La extrema derecha desfila en Colonia después de las agresiones

  • Escenario en Año Nuevo de una ola de agresiones que escandaliza a Alemania, Colonia verá desfilar este sábado una manifestación del movimiento islamófobo Pegida, cuando el caso se focaliza en torno a los refugiados pese a las zonas oscuras de la investigación.

Lejos de su feudo de Dresde (este), los "Patriotas Europeos contra la Islamización de Occidente" convocaron una concentración a partir de las dos de la tarde (13H00 GMT) delante de la estación de Colonia bajo el lema "Pegida protege".

En su página de Facebook, el movimiento creado en otoño de 2014 asegura no "instrumentalizar" los robos y violencias sexuales de la noche de San Silvestre, que ya han dado pie a unas 200 denuncias según Der Spiegel.

Pero su fundador, Lutz Bachmann, posaba sonriente esta semana en su cuenta de Twitter, con una camiseta que proclama "Rapefugees not welcome", juego de palabras con el mensaje de bienvenida a los migrantes para acusarlos de violadores.

La manifestación de Pegida, a la que se sumarán contra contramanifestaciones de izquierda, ilustra la dimensión muy política que han tomado rápidamente en el país estas agresiones cometidas en grupos.

La falta de informaciones claras sobre la investigación y la inacción de las fuerzas del orden la última noche del año contribuyeron el viernes a la destitución del jefe de la policía de Colonia, Wolfgang Albers.

La policía federal identificó a 32 sospechosos, incluyendo a 22 solicitantes de asilo, y contabilizó 76 infracciones, entre ellas 12 de carácter sexual, entre ellas 7 agresiones físicas, indicó la noche del viernes el Ministerio de Interior en una actualización del balance.

La policía de Colonia, que moviliza por su parte a un centenar de investigadores para explotar entre otros indicios 350 horas de grabaciones de video, tiene por su parte a 16 sospechosos de los que no ha facilitado ninguna precisión.

Un portavoz indicó solamente que "en ciertos casos", la traza de los teléfonos móviles robados la noche de San Silvestre condujo "a centros de acogida de solicitantes de asilo o a sus proximidades inmediatas".

Más allá de las insuficiencias policiales, el debate se concentró rápidamente en las consecuencias de los acontecimientos para la política de acogida de refugiados de la canciller Angela Merkel cuando el país ha visto llegar en 2015 1,1 millones de solicitantes de asilo.

"Hay que reducir sensiblemente el número, no podremos acoger todos los años un millón de refugiados", estimó el viernes el líder de los diputados socialdemócratas, Thomas Oppermann.

La coalición en el poder en Berlín intenta mandar un mensaje de firmeza insistiendo en procedimientos de expulsión facilitados para las solicitantes de asilo delincuentes.

"La cuestión planteada después de Colonia" es "cuándo se pierde el derecho de residencia" en Alemania, preguntó Merkel la noche del viernes en una reunión de su partido conservador en Maguncia (suroeste).

La ley alemana impone actualmente una condena de al menos tres años de cárcel para permitir la expulsión de un solicitante de asilo durante el examen de su caso, con la condición suplementaria de que su vida o su salud no se vean amenazadas en su país de origen.

"Tenemos que preguntarnos si no se debe perder antes (de lo previsto hoy) y debo decir que para mí se debe perder antes", estimó Merkel.

Una especie de competición parece haberse instaurado dentro de la coalición gubernamental en torno a este tema entre la CDU y los socialdemócratas, cuyo presidente Sigmar Gabriel sugirió devolver a sus países a los refugiados condenados para que purguen allí sus penas.

Merkel endurece día a día su discurso. El viernes estimó que siguen llegando "aún demasiados" refugiados al país.

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