Israelíes y palestinos colocan el plan de paz de EEUU al borde el abismo

  • Ocho meses después de su enésimo inicio, el proceso de paz fomentado por el secretario de Estado de EEUU, John Kerry, se halla al borde del abismo, herido de muerte por la decisión israelí de incumplir su compromiso de liberar la última tanda de presos y la respuesta palestina en la arena internacional.

Javier Martín

Jerusalén, 2 abr.- Ocho meses después de su enésimo inicio, el proceso de paz fomentado por el secretario de Estado de EEUU, John Kerry, se halla al borde del abismo, herido de muerte por la decisión israelí de incumplir su compromiso de liberar la última tanda de presos y la respuesta palestina en la arena internacional.

Convencido de que dos no se entienden si cualquiera de ellos no quiere, el jefe de la diplomacia estadounidense dio hoy un paso atrás en sus esfuerzos y envió un fuerte mensaje a ambas partes, tras poner el lunes toda la carne en el asador.

Fuentes diplomáticas en Jerusalén precisaron este miércoles a Efe que la decisión de Kerry de posponer su previsto regreso a Israel y Palestina "no significa que el proceso haya muerto o que Estados Unidos renuncie".

"La idea es: ahí están los elementos para llegar a un acuerdo, si cada uno cedéis y lo aceptáis, Estados Unidos está listo para apoyarlo", explicó la fuente, que evitó aclarar qué política adoptará Washington si la parálisis prosigue.

De momento, los dos contendientes no parecen dispuestos a moverse de sus posiciones, ya que un cambio en ambos casos quizá acercaría la paz, pero demandaría también concesiones dolorosas y sacrificios con importante coste político difíciles de asumir en las actuales condiciones.

Los palestinos insisten en que no hay posibilidad de seguir con el diálogo en tanto el Gobierno israelí no libere la última tanda de presos condenados antes de los Acuerdos de Oslo (1993), que se comprometió a excarcelar en verano, antes de que el plan Kerry arrancara.

Fuentes palestinas reiteraron de nuevo hoy a Efe que, solo en caso de que Israel cumpla con lo estipulado, retomarían un diálogo que consideran aún vivo y contemplarían la oferta de ampliar la negociación hasta 2015.

Para ello, el gabinete que encabeza el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, debería también comprometerse en firme a congelar la construcción y ampliación de asentamientos y a mejorar la oferta de una liberación más numerosa de prisioneros.

"Esperamos que los esfuerzos de Kerry se renueven en los próximos días. Kerry conoce la realidad, no queremos que esos esfuerzos acaben", afirmó este martes Yaser Abed Rabbo, secretario general de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP).

A este respecto, otros funcionarios en el seno del citado grupo volvieron a recordar que, de no ser así, los palestinos seguirán con el esfuerzo emprendido hace dos años para lograr el reconocimiento en el seno de las naciones.

Para probar que su reto es serio, el ministro palestino de Asuntos Exteriores, Riad al Malki, confirmó horas después que había entregado las cartas anunciadas y rubricadas el martes por el presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abas, para solicitar la adhesión a 15 tratados y organizaciones internacionales.

"Esta mañana, he presentado las cartas firmadas por Abas al enviado especial de la ONU, Robert Serry, así como a los representantes de Holanda y Suiza", explicó a la prensa.

"Esta acción no elimina la importancia de las negociaciones. Seguimos comprometidas con ellas", agregó.

En la misma línea, la OLP argumentó en un comunicado que, "dado que Israel no ha cumplido con el compromiso de liberar al último grupo de presos, el Estado de Palestina no está obligado a posponer sus derechos para acceder a tratados y convenciones multilaterales".

El desarrollo de los acontecimientos en los últimos dos días ha desatado también una tormenta en el seno de la compleja coalición de Gobierno israelí, en la que existen posiciones diversas, sobre todo entre la heterogénea derecha.

Según la edición digital del diario "Yediot Aharonot", el pacto ofrecido por Kerry, que incluiría la liberación del espía estadounidense con nacionalidad israelí Jonathan Pollard, ha creado una brecha en el Gobierno que incluso podría poner en riesgo la coalición.

De acuerdo con el mismo, algunos ministros ya han advertido de que votarán en contra de un eventual intercambio de prisioneros, incluso si éste contiene a Pollard, encarcelado en Estados Unidos desde la década de los ochenta por espiar a favor de Israel.

La resistencia procede, sobre todo, del ala más extremista del Likud -el partido de Netanyahu- y de los colonos, cuya voz también se representa en el ministro de Finanzas y uno de los hombres fuertes de la coalición, Naftalí Bennet.

"La vacilante negociación de paz ya ha afectado a la coalición de Netanyahu, pero la reciente crisis sobre la liberación de presos palestinos podría romper en pedazos el año de coalición de derechas", apuntaba.

Contrario a "cualquier movimiento unilateral palestino" -como recordó hoy- y embarrado en la complejidad del Gobierno de coalición israelí, Kerry insiste en que aún está presto a luchar por su proyecto de paz, aunque las fuerzas parecen agotarse.

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