba propiedades, la hasta ahora presidenta de la Comunidad de Madrid optaba por el alquiler. Y así parece que se ha mantenido durante toda su trayectoria política.

Procede de una familia en la que la madre era ama de casa y su padre militar. Séptima de ocho hermanos (seis chicas y dos chicos) le inculcaron que las chicas debían ser también autosuficientes. “Es una escuela, aprendes mucho y todo bueno, aunque tiene sus inconvenientes, como el que el baño está siempre ocupado, no estrenas ropa sino que la heredas y no existe intimidad”, dijo a 'Vanity Fair' cuando era Delegada del Gobierno.

Siempre rechazó los atributos de ‘niña pija’ que le colgaron algunos de sus compañeros. “Mis padres tuvieron que hacer muchos sacrificios para sacarnos adelante”, es una de sus frases más repetidas. Ella cumplió con las enseñanzas paternas. Hizo de todo para ganar algo de dinero: dar clases, trabajar en una tienda, vender enciclopedias. “No me han regalado nada y no he viajado con mis amigas hasta que no me lo he podido pagar yo”, decía.

Casada con Francisco Javier Viyuela, un arquitecto, en el programa de Bertín Osborne en el que desplegó su carisma fuera del recinto institucional contó cómo, cuando el despacho de su marido sufrió la crisis y algunos medios acribillaron a su pareja por sus dificultades económicas, ella con su sueldo de funcionaria sustentó a su familia formada también por dos hijos. “Mi marido ha estado en paro mucho tiempo. Él no ha ingresado un duro en casa porque todo lo invertía en su estudio de arquitectura, pero a él le deben muchísimo dinero. No ha especulado ni ha intentado aprovecharse de mi cargo, ni ha trabajado en la Comunidad de Madrid para que nadie dijera nada”, confesó.

Dueño de un estudio de arquitectura en el que daba empleo a varias personas, ha poseído cargos en varias empresas aunque en la actualidad parece que solo mantiene cargos en dos dedicadas a su profesión. Tras el estallido de la burbuja inmobiliaria, acumuló varios impagos de constructoras que habían contratado servicios que después no podían o no querían pagar. Entre otros cobros pendientes, el marido de Cifuentes tiene en los juzgados un importante impago que le adeuda la empresa Dimora Gestión, del grupo Nozar. Ya ha ganado en primera y segunda instancia y le deben unos 350.000 euros, que no se sabe si cobrará algún día.

No han sido las únicas declaraciones que hizo. Cuando intentaron implicarla en la trama Púnica, recorrió platós para decir bien alto. “No tengo pisos, ni áticos, no tengo acciones, no tengo nada…”. Y apostillaba esta declaración de intenciones con otra confesión: “En mi cuenta corriente debo de tener 900 euros. Soy una persona honrada que vive de su sueldo de funcionaria”.

Poco dada a cogerse vacaciones y siempre al pie del cañón, a Bertín Osborne también le reconoció que “ella no necesitaba mucho para vivir”. La ex presidenta lleva treinta años en política. A pesar de esta larga trayectoria, aseguraba en 2016 que tenía 3.000 euros en su cuenta corriente. La declaración de bienes de 2015, la primera que colgó en la web del Gobierno regional a su llegada, tenía 26.392 euros en una cuenta corriente, pero ni pisos ni vehículos en propiedad. Seguía en su piso de Malasaña, el mismo barrio en el que vivió la movida madrileña y en el que había soportado algún que otro escrache cuando fue Delegada del Gobierno que su hijo tuvo que ver desde el balcón. Cerca vivía su compañera de trabajo, Esperanza Aguirre. En 2016 cobraba un poco más de 109.000 euros anuales. En 2018, según la web de madrid.org su sueldo es de 103.090 euros.

Parece ser que la única vez que Cifuentes estuvo cerca de poseer un piso fue en 1991, cuando concurrió a una promoción de pisos para profesores lanzada por la Universidad Complutense. Al parecer, entonces quedó a la espera. Diez años después se abrió una nueva oferta. En esta ocasión, tal y como desveló el periódico 'El Mundo', logró una opción de compra sobre un piso de cuatro dormitorios en la zona de Somosaguas, en el codiciado municipio de Pozuelo de Alarcón. Cifuentes no llegó jamás a hacer valer dicha opción por retrasos en la construcción de las viviendas y solicitó posteriormente el reembolso de la señal que todos los candidatos debían aportar para participar, en torno a los 10.000 euros, y renunció definitivamente a su opción.

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