El ascenso del ala izquierdista marca las primarias laboristas británicas

  • "Aunque me odiéis, no llevéis al Partido laborista al precipicio", rogó Tony Blair, padre del giro al centro de un laborismo británico que ahora quiere hacer el viaje inverso con Jeremy Corbin, favorito en las primarias que empiezan este viernes.

Este diputado de 66 años es el favorito en todas las encuestas para suceder a Ed Miliband, que abandonó la dirección del partido por el descalabro en las elecciones de mayo.

Un total de 610.000 militantes, miembros de los sindicatos e inscritos como simpatizantes empezaron a votar este viernes, y el 12 de setiembre se conocerá al ganador.

Corbyn, que se opuso a la invasión de Irak, predica renacionalizar ciertos servicios, destruir las armas nucleares, la gratuidad de las universidades y, sobre todo, acabar con la austeridad de los conservadores, tras años de tímida oposición laborista.

"El estado de ánimo está ahí", a favor de esas políticas, "y resulta que nosotros estábamos en medio", dijo Corbyn al diario The Guardian. "No estamos haciendo política de celebridades, ni de personalidades, ni abusivas, estamos por las ideas", agregó.

Su programa es percibido como el antídoto del Nuevo Laborismo de Blair, más amigo de las empresas que de los sindicatos.

Aunque logró tres victorias consecutivas en las legislativas, un hito sin precedentes en los 100 años de historia del Partido Laborista, la reputación de Blair quedó seriamente dañada por la guerra de Irak.

"Sabemos dónde acaba esto. Pasamos por ello. Pero esta secuela sería mucho más aterradora que el original", advirtió Blair en un artículo aparecido en el diario The Guardian el jueves, estimando que Corbyn encarna el regreso a los 1980, una época de constantes derrotas.

"El partido camina con los ojos cerrados, los brazos extendidos, al borde del precipicio, hacia las rocas escarpadas que esperan abajo", sentenció.

Además de Corbyn, hay tres candidatos, todos más centristas y todos diputados: Andy Burnham e Yvette Cooper, ambos ministros bajo Blair y Gordon Brown, y Liz Kendall.

Su esperanza radica en el complicado sistema de voto, porque los electores tienen que pronunciarse sobre todos los candidatos ordenándolos por preferencia.

Si ninguno de los candidatos logra más del 50% del apoyo en el primer recuento, se elimina al que logró menos votos y las segundas opciones entran en juego. Y así sucesivamente, hasta que uno logra más de la mitad de los votos.

Cooper dijo el jueves que Corbyn es un candidato que ofrece "viejas soluciones a viejos problemas, no nuevas respuestas a los problemas de hoy".

Los dos principales diarios afines al laborismo han optado por uno de ellos: The Guardian expresó su apoyo a Cooper y el Daily Mirror a Burnham.

El profesor Charlie Beckett, de la London School of Economics, estimó que Burnham y Cooper "tienen un lastre tan grande con su complicidad en los errores del pasado que no logran encontrar una voz genuina", mientras que a la campaña de Kendall "le falta sustancia".

Corbyn nació en Chippenham, en el sur de Inglaterra, el 26 de mayo de 1949. Empezó su militancia política en el mundo sindical y en 1983 entró en el Parlamento ostentando un escaño, el de Islington Norte, que ha defendido con éxito en ocho elecciones generales.

Su aspecto de viejo lobo de mar rompe con el estereotipo "blairista", aseado y de trajes de Savile Row.

La crítica más repetida contra Corbyn es que es demasiado heterodoxo y alejado del centro para batir a los conservadores.

Cuando el diario The Independent le preguntó si era "inelegible", respondió: "soy tan elegible como cualquiera. He representado a mi circuncripción 32 años, he sido elegido ocho veces en una comunidad muy diversa".

al.zm

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