Irán espera que Rohaní responda a las expectativas creadas por su elección

  • Irán espera que el nuevo presidente del país, Hasan Rohaní, que tomará posesión del cargo ante el Parlamento el domingo próximo, responda a las grandes expectativas generadas por su elección el 14 de junio y mejore la situación económica y las relaciones exteriores.

Chema Ortiz

Madrid, 2 ago.- Irán espera que el nuevo presidente del país, Hasan Rohaní, que tomará posesión del cargo ante el Parlamento el domingo próximo, responda a las grandes expectativas generadas por su elección el 14 de junio y mejore la situación económica y las relaciones exteriores.

La mayoría de los iraníes confía también en que Rohaní, un clérigo musulmán chií moderado apoyado por los reformistas del régimen, mitigue la presión social del sistema islámico sobre la población, que ha aumentado en los últimos cuatro años de gobierno del presidente saliente, Mahmud Ahmadineyad.

Tras casi tres años de escasa operatividad del Ejecutivo de Ahmadineyad, por su enfrentamiento con el líder supremo, Ali Jameneí, así como con el Parlamento y el Poder Judicial, Rohaní, que ha demostrado una mayor sintonía con ellos, tiene la posibilidad de ser más eficaz.

Pero para ello, deberá lograr que se suavicen las sanciones internacionales impuestas por EEUU y la Unión Europea que han estrangulado al sector financiero iraní y pretenden cortar sus exportaciones de petróleo para 2015, lo que ahogaría completamente la economía.

En el frente exterior, las posibilidades de Rohaní de conseguir que Irán mejore sus relaciones con los países occidentales y de moderar las sanciones pueden enfrentarse a la suspicacia de Jameneí respecto a Estados Unidos y también a la de Washington frente a Teherán.

Rohaní ha repetido que quiere una "interacción constructiva" para mejorar sus relaciones con el mundo, incluido Estados Unidos, pero no con Israel, país al que Irán no reconoce y al que hoy mismo consideró "una herida en el cuerpo del mundo islámico que debe ser eliminada".

Israel, el país más beligerante con Irán, es el mayor enemigo de la República Islámica y también la principal fuente de presión internacional contra el régimen teocrático chií de Teherán.

Rohaní también ha dicho que no habrá cambios respecto a la cuestión nuclear iraní, en la que las grandes potencias, agrupadas en el Grupo 5+1, reclaman a Irán que cese el enriquecimiento de uranio, mientras Teherán afirma que seguirá sus actividades atómicas con fines pacíficos.

"Vamos a aclarar a todo el mundo que las actividades de la República Islámica en el marco nuclear están dentro de la ley internacional", dijo Rohaní el pasado 17 de junio, en su primera rueda de prensa tras ser elegido presidente en primera vuelta frente a cuatro rivales ultraconservadores islámicos y un tecnócrata.

Rohaní, que fue negociador nuclear de Irán entre 1989 y 2005, sostiene que Irán no renunciará a sus derechos en este campo, aunque asegura que promoverá "más confianza con el mundo", vía por la que pretende que "no se agraven y se alivien las sanciones" internacionales, que califica de "injustas y opresivas".

En este sentido, Irán y el G5+1, compuesto por los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU -China, EEUU, Francia, Reino Unido y Rusia- más Alemania, podrían volver a reunirse en septiembre próximo con un nuevo equipo negociador de Teherán en materia nuclear.

El presidente electo iraní ha defendido en política exterior al régimen de Damasco de Bachar al Asad, del que Teherán es el principal aliado en Oriente Medio, y ha sostenido que debe mantenerse hasta las elecciones del 2014, tras las cuales "se hará lo que decidan los sirios".

El alineamiento con el Gobierno sirio también ha situado a Teherán frente a los países occidentales, que apoyan a los rebeldes que tratan de derrocarlo, lo que supone otro obstáculo que implica a su vez a la casi totalidad de los estados árabes, contrarios a Al Asad.

En estas circunstancias, y pese al enorme entusiasmo popular que supuso hace mes y medio la elección de Rohaní, los eventuales efectos favorables de su presidencia, con toda probabilidad, no se manifestarán con rapidez.

La contención de la inflación, disparada en los últimos años, la construcción de viviendas accesibles para las clases más desfavorecidas y la reactivación de los sectores petrolero, industrial y financiero serán una labor difícil que llevará tiempo al Gobierno de Rohaní, que necesitará una mayor concordia exterior para lograrlo.

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