Florentino Pérez, de la megamansión de El Viso a su nuevo paraíso gaditano

  • Desde febrero de 2017 su nuevo lugar de descanso es una vivienda de estilo unifamiliar, de casi 250 metros, construida en Jerez de la Frontera.
El presidente de ACS y del Real Madrid, Florentino Pérez.
El presidente de ACS y del Real Madrid, Florentino Pérez.

Cuenta Juan Carlos Escudier en su libro ‘Retrato en blanco y negro de un conseguidor’ que Florentino Pérez, presidente de ACS y del Real Madrid, estuvo a punto de perder de joven su piso en la zona de Pinar de Chamartín por las deudas que arrastraba ‘La Guía del Ocio’, una revista que empezó a editar con un amigo, el director de cine José Miguel Juárez, allá por 1976, y en la que él escribía con pseudónimo crónicas deportivas y de televisión. No perdió la casa, pero desde entonces, Pérez se ha erigido como el rey de las infraestructuras... y ha sumado otras.

Pérez no vio la luz desde una cuna de oro. Nacido el 8 de marzo de 1947, tercero de los cinco hijos del matrimonio de Eduardo y Soledad Rodríguez, fue criado en una familia de clase media. Sus primeros años como empresario no lucía condición de rico ni exhibía opulencia en fincas como ya hacían otros empresarios de la época. El primer piso que compartió con María Ángeles Sandoval, su mujer, fue en la calle General Orgaz y era alquilado. Años después, la pareja se compró su primer refugio: la vivienda que tuvo que poner de aval en su aventura editorial.

A aquel inmueble le seguiría un adosado que adquirió cuando desembarcó en política y alcanzó el cargo de concejal en el Ayuntamiento de Madrid. Allí la familia Pérez residiría aproximadamente diez años. Entonces, uno de sus pocos lujos era navegar en su yate ‘Pitina’, bautizado cariñosamente con el apodo de su esposa, por las aguas cristalinas de la entonces nada masificada Mallorca. Tampoco entonces competía en eslora. Pero esa riqueza estoica dejaría de ser pronto tan discreta. En 2003, Florentino puso la primera piedra de su megaproyecto más personal: compró varias fincas para edificar una magnífica mansión en pleno centro de la capital. El empresario ya intimaba en la isla con el Rey Juan Carlos y su patrimonio se cifraba en 600 millones.

En aquel momento, aquella operación 'rompió' el mercado inmobiliario. El presidente de ACS se convirtió en el propietario de una finca en la calle Velázquez que daba la vuelta a las calles Castellón de la Plana y Pablo Aranda en la exclusiva colonia El Viso. Cuentan que fue Pitina quien eligió esta zona residencial poblada de antiguas casonas y edificios modernos en los que se alojan algunos de los miembros más representativos de nuestra élite social, como los banqueros March o Alberto Cortina, la fallecida condesa de Romanones, el futbolista Xabi Alonso o el yerno de José María Aznar, Alejandro Agag. Todos cayeron seducidos por la intimidad que les ofrecía este lugar a solo un paso de la Castellana, la arteria empresarial madrileña. Un lujo alcanzable solo para unos pocos.

El presidente de ACS agrupó varias parcelas hasta sumar una de 2.600 metros cuadrados que adquirió a Dolores Utrera Patuel, familiar de Vicente Patuel, marido de Carmen Sevilla, y de José Utrera, padre de María del Mar Utrera, esposa del alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón. Por aquella exclusividad pagó cerca de 23,5 millones de euros, que sufragó en parte con una hipoteca con el Banco Santander que ha oscilado entre los 19, 35 y 23 millones. La cifra no supone más que un buen pellizco en una fortuna personal que Forbes ha calculado recientemente en 1.200 millones de euros.

El nuevo dueño derribó la antigua construcción y, un año y medio después, en 2005, acometió una megaobra para levantar un edificio de tres plantas y seis pisos más un ático en el que viviría con su esposa y donde cada uno de sus tres hijos, Florentino, Eduardo y María Ángeles, tuvieran su espacio propio en viviendas de entre 300 y 500 metros cuadrados, además de compartir piscina, jacuzzis, vestuarios y ascensores que comunican unos pisos con otros. Para que se hagan una idea: en la planta primera uno de los pisos dispone de una superficie construida de 531 metros cuadrados y una terraza de veinte.

