Derrota en Virginia y victoria en N.Jersey subrayan grietas de republicanos

  • Las elecciones a gobernador del martes en Nueva Jersey y Virgina han subrayado la disyuntiva que afronta el Partido Republicano de cara a las presidenciales del 2016 entre su ala más moderada y la línea dura del Tea Party.

Alfonso Fernández

Washington, 6 nov.- Las elecciones a gobernador del martes en Nueva Jersey y Virgina han subrayado la disyuntiva que afronta el Partido Republicano de cara a las presidenciales del 2016 entre su ala más moderada y la línea dura del Tea Party.

Los conservadores concurrieron a las elecciones de ayer con dos enfoques totalmente distintos y, como consecuencia, consiguieron resultados opuestos.

Por un lado, Chris Christie, actual gobernador de Nueva Jersey, logró la reelección por una amplia mayoría, sustentada en el voto femenino y de los hispanos, dos segmentos con los que los republicanos han tenido problemas desde 2008.

Por contra, en Virginia, el candidato Ken Cuccinelli, próximo al Tea Party, perdió, aunque lo hizo por una estrecho margen, ante el demócrata Terry McAuliffe,

Cuccinelli llevó a cabo una agresiva campaña basada en valores conservadores tradicionales, como la oposición al aborto y una crítica frontal al gobierno del presidente Barack Obama, pero no logró captar el voto femenino e hispano, que respaldó a McAuliffe.

Un día después de la cita con las urnas, las páginas editoriales del Washington Post criticaban con dureza la selección de Cuccinelli como candidato.

"Los republicanos mostraron un pobre juicio al nominar a Cuccinelli (...) ya que se trata de un héroe del Tea Party que ha sido una de las figuras más polarizadoras en el estado por más de una década, y era el candidato equivocado para un estado bisagra moderado como Virginia", afirma hoy el Post.

La pérdida de Virginia entrega a los demócratas un estado clave, por su peso político y proximidad a la capital estadounidense y revela también el cambio demográfico en un estado de perfil blanco y conservador al que han llegado en los últimos años nuevos ciudadanos que han aumentado su diversidad.

Una de las "principales lecciones" para los republicanos tras los resultados es que "siguen pegados al fuerte respaldo de los votantes blancos de mayor edad y parecen incapaces de atraer la nueva demografía de los EE.UU.", explicó a Efe Steffen Schmidt, profesor de política de la Universidad Estatal de Iowa.

Similar opinión expresó Ari Fleischer, portavoz de la Casa Blanca con el presidente George W. Bush y autor de un informe que evalúa estrategias para que los republicanos recobren fuerza tras el batacazo electoral de 2012.

"Lo que muestran (las elecciones) es que los republicanos tenemos que ser más inclusivos y acogedores en el modo en el que gobernamos y hablamos", subrayó Fleischer en el diario Wall Street Journal.

Como contraste, la aplastante reelección de Christie refuerza la idea de que los republicanos pueden ganar y hacerlo por amplia mayoría en un estado de tradición demócrata.

Christie, con todo, deberá lidiar con las bases más conservadoras del partido, que lo ven como un "moderado disfrazado" y que amenazan con obstaculizar su hipotética nominación en las primarias.

"Un republicano que puede ganar en el noreste de EE.UU. puede tener complicaciones para entusiasmar a la base republicana como bien mostró (el candidato) Mitt Romney", agregó Schmidt, en referencia a los problemas registrados por Romney para alzarse con la victoria en las primarias del pasado año.

Precisamente por eso, y consciente de ello, Christie rechazó después de conocer su victoria que ésta se debiese a su perfil de republicano moderado.

"Soy un conservador", dijo el gobernador de Nueva Jersey en la primera entrevista tras la reelección. "La diferencia es que nunca lo he tratado de ocultar, o de enmascararlo como algo distinto".

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