Denuncias de corrupción tumban en plena campaña a ministra cercana a Rousseff

  • Brasilia.- A falta de 17 días para las elecciones presidenciales en Brasil, el Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva perdió hoy a una ministra que trabajó codo a codo con la candidata oficialista Dilma Rousseff y renunció acusada de corrupción.

Denuncias de corrupción tumban en plena campaña a ministra cercana a Rousseff
Denuncias de corrupción tumban en plena campaña a ministra cercana a Rousseff

Brasilia.- A falta de 17 días para las elecciones presidenciales en Brasil, el Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva perdió hoy a una ministra que trabajó codo a codo con la candidata oficialista Dilma Rousseff y renunció acusada de corrupción.

La dimisión de Erenice Guerra al cargo de ministra de la Presidencia que había heredado de Rousseff en marzo pasado, cuando ésta aceptó ser candidata presidencial, fue anunciada por el portavoz de Lula, Marcelo Baumbach, y fue el corolario de una semana de denuncias de tráfico de influencias en el seno del poder.

Desde hace varios días, la prensa local ha ventilado supuestas irregularidades en las que estaría implicado Israel Guerra, hijo de la ministra, quien actuaría como intermediario en la concesión de créditos oficiales o la adjudicación de contratos con el Estado.

La última de las denuncias fue publicada hoy por el diario Folha de Sao Paulo, que fue más allá e involucró a Guerra en unas maniobras que al parecer habría hecho su hijo para que una empresa obtuviera un millonario préstamo del estatal Banco de Desarrollo Económico y Social (BNDES).

En una carta dirigida a Lula en la que comunicó su "renuncia irrevocable" al cargo, Guerra se dijo víctima de una "implacable campaña" de "difamaciones" al calor de la disputa electoral.

"El único objetivo" de las denuncias, según Guerra, es "crear en forma artificial un clima de escándalo" que afecte al Gobierno y a la campaña de Rousseff para las elecciones del próximo 3 de octubre.

"No conocen límites", sostuvo en la carta, en la cual apuntó que "las pasiones electorales no pueden justificar ese vale todo".

La renuncia de Guerra había sido exigida horas antes por el opositor Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), que postula para la presidencia a José Serra, a quien los sondeos le adjudican el respaldo del 27% del electorado, contra el 51% que le atribuyen a Rousseff.

"Las investigaciones sobre las crecientes denuncias que implican a la ministra y a sus familiares no pueden ser hechas con ella en el cargo, por lo que su separación debe ser inmediata, pues ya no se trata de ganar o perder votos, sino de un caso de policía", indicó el PSDB en su nota.

El PSDB volvió a utilizar el asunto hoy, cuando en el espacio electoral gratuito de Serra en la televisión apareció un actor que dijo: "Dilma y Erenice están juntas desde 2003. Erenice era el brazo derecho de Dilma y una mandaba y la otra obedecía. Eso aún es así".

De hecho, Guerra se convirtió en viceministra de la Presidencia en 2005, cuando en medio de una reforma ministerial forzada por escándalos de corrupción en el Gobierno de Lula esa cartera fue asumida por Rousseff, hasta entonces titular de Minas y Energía.

Rousseff renunció en marzo pasado al cargo cuando decidió aceptar el desafío de ser candidata del Partido de los Trabajadores (PT) a la sucesión de Lula, y su lugar fue ocupado por Guerra, quien pasó a ser responsable, entre otras cosas, de un multimillonario programa de construcción de infraestructuras.

Analistas políticos recordaron hoy que, quince días antes de los comicios del 2006, cuando Lula buscaba la reelección, un grupo de militantes del PT fue detenido con documentos forjados en los que se acusaba de corrupción al candidato presidencial del PSDB, Geraldo Alckmin.

Así como Rousseff ahora, Lula despuntaba como favorito para ganar en primera vuelta, pero el impacto de ese asunto le restó apoyos, no superó el 50% de los votos y debió disputar un segundo embate con Alckmin.

En las tres semanas de la campaña para la segunda vuelta todo se diluyó, los electores parecieron olvidar el caso y respaldaron a Lula con un sólido 60% que garantizó su reelección.

Ahora, según los analistas, con las denuncias contra Guerra y su dimisión, el escenario parece repetirse y la duda es si este caso le permitirá a Rousseff ganar en la primera vuelta del 3 de octubre, como hasta hoy vaticinan todas las encuestas.

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