El Gobierno opta por una "vía intermedia" en su reforma de convenios que no contenta a nadie

  • "Una vía intermedia". Así ha definido el ministro de Trabajo el decreto que ha aprobado el Gobierno esta mañana para reformar la negociación colectiva. Valeriano Gómez asegura que no se han alineado con nadie frente a las críticas de empresarios y sindicatos. Como novedad, destaca la reducción del tiempo máximo para renovar un convenio.
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El ministro de Trabajo, Valeriano Gómez, ha defendido la reforma de la negociación colectiva que acaba de aprobar el Gobierno y le ha puesto dos calificativos que esconden varios mensajes a los empresarios y sindicatos que no pudieron consensuarla pero ahora critican el texto oficial. En concreto, ha tildado el conjunto de medidas como "equilibrada" y "profunda".

Gómez, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, ha vuelto a recordar cuánto ha esperado el Ejecutivo antes de legislar (cuatro meses y medio) y ha lamenatado que los agentes sociales fueran incapaces de alcanzar un acuerdo previo.

Por eso, se ha optado por "una vía intermedia" que considera que "no está muy lejos de lo que podrían haber acordado".

"Era una profunda tremendamente necesaria" para un país como España, donde tanto se están notando los estragos de la crisis económica sobre el mercado laboral. De hecho, Gómez ha destacado que se tratan de unas medidas "impensables" hace 30 años en materia de flexibilidad laboral.

Entre ellas, destacan los límites establecidos a la negociación de un nuevo convenio, que pasarán a estar en ocho meses para los acuerdos de dos años de duración y en catorce para el resto, en lo que supone una vuelta de tuerca a los plazos que ya se habían barajado antes.

En cuanto a la flexibilidad laboral, Gómez ha apuntado la "trascendencia" de que las empresas puedan decidir sobre ciertas medidas en momentos de crisis y que se prioricen los convenios de empresa sobre los provinciales. 

De una forma específica, se dará esta prioridad en aspectos como el salario base y complementos salariales; retribución de horas extras y de trabajo a turnos; horario y distribución del tiempo de trabajo, régimen de trabajo a turnos y planificación de vacaciones; adaptación de la clasificación profesional; adaptación de las modalidades de contratación; y medidas para la conciliación de vida y trabajo.

Y por encima de estas medidas, la idea de que cualquier diálogo tiene un final y que para eso se crearán medidas de arbitraje que deberán desbloquear las situaciones de desacuerdo.

Completando el "casi acuerdo"

Por su parte, el vicepresidente y ministro Portavoz, Alfredo Pérez Rubalcaba, ha comentado que se ha trabajado sobre la base del "casi acuerdo" de sindictos y empresarios y que "hemos alcanzado un equilibrio sustantivo entre la flexibilidad necesaria para crear empleo y la seguridad que los trabajadores tienen en España".

El portavoz del Ejecutivo socialista ha lamentado igualmente que no hubiera un consenso previo entre agentes sociales y, respecto a lo acordado por el gebinete, asegura que las medidas Introducen "cambios sustantivos".

En definitiva, es un real decreto "serio y profundo", ha concluido Rubalcaba.

Por su parte, el ministro de Trabajo, Valeriano Gómez,  ha explicado que estas medidas "culminan" el proceso de reformas relacionadas con el mercado laboral, que comenzó con un decreto que regulaba las agencias privadas de recolocación, al que siguieron medidas de reforma en el sistema de pensiones, políticas activas de empleo, así como un plan de choque para la emersión de empleo parcial entre jóvenes y parados de larga duración, para terminar con el empleo sumergido.

Tras "practicamente cuatro meses y medio", Gómez ha dejado claro nada más empezar que el Gobierno prefería "una reforma pactada", ya que este tipo de medidas son las que tienen luego más capacidad de efecto real sobre la economía.   

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