El consejo de estado apoya prohibir los anuncios de prostitución en prensa, tv e internet


El Consejo de Estado considera "plausible prohibir o, al menos, limitar severamente" los anuncios de prostitución en la prensa y ve "conveniente" plantearse extender esta restricción a las televisiones e Internet.
Así lo señala en su informe a la petición que le hizo en mayo de 2010 el Ministerio de Igualdad para que analizara "las posibilidades de actuación contra anuncios de contenido sexual y prostitución publicados a diario" en medios escritos.
Para el órgano consultivo, la prostitución es un fenómeno que tiene especial incidencia en el ámbito femenino y los anuncios publicados están referidos en su mayor parte a la prostitución femenina. "Unos contienen textos y otros, además, imágenes, pero siempre ofrecen la prestación de servicios sexuales. En la mayoría de ellos, cualquiera que sea su contenido y forma, las mujeres se convierten en un objeto de consumo, asumiendo dicho rol", señala el texto, publicado en la web del Consejo.
A juicio de la institución, la autorregulación no ha funcionado, la regulación vigente resulta "insuficiente" y el mejor mecanismo para regular la prohibición de los anuncios sería una disposición con rango de ley diferenciada.
El Consejo de Estado considera que corresponde al Gobierno determinar el alcance de la prohibición de publicar anuncios de prostitución. Esta puede comprender a toda la prensa escrita o sólo a una parte de ella, la denominada prensa escrita de información general o generalista. "Ceñirla a este último supuesto -toda vez que es la que mayor alcance y difusión tiene y a la que tienen acceso comúnmente los menores- plantea un problema de determinación del ámbito de la prohibición casi insoluble habida cuenta, de una parte, de la ausencia de un concepto jurídico de "prensa generalista" y, de otro, lo impreciso de su noción en el ámbito periodístico y sociológico".
INSERCIONES DIGITALES
El Consejo añade que aunque excede del ámbito del encargo recibido -que se ciñe a la posibilidad de prohibir los anuncios de prostitución en la prensa escrita, aprovecha para apuntar "la conveniencia de ponderar la extensión de dicha prohibición a otros medios en el caso de que se estableciere aquélla".
En concreto, y en relación con las televisiones, opina que debe considerarse "el establecimiento de una prohibición expresa de los anuncios de prostitución no sólo en los horarios actualmente establecidos de forma genérica para la protección de los menores, sino también en otros horarios más amplios, pues aquéllos no se ajustan a los hábitos sociales". Y, en relación con Internet, sostiene que "debe sopesarse la pertinencia de establecer algún tipo de limitación -si ello es posible técnicamente- puesto que es sabido que son precisamente los más jóvenes los que más acceden a los contenidos de la red y, por consiguiente, lo pueden hacer a los anuncios de prostitución que se insertan en ella".

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