El Protocolo de Kioto, manzana de la discordia en la conferencia de Cancún

  • Cancún (México).- El Protocolo de Kioto se ha convertido en la manzana de la discordia de la conferencia climática de Cancún, al enfrentar a varios países industrializados comprometidos con él con la visión de otros menos avanzados que exigen una segunda fase para dar luz verde a otros posibles acuerdos finales.

El Protocolo de Kioto, manzana de la discordia en la conferencia de Cancún
El Protocolo de Kioto, manzana de la discordia en la conferencia de Cancún

Cancún (México).- El Protocolo de Kioto se ha convertido en la manzana de la discordia de la conferencia climática de Cancún, al enfrentar a varios países industrializados comprometidos con él con la visión de otros menos avanzados que exigen una segunda fase para dar luz verde a otros posibles acuerdos finales.

Japón, que abrió la caja de los truenos el primer día de trabajos al afirmar que no promovería una extensión del mismo, espera que haya un resultado "positivo para los países en desarrollo" en la conferencia climática, dijo a Efe Akira Yamada, vicedirector general de Asuntos Globales de la Cancillería.

Sin detalles de cómo conseguir ese pacto global la meta nipona parece muy lejana en Cancún, ya que implicaría que EE.UU. y China asumieran compromisos vinculantes con recortes de emisiones en línea con los 37 países que desde hace años los tienen por el Protocolo de Kioto.

Con todo y sus imperfecciones "no podemos cortar la rama en la que estamos sentados", dijo el director de Oxfam-México, Carlos Zarco, en alusión a la oposición de algunos países a una segunda fase del Protocolo.

"Hay una conciencia clara. Una segunda fase del protocolo es compleja pero es algo desde el punto de vista de Oxfam y del mundo que no se puede poner en duda", agregó.

Zarco sostiene que el tratado "tiene que actualizarse" en un contexto mundial en el que "hay mayor conciencia sobre la responsabilidad de las economías emergentes también en la reducción de emisiones".

Por su parte, Richard Weaver, representante de la ONG británica Tearsund, que forma parte de Climate Action Network (CAN), explicó a Efe que lo fundamental en Cancún será "mantener el proceso en marcha" sobre la posibilidad de una segunda fase a pesar de que muchos países en desarrollo "quieren compromisos aquí", en la XVI Conferencia de las Partes de la ONU sobre Cambio Climático (COP16).

Uno de los puntos que más se cuestiona en Cancún es la estrategia japonesa, inamovible desde el primer día y al parecer apoyada por Canadá y Rusia, según fuentes de la secretaría de la Convención Marco de la ONU sobre Cambio Climático (CMNUCC).

En Cancún de nuevo el único tratado internacional y vinculante que existe para recortar emisiones está enfrentando a un grupo de países con Bolivia a la cabeza que lo consideran esencial para la supervivencia del planeta, con otros que se oponen a él por motivos económicos o políticos.

El embajador de Bolivia en la ONU, el enviado de ese país para cambio climático, pidió hoy en rueda de prensa que, además de hablar de la extensión del Protocolo, "se hable simultaneamente del proceso de discusión de un nuevo acuerdo" que lo reemplace.

"Hemos venido a negociar las cifras de reducción para un segundo período, no a negociar la continuidad del segundo período", agregó.

La semilla del Protocolo de Kioto se plantó en Villach (Austria) en 1985, donde se presentó una primera evaluación de la magnitud del cambio climático.

Siete años después 155 países suscribieron la CMNUCC en la Cumbre de la Tierra de Río. Hubo que esperar a 1997 para la aprobación del mismo en la ciudad japonesa que le dio nombre y a 2005 para su entrada en vigor, sin EE.UU., que nunca lo ratificó, y con las protestas de algunos que lo consideraban incompleto desde el punto de vista político y con fallos económicos.

Entre sus logros figuran la inclusión de recortes en las emisiones respecto a niveles de referencia de 1990, del seis por ciento para Japón, del siete por ciento para Estados Unidos y del ocho por ciento para la Unión Europea (UE), que está abierta a una segunda fase (Kioto-2) sólo si el tratado fuera mejorado.

Otro más son los mecanismos de desarrollo limpio que crearon un mercado para el comercio de gases causantes del efecto invernadero (GEI) valorado en 10.000 millones de dólares.

Actualmente el protocolo está considerado casi irrelevante en cuanto a impacto debido a que las emisiones han seguido subiendo.

La gran pregunta abierta en Cancún y probablemente pendiente para la COP17 de Durban (Sudáfrica) será saber qué podría sustituir al protocolo y cómo alcanzar ese acuerdo internacional en mitigación, global y vinculante, una labor que a día de hoy parece una quimera.

Mostrar comentarios