Enviado especial de la ONU visita el área de la violencia en el oeste birmano

  • El enviado especial de la ONU para Birmania (Myanmar), Vijay Nambiar, recorre hoy varias localidades del Estado de Rakhine afectadas por la violencia entre musulmanes y budistas, que ha causado 21 muertos y cientos de casas quemadas.

Bangkok, 13 jun.- El enviado especial de la ONU para Birmania (Myanmar), Vijay Nambiar, recorre hoy varias localidades del Estado de Rakhine afectadas por la violencia entre musulmanes y budistas, que ha causado 21 muertos y cientos de casas quemadas.

Fuentes de la representación de la ONU en Birmania indicaron a Efe por teléfono que Nambiar empezó el periplo en Sittwe, la capital, y luego pasará por otras poblaciones, y que tiene previsto regresar a Rangún mañana.

Naciones Unidas ha pedido que el Gobierno birmano "gestione la situación con transparencia y con respeto al Estado de derecho, de acuerdo con la reciente declaración del presidente Thein Sein, para que el ciclo de violencia se rompa y no afecte al proceso de reformas".

La visita de Nambiar a Rakhine (antigua Arakan) se produce después de haber abordado la violencia sectaria y otros asuntos con el exgeneral Thein Sein en Naypyidaw, la capital del país.

La presencia del Ejército hoy en Sittwe, donde la víspera aún había barriadas con grupos violentos incendiando casas, es más visible, aunque los comercios en general siguen cerrados y las clases permanecen suspendidas hasta nuevo aviso.

La prensa estatal informó este miércoles de 21 muertos, 21 heridos y 1.662 casas quemadas, además de seis tiendas, 18 motos, nueve bicicletas y tres barcas de pesca destruidas por los disturbios entre el 8 y el 11 de junio.

Los datos excluyen las víctimas y daños durante la jornada del martes, cuando la Policía dispersó a 400 alborotadores en el mercado de Narzi y atendió denuncias de enfrentamiento entre musulmanes y budistas en Byaingphyu y Thanhtawli e incendios y saqueos en varias poblaciones más de Rakhine.

La actual ola de violencia arrancó el 28 de mayo pasado con el hallazgo del cadáver de una mujer budista que, supuestamente, fue violada y asesinada por un grupo de musulmanes.

El domingo 3 de junio, una multitud de budistas detuvo un autocar en el que decían viajaban los culpables y mataron a diez musulmanes, no incluidos en el cómputo general de muertos por los disturbios.

Desde entonces, grupos islámicos unas veces y otras budistas han causado incendios y destrucción en Rakhine, a pesar del reforzamiento de la seguridad, el estado de excepción declarado el domingo y los llamamientos de las autoridades políticas y religiosas para restablecer la paz.

Unos 800.000 musulmanes de la etnia rohingya viven en Birmania, la mayoría en Rakhine, pero las autoridades de este país de mayoría budista no los reconocen como ciudadanos y los consideran bangladesíes.

Esta comunidad apátrida tampoco es reconocida en Bangladesh, donde unos 300.000 rohingyas viven hacinados en campos de refugiados.

Birmania, después de casi medio siglo de dictadura militar, vive una etapa de reformas de tinte democrático desde que la última junta se disolvió y traspasó el poder a un gobierno civil afín, en 2011.

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