"Ya restablecimos esta primavera (boreal) los controles temporales en esta frontera (franco-italiana). Y no dudaremos en hacerlo de nuevo (...) si es necesario en los próximos días o las próximas semanas", declaró el jefe de gobierno durante un debate en la Asamblea Nacional sobre la acogida de migrantes y refugiados.
"El 80% de los franceses está de acuerdo con los controles", según una encuesta realizada a pedido de una cadena de televisión privada.
Ya casi de noche, el ministro del Interior, Bernard Cazeneuve, quien se dirigió al Senado en nombre del gobierno, anunció que en el año transcurrido el número de demandantes de asilo que fueron en principio rechazados aumentó en un 20%, y "pensamos que esta tendencia se mantendrá".
Entre los diputados, como es habitual, los diferentes grupos de izquierda se reunieron bajo el 'lema' de la necesidad "moral" de acoger a quienes huyen de la guerra en Siria e Irak con la convicción de que Francia puede superar el desafío, como en el pasado lo hizo con los españoles que escapaban del franquismo o los 'boat-people' vietnamitas y camboyanos.
Además, por su parte Valls anunció la creación de 900 puestos en las fuerzas del orden, principalmente en la policía fronteriza y que se destinarán 279 millones de euros más en 2016 para acoger a refugiados y solicitantes de asilo.
En total, Francia, que se ha comprometido a acoger a 24.000 refugiados en los próximos dos años, destinará más de 600 millones de euros hasta el fin de 2017 para atender a los migrantes, explicó Valls.
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