Los talibanes a las puertas de Kunduz, ciudad estratégica del norte afgano

  • Los talibanes trataban este lunes de tomar la ciudad de Kunduz, una ciudad estratégica del norte de Afganistán, donde el grupo Estado Islámico ha lanzado también un órdago a las fuerzas gubernamentales en otros puntos del país.

Estas dos ofensivas concomitantes por parte de sendos movimientos islamistas con objetivos distintos tienen contra las cuerdas al gobierno de unión nacional del presidente Ashraf Ghani, llegado al poder hace apenas un año.

El ejército afgano, sobrepasado por estas ofensivas, ya no puede contar con el apoyo de las tropas extranjeras de la OTAN, que puso fin a su misión de combate el pasado diciembre. Ahora, la Alianza Atlántica tiene sólo a 13.000 soldados dedicados a tareas de formación y asesoramiento.

Este lunes por la mañana, las tropas afganas se enfrentaban a los rebeldes talibanes en los alrededores de Kunduz. La ciudad se encuentra a menos de 100 km de la frontera con Tayikistán, y es la capital de una provincia donde la rebelión avanzó en los últimos años.

Zabihullah Mujahid, portavoz habitual de los talibabes, conformó a la AFP que su movimiento está detrás del asalto a Kunduz.

Según un colaborador de la AFP presente allí, la ciudad está vacía y los vecinos encerrados en sus casas.

Por el momento, "las fuerzas de seguridad consiguen rechazar" a los insurgentes, que han perdido a 20 de sus hombres, dijo a la AFP Sayed Sarwar Hussaini, portavoz de la policía de la provincia de Kunduz.

"La situación es crítica", dijo por su lado un empleado de una ONG occidental en Kunduz, que prefirió guardar el anonimato.

La eventual caída de Kunduz sería un grave revés para el presidente afgano Ashraf Ghani, que había prometido al asumir el poder en 2014 pacificar el país, en guerra civil permanente desde hace 30 años.

Pese a un grave conflicto interno en torno a la sucesión de su figura tutelar, el molá Omar, los talibanes siguen cometiendo atentados con regularidad y atacando al ejército y la policía en buena parte del país.

El ejército y la policía de Afganistán también tienen que hacer frente a la amenaza creciente de la organización Estado Islámico.

El domingo, islamistas que decían actuar en nombre de este grupo lanzaron una gran ofensiva contra la policía afgana en la provincia de Nangarhar, fronteriza con Pakistán (este), donde mataron al menos a dos agentes.

Hasta ahora, el EI se había limitado a combatir a los talibanes. Pero esta nueva ofensiva marca una etapa suplementaria en los esfuerzos de los insurgentes por asentarse en la "provincia de Jorasán", una zona que englobaría Afganistán y varios países limítrofes, en el marco del "califato mundial" que el EI aspira a crear.

"Nangarhar es una provincia estratégica para Afganistán, y el EI quiere controlar el tráfico de opio" que circula por la región, declaró a la AFP Atiqullah Amarjail, un general retirado.

En muchos casos, los combatientes del EI son ex talibanes decepcionados por su dirigencia, y sobre todo de que se les ocultara durante dos años la muerte del molá Omar.

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