El salario mínimo solo ha subido 45 euros desde que empezó la crisis

La petición de la presidenta del Círculo de Empresarios de rebajar el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) a los parados sin formación se produce justo junto la economía española empieza a ofrecer los primeros signos claros de reactivación. Las reivindicaciones de Mónica Oriol no son nuevas. Se alinean con las de organismos como el Fondo Monetario Internacional, que el pasado verano recomendó a España una rebaja general de los salarios del 10% que fue secundada por, entre otros, el responsable de asuntos económicos de la Comisión Europa, Olli Rhen.

Y también con el propio Banco de España, cuyo gobernador Luis María Linde ha defendido que los empresarios puedan contratar por debajo de los 645,30 euros del SMI en determinadas circunstancias. El propio Círculo ya se abonó a esta teoría el pasado mes de septiembre, pero su petición no fue tan vehemente ni en el fondo ni en la forma como la realizada este jueves.

Por entonces, la economía española no había salido oficialmente de la recesión –lo hizo en el tercer trimestre, con un crecimiento mínimo del 0,1%- y el mercado laboral estaba aún muy lejos de ofrecer los primeros síntomas de reactivación. Seis meses largos después, España acaba de cerrar el mejor mes de marzo para el empleo desde que empezó la crisis–la afiliación respecto al año anterior ha crecido por segundo mes consecutivo, en 115.000 cotizantes más de media- y el Banco de España acaba de confirmar que el PIB creció un 0,4% en el primer trimestre.

Además, un dato clave para la reactivación como la mora bancaria ha bajado en febrero por primera vez desde 2008 y los últimos datos de confianza de los consumidores están en los mayores niveles de los últimos años. Aunque la recuperación es todavía débil, el propio Gobierno –hasta ahora muy cauteloso- acaba de prometer por boca del presidente Rajoy que la legislatura terminará con menos personas en paro de las que había en 2011.

No obstante, las grandes firmas de análisis siguen reclamando que España profundice en las reformas estructurales, haciendo especial hincapié en el mercado laboral. Además de pedir que se permita a las empresas "coger a chavales sin cualificación, que hagan formación dual, con un salario inferior al marcado, hasta que produzcan lo que cobran", Oriol ha reclamado menos número de contratos de trabajo, más flexibilidad, aproximar el coste del despido a la media de Europa y un marco regulador más favorable al crecimiento de las empresas.

Unas propuestas más o menos en línea con las que han realizado en los últimos tiempos los organismos que han monitorizado la evolución de la economía española. Pero hasta ahora nadie había hecho una referencia tan directa al SMI, fijado en 645,30 euros al mes –en 14 pagas, lo que supone que los españoles que trabajan a jornada completa deberán cobran un mínimo de 9.034 euros al año-, una cifra que apenas ha subido cuatro euros en los últimos cuatro ejercicios y cuya revalorización no supera los 45 euros desde que empezó la crisis.

El SMI fue congelado en 2014, como ya ocurrió en 2012, cuando la dureza de la crisis obligó a mantener la cifra por primera vez desde 1966. En el resto de Europa, hay una gran disparidad de salarios mínimos. En Francia alcanza los 1.430 brutos mensuales, en Holanda oscila entre543euros para los empleados a partir de 15 años y1.477 eurospara las personas de 23 años y más, en Austria no hay salario mínimo pero cada sector fija la remuneración mínima que desde 2009 no puede ser inferior a 1.000 euros brutos mensuales y en Finlandia, Suecia y Dinamarca no hay salario mínimo generalizado, ya que existe un sistema de negociación por cada sector profesional. En las economías periféricas, las cifras están a años luz. En Portugal el SMI es de 485 euros brutos y en Grecia está congelado hasta 2016 en 580 euros -511 para los menores de 25 años.