Eta. Las huellas en unas matrículas permiten condenar a carasatorre por matar a un militar


Las huellas encontradas en las dos matrículas de un coche han permitido condenar al etarra Juan Ramón Carasatorre como responsable del asesinato del brigada del Ejército Mariano de Juan Santamaría, que murió de un disparo en la nuca el 10 de abril de 1995 en san Sebastián.
La Audiencia Nacional, en una sentencia dada a conocer este lunes, condena a Carasatorre a 29 años de prisión por un delito de atentado terrorista contra miembros de las fuerzas armadas con agravante de alevosía por asesinar de un tiro en la espalda al militar en 1995.
A esta pena se le suma otra de un año y seis meses de prisión por el robo del vehículo utilizado para cometer el crimen y que ha servido para encarcelar a Carasatorre. En este sentido, el etarra también deberá indemnizar al dueño del coche por los daños causados.
Asimismo, el miembro de la banda terrorista tendrá que indemnizar, junto con el resto de condenados, a los herederos de la víctima con la cantidad de 500.000 euros en concepto de responsabilidad civil, tal y como solicitó el Ministerio Fiscal. También se le condena a pagar un tercio de las costas del juicio.
Las magistrados consideran probado que las huellas que aparecen en un coche robado usado para el atentado pertenecen a Carasatorre. Las marcas dactilares del terrorista aparecían tanto en la matrícula delantera como en la trasera del vehículo usado por estos miembros de ETA para cometer el atentado.
La sentencia reconoce, además, el papel “imprescindible” del resto de condenados en la ejecución del atentado con independencia de su participación: “Todos los intervinientes que produjeron la muerte aportaron los elementos necesarios y los tres habían proyectado la acción, realizado los actos preparatorios, resulto cometer la acción en la forma cómo se produjo”.

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