La construcción de este centro de poder personal levantó suspicacias entre algunos de sus vecinos ilustres. Tanto que la fallecida condesa de Romanones, Aline Griffith, lideró la resistencia entre algunos de ellos, que se levantaron en armas contra el empresario pidiendo al Ayuntamiento de Madrid, entonces gobernado por Alberto Ruiz-Gallardón, que paralizara aquel búnker en una zona en la que, según decían, no les habían permitido construir más que viviendas unifamiliares. No lo consiguieron.

Desde que finalizó su construcción, éste ha sido su hogar. De allí sale cada mañana para ir a su despacho del Santiago Bernabéu y regresa a medianoche. “No sé disfrutar el dinero. Estoy más cómodo trabajando que en la playa", dijo a Jordi Évole en una de las escasas entrevistas que ha concedido. "Estoy en la élite del que trabaja y genera trabajo", añadió.

Fue en 2010, el mismo año que asumió la compra de la constructora alemana Hotchief y sus filiales, cuando puso a su nombre aquella propiedad. En esta vivienda, en concreto en Pablo Aranda, tiene domiciliado Rosan Inversiones S.L., la sociedad con la que controla sus inversiones patrimoniales, y de la que su mujer y él eran administradores solidarios hasta 2014, fecha en la que él se convierte en administrador único. Desde marzo de 2017 figura además como apoderado su hijo Florentino. Precisamente, según ha podido saber este medio, esta sociedad es la titular de otras propiedades, como un garaje y una vivienda en la madrileña zona de Montecarmelo. El inmueble, adquirido en 2006, tiene un valor en subasta de un millón de euros. Se trata de una vivienda en la cuarta planta de la avenida Monasterio de Silo de 265 metros más una terraza de doce y otra de 106 metros cuadrados en el ático. Muy cerca, su hija Cuchi dirigió el restaurante ‘El Babero’ hasta el pasado mes de julio, fecha en la que tuvo que cerrar con pérdidas.

De Mallorca al Puerto de Santa María

No son sus únicas posesiones. Hace unos meses el presidente del equipo blanco decidía sacar al mercado de lujo privado ‘Villa Jasmín’, la residencia en Mallorca que adquirió en 2005 por 25 millones de euros. Situada en la privilegiada y exclusiva urbanización ‘Las Brisas’, cuenta con inmejorables vistas sobre el Puerto de Andratx, Cala Llamp y Cala Marmacén. El inmueble, de 3.000 metros cuadrados en una finca de 15.000, con helipuerto incluido, estaba escriturado a nombre de su mujer. Sin embargo, desde que Pitina falleció en 2012 de cáncer, Florentino Pérez apenas la ha habitado. “La mantenía, sobre todo, por uno de sus hijos. Él no ha vuelto casi desde que falleció María Ángeles”, asegura una persona que lo conoce desde hace años.

Florentino no ha tardado en buscar otro destino cerca del mar en la provincia de Cádiz, una provincia en la que ha tenido alguna que otra vivienda, aunque no a su nombre. “Allí tenía desde hace años otra propiedad en la que veraneaban también sus hijos y a la que suele invitar a sus íntimos”, afirma esta misma persona. Desde febrero de 2017 su nuevo lugar de descanso es una vivienda de estilo unifamiliar de casi 250 metros construida en unos terrenos que pertenecieron a la finca El Retamar, propiedad de Fernando Terry, antiguo alcalde de El Puerto y miembro de unas de las familias más acaudaladas y conocidas de Jerez de la Frontera. Los terrenos se sitúan en Bahía Blanca, una zona que aún conservaba parcelas vírgenes de bosque mediterráneo, en los que ha construido a través de una de sus empresas, MVG Urbanismo y Gestión S.A., una promoción de lujo de 28 chalets con vistas a la Bahía de Cádiz.

A Florentino Pérez también se le suele relacionar con otro privilegiado remanso de paz como es la zona de La Vera en Extremadura. En esta zona, donde algunos vips como Alejandro Sanz o Ana Rosa Quintana tienen residencia, no hay sin embargo ninguna vivienda a su nombre. Lo que sí adquirió en el año 2000, junto a otros muchos propietarios, es una propiedad en Las Lomas, en el municipio de la Tayuela, para explotación de maderas nobles. Quién sabe si cerca se esconde otro de sus refugios personales. Claro que, como él mismo dijo, disfruta más trabajando que en algunos de estos lugares de ensueño.

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