El nuevo PP se abre a retocar con Sánchez la reforma laboral... si no pierde empleo

  • La línea roja de Casado es mantener la prevalencia de los convenios de empresa sobre los de sector. A Sánchez no le salen los números para derogarla.
Fotografía Sánchez y Casado
Fotografía Sánchez y Casado
EFE
Fotografía Sánchez y Casado
Fotografía de Sánchez y Casado en La Moncloa durante su reunión de la semana pasada / EFE

La reforma laboral no es intocable ni inamovible para el nuevo PP. El renovado equipo económico de Génova, con Isabel García Tejerina y Alberto Nadal al frente, considera que la que fue ley estrella del Gobierno de Rajoy en materia económica es susceptible de algunos retoques en esta misma legislatura. Por ello la ejecutiva popular se muestra dispuesta a negociar con el núcleo económico de Pedro Sánchez determinados cambios en una legislación que sí gusta a los empresarios, pero que los sindicatos quieren desmontar prácticamente en su totalidad. 

La Reforma Laboral fue la 'niña bonita' de Rajoy y Fátima Báñez. Con la Ley 3/2012, de 6 de julio, de medidas urgentes para la reforma del mercado laboral, el Gobierno popular se fijó el objetivo de crear 500.000 puestos de trabajo al año y alcanzar en 2019 los 20 millones de españoles en activo. Mientras, Sánchez repitió una y otra vez en la oposición que si llegaba a La Moncloa una de las primeras decisiones que tomaría sería derogarla. Sin embargo, ahora el presidente considera que no tiene mayoría parlamentaria para enmendarla y su opción es ir aprobando cambios legislativos que afectarán directamente al mercado de trabajo.

El PP, por tanto, está dispuesto a sentarse con el Gobierno y negociar estos retoques en la reforma laboral. La nueva Ejecutiva que dirige Pablo Casado considera que la ley es "susceptible de ser mejorada", según explica a La Información Isabel García Tejerina, nueva responsable económica de Génova. "En seis años, desde que se aprobó gracias a la mayoría absoluta del PP, las cosas han cambiado", añade la exministra de Agricultura sobre la posibilidad de reformar el articulado entre los dos principales partidos del hemiciclo. 

Los populares, eso sí, tienen dos líneas rojas, principalmente. La primera pasa por que el Gobierno no realice una enmienda a la práctica totalidad de su reforma laboral. "El objetivo del PP es que España sea líder en creación de empleo", afirma Tejerina, que considera que la ley es un referente que no hay que desmontar, sino mejorar: "Somos inspiradores de una reforma del mercado laboral que ha sido copiada por otros países europeos". Los populares consideran que "Sánchez está viviendo de las rentas" que le dejó el Gobierno de Rajoy y que por ello el renovado PP de Casado está dispuesto a colaborar en "mantener la inercia y la velocidad, no en retroceder" en materia laboral.

La segunda línea roja del PP es la prevalencia de los convenios de empresa sobre los sectoriales. Aquí Génova coincide con la opinión mayoritaria de empresarios (CEOE y Cepyme) y grandes firmas del Ibex 35. Consideran que esta normativa es el corazón de la recuperación económica y de la creación de empleo, por lo que cambiar la situación provocaría serios daños al mercado de trabajo.

Pero esta batalla por los convenios no va a ser sencilla. Gobierno y sindicatos (UGT y CCOO) ya han avanzado en sus últimas reuniones en una reforma del Estatuto de los Trabajadores para devolver la supremacía al convenio colectivo sobre el de empresa. Hay que recordar que el PSOE ya consiguió en el Congreso aprobar una Proposición No de Ley (PNL) para acabar con esta medida y que, además, la ministra Magdalena Valerio ya está trabajando con las centrales sindicales en esta modificación legal que contará con la oposición del PP.

Hay que recordar que nada más abandonar el Gobierno la exministra de Empleo y auténtica hacedora de la reforma laboral, Fátima Báñez, se mostró dispuesta a retocar su ley estrella. Se lo transmitió a los interlocutores sociales en un desayuno privado en el ministerio y en el que comunicó a Juan Rosell, Antonio Garamendi, Pepe Álvarez y Unai Sordo que, como diputada rasa de la oposición, estaría dispuesta a negociar con ellos cambios en la ley laboral. Báñez habría sido secretaria general del PP si Soraya Sáenz de Santamaría hubiera ganado las primarias.

Tejerina explica, además, que existen algunos artículos de la reforma del PP que hay que cambiar sí o sí debido a alguna sentencia judicial que obliga a modificaciones. Una de ellas es la necesaria reforma de la llamada ultractividad, es decir, la vigencia de los convenios a pesar de su caducidad por falta de acuerdo entre empresas y sindicatos (artículo 86). El Supremo estableció en 2014 que las empresas no pueden cambiar unilateralmente aspectos sustanciales de los contratos de sus empleados, como los salarios, cuando está negociando un nuevo convenio con la representación de los trabajadores o cuando esa negociación ha terminado sin acuerdo. Esta sentencia acabó con el tope de un año de prorroga para cerrar la renovación del convenio.

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