El pasado 18 de mayo, la Comisión Europea hizo público un documento en el que pedía a los países miembros un esfuerzo para "ahorrar energía". La guerra en Ucrania parecía no terminar y la amenaza de un hipotético corte del gas ruso despertaba temor en los despachos de Bruselas. Así, el informe, de poco menos de veinte páginas, apuntó a una serie de sectores concretos para llevar a cabo un "ahorro signiticativo". "Lo clave a corto plazo son la calefacción en los hogares y los servicios, así como el transporte y la movilidad, con cierto potencial adicional en los sectores industriales", sentenciaron.
Así, el documento continúa asegurando que "las medidas para reducir de forma inmediata el consumo de gas son especialmente importantes, ya que cualquier ahorro que pueda realizarse en una fase temprana ayudará a rellenar el almacenamiento y, de este modo, reducirá los riesgos de suministro durante la temporada de invierno. Al mismo tiempo, también es importante ahorrar electricidad, ya que el gas, el petróleo y el carbón también se utilizan para la generación de electricidad".
Algunas de estas propuestas ya han visto luz en el primer paquete de ahorro anunciado por la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, el pasado 1 de agosto. Por lo que deja en una frágil posición el alegato esgrimido desde el Gobierno acerca de que la industria española no sufrirá recortes.
No obstante, La Información ha tratado de contactar sin éxito con el Ministerio para conocer si esta medida se incluirá en el "marco" que se anunciará en septiembre. Por otro lado, en el mismo informe de la Comisión Europea, se pide a las pymes llevar a cabo auditorías energéticas para "hacer frente a pérdidas de calor procedentes de procesos de alta temperatura". Además, anima a las compañías a "acelerar y apoyar financieramente la sustitución de los sistemas de combustibles fósiles por energías renovables".
A lo largo del documento, la UE explicita de forma constante que la reducción que pide es "voluntaria". Para ello, pone ejemplos de algunos países que ya han llevado a cabo medidas relacionadas con el ahorro energético bajo la campaña conjunta de la Comisión Europea y la Agencia Internacional de la Energía (AIE) 'Playing my part' (es decir, poniendo de mi parte). Sin embargo, y -quizá- por la animadversión de algunos miembros a aplicar duras medidas, el tono cambió tan solo unos meses después. A finales de julio, Bruselas exigió que todos los territorios ahorrasen un 15% de gas, a excepción de España y Portugal, que lo harían en un 7-8% por su baja interconexión eléctrica con Europa.
Bruselas no esconde a lo largo del propio informe la necesidad de actuar de forma rápida, como así se detalla en varios fragmentos del documento. "A raíz de la invasión rusa de Ucrania, estos cambios deberían producirse ahora aún más rápidamente para aumentar la resiliencia y la independencia energética de la UE a mayor velocidad".
Entre las otras medidas necesarias para aumentar ese ahorro energético, se encuentra la de fomentar la reducción de la velocidad durante la conducción. Una medida que el PSOE frenó ante la insistencia de Podemos hace unos días. También instaron a reducir el precio del transporte público y del ferrocarril (que lo materializó el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en su segundo decreto anticrisis), incentivar los desplazamientos a pie, en bicicleta y la micromovilidad en las ciudades o reforzar la adopción de turismos, furgonetas, camiones y autobuses eléctricos más eficientes.
En los último días, la patronal electrointensiva -caracterizada por el gran consumo de energía- presionó a Ribera para que los previsibles recortes se hicieran en aquellos sectores que son menos eficientes energéticamente. Pese a ello, esta no recogió el testigo y mantuvo su silencio. De momento, las primeras medidas que se conocen -y que ya se aplican- como es limitar el aire acondicionado a 27 grados o apagar las luces de los escaparates ya han suscitado un descontento en uno de los sectores más importantes del país, como es el de la hostelería.
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