Los pactos 'in extremis' de Cs y Vox dejan los municipios más inestables en 40 años

  • "Si hay un acuerdo a tres y dos no se hablan, o es mentira o es inviable" advierten fuentes cercanas al PSOE, que ha quedado fuera de Madrid.
La alcaldesa en funciones del Ayuntamiento de Madrid, Manuela Carmena entrega el bastón de mando al cabeza de lista del PP al Ayuntamiento de la capital de España, José Luis Martínez Almeida. /EFE/Emilio Naranjo
La alcaldesa en funciones del Ayuntamiento de Madrid, Manuela Carmena entrega el bastón de mando al cabeza de lista del PP al Ayuntamiento de la capital de España, José Luis Martínez Almeida. /EFE/Emilio Naranjo

Los acuerdos ‘in extremis’ para formar mayorías absolutas con Vox y Ciudadanos como partidos bisagra en muchos ayuntamientos importantes españoles ha dado lugar a las coaliciones locales más débiles de la democracia y abre un periodo de incertidumbre ante el futuro funcionamiento real de los consistorios que dificultará en gran medida la toma de decisiones. Esa es la percepción general que ha dejado este sábado la jornada maratoniana de acuerdos políticos de todo tipo que han sido necesarios para formar gobierno en las principales capitales de España, fruto de unas elecciones donde en cada jurisdicción había al menos cinco partidos en liza con opciones de ganar con algún tipo de pacto, muy lejos del casi bipartidismo que reinaba hace cuatro años.

Frente a la irrupción de Podemos y Ciudadanos en las municipales de 2015, aún sin opciones claras de tomar muchas alcaldías, en esta ocasión la disgregación del voto de la izquierda y de la derecha ha sido la clave de todo y ha dado opción a pactos con los partidos minoritarios, de uno y otro lado, que ha generado situaciones que en muchas ocasiones dejan fuera de los consistorios a la lista más votada, como ha ocurrido en Madrid o en Barcelona. Desde el partido socialista se han disparado las críticas a todas las coaliciones entre PP, Cs y Vox, sobre todo porque entienden que son alianzas sin consistencia en las que las diferencias entre ellos pueden abrir grandes fiascos en decisiones importantes que haya que tomar en los ayuntamientos. “No se cómo van a gobernar tres, cuando dos de ellos no se hablan; o todo es mentira o es inviable”, advierten de forma muy gráfica fuentes cercanas al partido del Gobierno.

Desde el ámbito académico, la situación tampoco se ve con buenos ojos, si bien los análisis se centran más en el poco interés de los partidos en reformar la Ley Orgánica del Régimen Electoral General (Loreg), una norma que se ha cambiado desde la transición en veinte ocasiones, pero que está con la redacción del año 1985 y no refleja la realidad política del país. Al principio, la norma se creó con la premisa de que, sin mayoría absoluta, sería alcalde el candidato más votado, para evitar nombramientos a dedo..

En la redacción actual también forma gobierno local la formación más votada, pero existe la alternativa de presentar coaliciones (de todo tipo) que estén respaldadas por una mayoría absoluta. Hace apenas un año, eran PP y Cs quienes pedían un cambio en la ley electoral y se quejaban amargamente de esa opción de alternativas de mayoría absoluta que desbancaran al ganador. Curiosamente, ahora aprovechan ese vericueto legal para gobernar en Madrid, Zaragoza y una multitud de ayuntamientos más, con el apoyo de la extrema derecha de Vox. No cambiar la ley ha permitido ahora gobernar en coalición y, en el caso del PP, salvar la cara tras cosechar los peores resultados de su historia tanto en las generales como en las autonómicas y locales. 

El catedrático de Derecho de la Universiadad de Alcalá de Henares, Alfonso García Moncó, señala que “ha pasado lo que tenía que pasar, porque en España no se conoce bien la ley electoral, y el espectáculo de pactos de cualquier manera debilita en gran media a la democracia y, lo que es peor, complica mucho la gestión futura de los ayuntamientos”. A su entender, cuando hubo mayorías absolutas en España se debería haber reformado la Loreg, para resolver estas situaciones de bloqueo político, si bien la propuesta de este experto en derecho sería establecer votaciones a una segunda vuelta entre las dos formaciones más votadas en la primera.

Frente a esta visión pesimista de la situación, la socia directora de Political Intelligence, Rosa María Rotondo, reconoce que ese nuevo escenario a cinco partidos genera volatilidad y hace que se identifique multipartidismo y pluralismo con inestabilidad, “pero no tiene por qué ser así -advierte-, es posible que una vez confirmados los pactos se asienten gobiernos locales estables”. En ese mismo sentido, el profesor García Moncó admite que a medida que pase el tiempo, los pactos van a fortalecer a unos y a debilitar a otros, pero “lo normal es que los partidos minoritarios, en este caso Vox y Cs, sean los que más sufran, porque es muy fácil que a medio plazo no cumplan con las expectativas que han levantado en su electorado”.

El exmagistrado de lo contencioso-administrativo en Madrid y socio de Broseta, Alberto Palomar, también advierte de la tremenda debilidad con la que parten los consistorios sustentados en pactos tan complicados que merman sus posibilidades de avanzar. "Solo un programa claro y la fijación de políticas públicas cerradas puede ayudar", asegura, convencido de que la salida debe ser institucional: "Es necesario creer en el funcionamiento del sistema, en la burocracia, en el conjunto de los técnicos, etc. Sin esto hasta que aprendan y se pongan de acuerdo habrá acabado la legislatura. La institucionalización de la gestión y su separación del debate político es esencial. En el Pleno se debate, en el resto se ejecuta y eso tendrán que hacerlo lo que saben hacerlo", explica.

Preocupación empresarial por la parálisis local

Una de las cuestiones que más preocupan de todo este proceso de pactos en el ámbito empresarial se centra en el parón que supone su desarrollo y puesta en marcha. Algunas asociaciones locales de empresarios del ámbito de Castilla-La Mancha, donde todo se ha fraguado en un acuerdo entre PSOE y Ciudadanos, se han quejado del parón que sufren los ayuntamientos, “no solo ahora, sino desde dos meses antes de las elecciones. Antes porque no sabían qué iba a pasar en la votación, y ahora porque tampoco lo saben, el caso es que llevamos seis meses con muchos trámites administrativos paralizados”, señalaban este sábado.

"Vamos a tener que acostumbrarnos a este tipo de cosas", señalaba este sábado un jurista experto en derecho administrativo que se dedica a asesorar en materia legal a grandes ayuntamientos de todo el país. Una de las cuestiones que más preocupan en el ámbito económico es la mala imagen de España que este tipo de procesos está dando, hasta el punto de que hay quien asegura que "cada vez nos parecemos más a Italia". 

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