El litigio entre armenios y azerbaiyanos por Nagorno Karabaj cumple 25 años

  • El conflicto por la soberanía del enclave de Nagorno Karabaj, que abrió la caja de pandora del separatismo en la Unión Soviética, cumple hoy 25 años sin que la tensión entre armenios y azerbaiyanos haya disminuido ni un ápice.

Bakú/Ereván, 20 feb.- El conflicto por la soberanía del enclave de Nagorno Karabaj, que abrió la caja de pandora del separatismo en la Unión Soviética, cumple hoy 25 años sin que la tensión entre armenios y azerbaiyanos haya disminuido ni un ápice.

"En la época soviética armenios y azerbaiyanos convivían pacíficamente. Muchos eran amigos e acudían juntos a bodas y funerales", rememora Valej Guseinov, músico azerbaiyano que perdió a su mujer durante el conflicto.

No obstante, las tensiones étnicas se habían acumulado durante años y alcanzaron su cenit cuando el 20 de febrero de 1988 el soviet de la de región autónoma de Nagorno (alto) Karabaj pidió su integración en la República Soviética de Armenia.

"Al principio, el objetivo del movimiento karabají era unirse a Armenia. Todas las solicitudes se dirigieron al Politburó del Partido Comunista de la Unión Soviética", aseguró a Efe Robert Kocharián, exlíder separatista del Karabaj y presidente de Armenia entre 1998 y 2008.

Mientras los armenios mantienen que ejercieron su derecho a la autodeterminación, Bakú considera que los separatistas violaron la Constitución soviética y recuerda que en la sesión del Sóviet karabají no participaron los diputados azerbaiyanos, que representaban a casi un tercio de la población.

Ese paso desembocó varios días después en los primeros brotes de violencia étnica en la ciudad azerbaiyana de Sumgait, donde varias decenas de personas, centenares según fuentes independientes, fueron asesinadas, en su mayoría armenios.

Por incapacidad o falta de voluntad política, ni el dirigente soviético, Mijaíl Gorbachov, ni las autoridades locales pudieron frenar la escalada de tensión que condujo al estallido de la guerra en 1992.

El conflicto, que ganó Armenia con el apoyo técnico-militar de Rusia, supuso para Bakú la pérdida del enclave, y la ocupación de casi un tercio de todo el territorio azerbaiyano por tropas armenias.

Kocharián asegura que comprendió de inmediato que el Kremlin era incapaz de arreglar el conflicto por medios políticos y su decisión de frenar el separatismo únicamente agravó la tensión y las ansias independentistas de los residentes en el Karabaj.

"Fue como la erupción de un volcán dormido", dijo.

Los armenios del Karabaj (unos 145.000 habitantes), donde eran la mayoría de la población, mantienen que Azerbaiyán los discriminó durante 70 años de poder soviético al frenar artificialmente su desarrollo económico, demográfico y cultural.

"Con el fin de aplastar el movimiento de liberación del pueblo de Nagorno Karabaj, Azerbaiyán desató una guerra a gran escala que sesgó la vida a decenas de miles de personas y cientos de miles perdieron sus hogares y se convirtieron en refugiados", aseguró a Efe Karen Mirzoyan, jefe de la diplomacia karabají.

En cambio, Azerbaiyán considera que ese argumento es "inventado", ya que la región separatista tenía un alto grado de autonomía política y económica, el mayor nivel de vida de la república y fuertes lazos culturales con Armenia.

Aunque el Soviet Supremo soviético restó en julio toda legitimidad a la decisión del Legislativo karabají, los azerbaiyanos creen que los militares soviéticos y el KGB estuvieron detrás del surgimiento del separatismo armenio.

"Ellos comprendieron la irreversibilidad de la desintegración soviética y decidieron apostar en la región por los armenios para frenar la penetración occidental en el Cáucaso", aseguró Vafa Guluzade, antiguo asesor diplomático del Gobierno azerbaiyano.

En su opinión, Rusia aún utiliza los conflictos del Karabaj y de las regiones separatistas georgianas de Osetia del Sur y Abjasia para presionar a Azerbaiyán y Georgia, países que mantienen buenas relaciones con Occidente.

Cada cierto tiempo las escaramuzas fronterizas se cobran la vida de algún militar a ambos bandos de la frontera, mientras Azerbaiyán, que ha aumentado varias veces su presupuesto militar, no descarta el uso de la fuerza para recuperar sus territorios.

El indulto presidencial al oficial azerbaiyano Ramil Safárov que mató en 2004 a hachazos a Gurgén Margarián, teniente de las Fuerzas Armadas armenias, que estudiaba inglés en Budapest en el marco de un programa de la OTAN, demuestra que el odio entre ambos países aún está muy arraigado.

Las negociaciones de arreglo auspiciadas por el Grupo de Minsk de la Organización de Seguridad y Cooperación en Europa, integrado por Estados Unidos, Rusia y Francia, no han dado ningún fruto, ya que armenios y azerbaiyanos mantienen posturas contrapuestas.

Azerbaiyán, que considera "innegociable" su integridad territorial, exige la retirada incondicional de las tropas armenias, mientras Ereván defiende el derecho a la autodeterminación del territorio a través de un referéndum.

El separatismo karabají alentó los movimientos independentistas en otras repúblicas soviéticas que comenzaron a proclamar en cadena su secesión de Moscú, lo que precipitó el derrumbe del sistema soviético en 1991.

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