"Reconozco que las pruebas nucleares desarrolladas entre 1966 y 1996 en la Polinesia Francesa tuvieron un impacto ambiental, generaron consecuencias sanitarias", declaró el jefe de Estado ante representantes polinesios.
Este reconocimiento era una reivindicación de las asociaciones en defensa de las víctimas, y de los representantes polinesios.
Hollande reconoció, a su vez, de manera "solemne", la contribución de esta colectividad de ultramar francesa del océano Pacífico a la fuerza de disuasión nuclear de Francia.
Sin la Polinesia Francesa, "Francia no se habría dotado de la bomba nuclear y, por tanto, de la fuerza de disuasión", subrayó el jefe de Estado francés.
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