La mayor fábrica textil de Irak, otra víctima de las bombas

  • El mayor complejo de la industria textil de Irak, convertido por el Estado Islámico (EI) en una fábrica de explosivos, ha sucumbido devorado por la llamas, tras un bombardeo de la coalición internacional contra el grupo yihadista.

Yaser Yunes

Mosul (Irak), 18 nov.- El mayor complejo de la industria textil de Irak, convertido por el Estado Islámico (EI) en una fábrica de explosivos, ha sucumbido devorado por la llamas, tras un bombardeo de la coalición internacional contra el grupo yihadista.

Siete misiles impactaron anoche contra la maquinaria y las toneladas de materias primas que se almacenaban en sus instalaciones, ubicadas en la ciudad de Mosul, capital de la provincia septentrional de Nínive, dijo a Efe el jefe del comité de seguridad provincial, Mohamed al Bayati.

El incendio causado por los obuses se propagó rápidamente por ese complejo, situado en el sur de la urbe, de donde se levantaron enormes llamas y espesas columnas de humo.

Fuentes médicas del hospital militar de Mosul, próximo al lugar, revelaron que se vieron obligados a evacuar a los enfermos, algunos de los cuales sufrieron síntomas de asfixia por el humo.

Añadieron que tampoco pudieron rescatar los cadáveres calcinados de unos doce combatientes del EI muertos en el ataque.

Pero el bombardeo aéreo no detuvo la maquinaria de la fábrica textil más prospera de Irak, sino que, como explicó el gobernador de Nínive, Azil al Nuyaifi, la coalición internacional "destruyó la industria donde el EI fabricaba diariamente unas 600 bombas que usaba para asesinar a los iraquíes".

Y es que la fábrica, inaugurada al final del reinado del rey iraquí Faisal II (1939-1958) y compuesta de talleres textiles que contenían cincuenta grandes maquinarías de tornos, había sido tomada el pasado junio por los extremistas para un propósito bien distinto.

Allí, los miembros del Estado Islámico fabricaban bombas, cohetes dotados con cloro y otro tipo de armamento, al tiempo que en sus grandes naves ocultaban los tanques y blindados que habían robado en los cuarteles del Ejército iraquí, después de que los militares huyeran de Mosul tras la ofensiva de los radicales del pasado verano.

Desde entonces, un cabecilla del EI, Hash Faruq, se había encargado de administrar la factoría, explicó a Efe uno de sus antiguos trabajadores, que declinó identificarse por razones de seguridad.

Miles de obreros fueron expulsados de la oficialmente llamada Compañía General de la Industria Textil, donde sólo quedaron veinte costureras que fabricaban el uniforme militar para los combatientes del EI, similar al que usan los "muyahidines" en Afganistán.

Según la fuente, la organización yihadista pasó a denominar la fábrica como el cuartel "Abi Abdelrahman al Bilaui", -en honor al que fuera el brazo derecho del actual líder del EI, Abu Bakr al Bagdadi-, y que murió en una operación de las fuerzas especiales del Ejército iraquí a principios de junio en Mosul.

Pero, la destrucción de las instalaciones por la coalición que lidera Estados Unidos, no solo ha supuesto un golpe contra la maquinaria bélica del EI y uno de sus arsenales.

También han sido pasto de las llamas más de seiscientas toneladas de algodón, según apuntó a Efe el que fuera director general de la fábrica, Mahmud al Hadidi, que estimó que las pérdidas generales ascienden a unos 3.000 millones de dinares iraquíes (unos 2,5 millones de dólares).

"Era un complejo de varias fábricas que daba empleo a más de 5.000 trabajadores, que desde junio pasado están desempleados", lamentó Al Hadidi.

El antiguo responsable recordó con nostalgia que tenía una capacidad productiva de 30.000 piezas mensuales, por lo que era uno de los principales motores de la economía de Mosul.

Por otro lado, negó que hubiera yihadistas en el interior de las instalaciones, ya que, según su relato, "las habían evacuado hacía más de un mes".

Al Hadidi atribuyó el bombardeo a "una denuncia falsa por parte de personas que intentan destruir la economía de Mosul".

A sus 47 años, una de las obreras del complejo textil, Ibtihal Amin, recordó que "la compañía distribuía productos nacionales en asociaciones locales, donde la clase proletaria los compraba a precios módicos por estar subsidiados por el Gobierno".

"Los trabajadores se beneficiaban mensualmente de salarios, ganancias de la empresa y cuotas de productos", apostilló Amin al recordar sus más de 27 años trabajando en ese sitio.

El economista local Salem al Madidi subrayó que Nínive llegó a depender en gran parte del respaldo económico de esa fabrica.

Para Al Madidi "en las actuales circunstancias, la economía iraquí y especialmente la de Mosul está siendo destruida bajo diferentes denominaciones, entre ellas el terrorismo".

Al igual que el antiguo director del complejo, Al Madidi considera que su destrucción es fruto de una "conspiración internacional contra Irak cuyo objetivo es la destrucción de su economía".

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