Justicia israelí condena a predicador islamista, nuevos ataques con arma blanca

  • La justicia israelí condenó el martes a once meses de cárcel al líder de una organización islamista al que el gobierno acusa de tener un papel clave en las protestas en torno a la Explanada de las Mezquitas en Jerusalén.

La violencia que se desató desde comienzos de octubre, cuyo epicentro estuvo en esta explanada, continuó con ataques cotidianos con arma blanca de palestinos aislados contra israelíes.

Un tribunal de Jerusalén condenó al jeque Raed Salah, jefe del "Movimiento Islámico - rama norte", vinculado a los Hermanos Musulmanes, por incitación al odio, a raíz de un discurso que dio en 2007. En éste llamó a "todos los musulmanes y árabes a ayudar a los palestinos y a lanzar una intifada (revuelta) islámica" para defender Jerusalén y la mezquita Al Aqsa.

Además de los 11 meses de cárcel, el tribunal sentenció a Salah a ocho meses de cárcel en suspenso. El abogado del líder islamista indicó que recurrirá la condena.

Por otra parte, dos palestinos hirieron a cuchilladas el martes a un soldado israelí tras lo cual fueron abatidos por otros militares en Cisjordania ocupada, anunció el ejército.

Los presuntos agresores, de 17 y 22 años de edad, vivían en Hebrón.

Más tarde, un palestino que intentó apuñalar a un soldado israelí fue abatido en Hebrón, anunció el ejército israelí, precisando que no hubo heridos en este ataque en un punto de paso.

Amnistía Internacional acusó a Israel "de asesinato ilegal de palestinos y uso intencionado de la fuerza sin justificación" en Jerusalén Este, afirmando que "en cuatro casos, fueron abatidos palestinos por las fuerzas israelíes sin que significaran un peligro", a lo que denomina "ejecuciones extrajudiciales".

El sistema judicial israelí ya recibió quejas por el uso excesivo de la fuerza. El fiscal general, Yehuda Weinstein, afirmó el lunes que "el uso de armas de fuego para prevenir un peligro inmediato para vidas humanas es solamente admisible cuando el mismo es real, o para la seguridad policial u otras, cuando ya no se pueda contar con otros medios".

Por su parte, el primer ministro israelí llamó el martes al orden a su gabinete tras unas polémicas declaraciones sobre la presencia israelí en la Explanada de las Mezquitas.

En medio de intensos esfuerzos diplomáticos por frenar la escalada de violencia, la subsecretaria del Ministerio israelí de Relaciones Exteriores, Tzipi Hotovely, afirmó que sueña con "ver la bandera israelí ondeando en el Monte del Templo", el nombre que le dan a la explanada los judíos, que también la consideran un sitio sagrado.

El gabinete de Netanyahu reaccionó rápidamente reiterando que se va a mantener el reglamento de 1967, que estipula que los musulmanes pueden rezar en el lugar y los judíos pueden visitarlo pero no orar.

Los palestinos acusan a Israel de ir avanzando para lograr que los judíos puedan rezar en este lugar, situado en la Ciudad Vieja de Jerusalén, en las ruinas del antiguo templo hebreo.

El aumento de la presencia de judíos en la explanada, el hecho de que algunos visitantes recen clandestinamente pese a las prohibiciones y las declaraciones incendiarias de los políticos, han atizado las tensiones.

El martes, un israelí de 76 años que recibió un disparo en la cabeza y fue acuchillado en el pecho el 13 de octubre murió por complicaciones de sus heridas.

Los incidentes y protestas han causado la muerte de 59 palestinos, un árabe israelí y nueve israelíes judíos.

La jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, llamó a Netanyahu y al presidente palestino Mahmud Abas a recibir "en los próximos días" a los representantes del Cuartero (EEUU, Rusia, UE y ONU) para retomar las negociaciones de paz.

El miércoles, Abas hablará en Ginebra ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU sobre la situación de la región.

Tras la ola de violencia se han desplegado intensos esfuerzos diplomáticos para frenar la tensión, sobre todo ante el miedo de que comience una nueva intifada.

Muchos de los jóvenes que participan en los incidentes nacieron bajo la ocupación israelí y no tienen perspectivas de futuro, en un momento en que el proceso de paz languidece y se difumina el sueño de un Estado palestino.

El maratón diplomático de la semana pasada incluyó una reunión bilateral en Berlín entre Netanyahu y el secretario de Estado, John Kerry, antes de un viaje del estadounidense a Ammán para entrevistarse con Abas y el rey Abdalá de Jordania.

El resultado fue un acuerdo para instalar cámaras en la explanada donde se encuentra la mezquita de Al Aqsa, que Netanhayu dijo que serviría para refutar las acusaciones de que Israel está violando el 'statu quo' y para mostrar de donde vienen realmente las provocaciones.

Sin embargo, la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) había criticado la iniciativa advirtiendo que permitiría que Israel ejerciera más control sobre el lugar y que podría ser usado "en contra de los palestinos".

El plan comenzó con el pie izquierdo después de que el lunes el equipo jordano encargado de instalar las cámaras afirmara que la policía israelí le impidió trabajar.

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