El conseller Vila se desmarca del nacionalismo y apuesta por el "pactismo"

  • El conseller de Territorio y dirigente de CDC, Santi Vila, admite en su último libro que la etiqueta de nacionalista le incomoda, así como los escenarios de confrontación, por lo que reivindica el "pactismo" para que Cataluña y España logren una "victoria compartida" basada en el respeto mutuo.

Barcelona, 8 mar.- El conseller de Territorio y dirigente de CDC, Santi Vila, admite en su último libro que la etiqueta de nacionalista le incomoda, así como los escenarios de confrontación, por lo que reivindica el "pactismo" para que Cataluña y España logren una "victoria compartida" basada en el respeto mutuo.

El título del libro, "Un perfil propio" (Angle Editorial), es ya toda una declaración de intenciones de un joven político (41 años) de "grises", catalanista pero no nacionalista, "abiertamente gay" y a la vez profundamente religioso -nunca se acuesta sin rezar antes una oración-; y contrario a la prohibición de los toros aunque no protaurino, porque sólo acude una vez al año a una corrida, en Céret (sur de Francia).

En el libro de conversaciones con el periodista Francesc Soler, Vila (Granollers, 1973) se define "más como un hombre del president -Artur Mas- que del partido", CDC, formación con la que mantiene una relación "fiel pero crítica" y en la que asegura que, hoy por hoy, manda el secretario de Organización, Josep Rull.

Hacia Artur Mas, todo son elogios: "Es uno de los personajes más admirables y con una carrera política más desdichada. Un verdadero héroe de tragedia griega", afirma el conseller, que lamenta que el actual líder de CiU no pudiera ser president durante la bonanza económica de la era del tripartito.

En cambio, Vila marca distancias con Jordi Pujol, un personaje "extraordinario" aunque él dice sentirse más cerca de los socialistas Ernest Lluch o Pasqual Maragall: "Sé que es una afirmación fuerte, pero el president Pujol y yo venimos de tradiciones políticas distintas", afirma.

En las cerca de 100 páginas del libro, Francesc Soler entrelaza las conversaciones con Vila con el relato de su jornada de conseller el 11 de septiembre de 2013, lo que permite sacar a la luz aspectos personales, como cuando en un momento de la jornada pasa a recoger a su compañero sentimental, Rafael, originario de Brasil y con quien vive de alquiler en el Eixample barcelonés.

A raíz de esta relación sentimental, Vila confiesa que ha constatado que, a veces, se pueden tener más coincidencias con gente de otro continente que "con el vecino del rellano" y que la identidad "puede tener más que ver con prácticas de oficio, confesión religiosa u orientación sexual que por las competencias que se gestionan desde una administración".

Cuando le preguntan si se siente catalanista, el exalcalde de Figueres (Girona) dice que sí, principalmente por el sentido etimológico de patria como la tierra de los padres, pero rehuye del nacionalismo: "Honestamente, me sentiría incómodo si alguien me definiera como nacionalista, por lo que supone de antiguo y también por la connotación negativa que tiene en buena parte del planeta".

A pesar de formar parte de un Govern que plantea una consulta soberanista, Vila dice que se siente "muy a gusto" en España pese a sus "defectos", entre los que cita el "drama" de que no haya hecho "de la diversidad un valor" y que se haya usado la "agresión a Cataluña como activo electoral".

El cúmulo de errores, según el conseller, han hecho "endurecer las posiciones" pero "en algún momento tendremos que pactar una victoria compartida" entre Cataluña y España y "si tenemos que seguir juntos, se nos tendrá que respetar y valorar" a los catalanes.

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