La campaña electoral promete final vibrante en Polonia entre Tusk y Kaczynski

  • La campaña electoral polaca promete un final vibrante dada la cada día más reducida diferencia entre los dos grandes partidos: la Plataforma Ciudadana del primer ministro, Donald Tusk, y los nacionalistas de Ley y Justicia, liderados por Jaroslaw Kaczynski.

Nacho Temiño

Varsovia, 5 oct.- La campaña electoral polaca promete un final vibrante dada la cada día más reducida diferencia entre los dos grandes partidos: la Plataforma Ciudadana del primer ministro, Donald Tusk, y los nacionalistas de Ley y Justicia, liderados por Jaroslaw Kaczynski.

Según la última encuesta llevada a cabo por el instituto Homo Homini, los liberales de Tusk, en el poder desde 2007, se harían en las elecciones del próximo domingo con el 34 por ciento de los votos, mientras el partido de Kaczynski rozaría el 30 por ciento.

Por detrás de ellos se situarían la coalición de izquierdas SLD, con un ocho por ciento, y el recientemente creado Movimiento Palikot, una mezcolanza de ideas liberales y anticlericales, que contaría con el siete por ciento de los sufragios.

El Partido Campesino, actual miembro de la coalición que gobierna Polonia, obtendría un seis por ciento de los votos, por encima del cuatro por ciento necesario para tener representación parlamentaria.

Estos datos indican que Jaroslaw Kaczynski ha conseguido recortar distancias en las ultimas semanas, en las que ha dirigido su campaña a agitar las conciencias de muchos polacos con sus continuas referencias al desastre aéreo de Smolensk y a la necesidad de que Polonia se aferre a su soberanía, especialmente económica, en estos momentos de crisis.

Frente a este mensaje nacionalista, Donald Tusk promete continuar trabajando para asegurar un futuro "brillante", que consolide al país como motor económico de la región y socio importante en la Unión Europea.

El primer ministro polaco se esfuerza así en recordar al electorado el gran logro de su mandato, que convirtió a Polonia en el único país europeo que evitó caer en recesión en 2009.

Mientras, Ley y Justicia vuelve una y otra vez al desastre que tuvo lugar el pasado año en el aeródromo ruso de Smolensk, donde murieron los 96 ocupantes del avión presidencial polaco, entre ellos el propio presidente Lech Kaczynski, hermano de Jaroslaw.

Jaroslaw Kaczynski ha pedido el voto para poder investigar y conocer la verdad de ese accidente, acusando al Gobierno liberal de no haber indagado en las causas de la colisión y de plegarse a las "falacias" e informes dados por las autoridades rusas.

No obstante, Kaczynski mide en esta campaña sus palabras y usa un lenguaje mucho más moderado que meses atrás cuando asegura, por ejemplo, no querer disputas con Rusia, ni siquiera sobre la cuestión de Smolensk, o reconoce que la UE es necesaria pero sin perder el control del país.

Sea cual sea el secreto del avance de Kaczynski, lo cierto es que en las filas de los liberales crece la inquietud ante la perspectiva de poder perder unas elecciones que todos daban por ganadas.

Otro de los factores que está minando fuerza a Plataforma Ciudadana es el imparable ascenso del Movimiento Palikot, quien a la postre podría ser decisivo para apoyar un futuro gobierno de Plataforma Ciudadana en minoría.

El Movimiento Palikot está liderado por el conocido empresario Janusz Palikot, antiguo diputado de Plataforma Ciudadana, partido con el que compartía la visión liberal pero rechazaba la ideología democristiana y conservadora.

Palikot se pasea ahora por la campaña electoral pidiendo el fin del concordato con la Santa Sede o exigiendo la legalización de la marihuana, mientras el resto de partidos aseguran que no pactarán con su formación tras la votación del domingo.

Así las cosas, y a pocos días de los comicios, está claro que ningún candidato logrará la mayoría absoluta en el Parlamento, lo que deja la puerta abierta a todo tipo de acuerdos postelectorales.

Esta situación no es nueva, ya que durante la legislatura que ahora se cierra los liberales de Plataforma Ciudadana gobernaron de la mano del Partido Campesino, en una unión sin sobresaltos que ha permitido agotar el mandato sin graves disputas internas.

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