La capital coge fuerza

Madrid roza el 'sorpasso' a Barcelona en la carrera por los hoteles cinco estrellas

La capital de España comienza a cerrar la brecha en el apartado hotelero de lujo con la Ciudad Condal. Las restricciones a nuevas licencias en los lugares más atractivos bloquea la llegada de nuevos proyectos. 

Exterior
Madrid da el 'sorpasso' a Barcelona en la carrera por los hoteles cinco estrellas.
Four Seasons Madrid

Hubo un tiempo en el que Barcelona era la ciudad española por excelencia en lo que a hoteles cinco estrellas se refiere. Con 43 establecimientos hoteleros de lujo, ninguna ciudad española podía competir con la Ciudad Condal, que gracias a unas espectaculares condiciones que mezclan el turismo del sol y playa, grandes atractivos arquitectónicos como la Sagrada Familia, la Casa Batlló, o el Parque Güell, equipos deportivos de primer nivel y una oferta musical a la altura de las grandes europeas, ha conseguido dominar el turismo de gama alta con comodidad durante las últimas décadas. Sin embargo, el trono de la capital catalana corre peligro.

Madrid ha alzado el paso durante los últimos seis años en esta carrera de fondo por los hoteles más exclusivos del panorama español, y se prepara para tratar de tú a tú a Barcelona en la pugna por los cinco estrellas. Especialmente llamativo es el empujón que ha dado la capital en este último año, tras dejar atrás lo peor parte de la pandemia, alcanzando los 35 hoteles de este tipo. Hasta cuatro de estos establecimientos de lujo han abierto por primera vez sus puertas en Madrid -Four Seasons, Santo Mauro, Rosewood Villa Magna y el Regency Hesperia Madrid- y algunas remodelaciones, como las del Mandarin Oriental Ritz o el Wellington, han terminado por engalanar la oferta 'high-class' madrileña.

De acuerdo con Jaime Trabuchelli, consultor turístico en el Centro Internacional de Estudios Superiores de Administración y Desarrollo Empresarial (CESAE), este incesante goteo de aperturas y reinaguraciones de hoteles de gran lujo en Madrid -acumula 21 desde el año 2015, por apenas 12 de Barcelona- se debe a que, durante mucho tiempo, la capital "ha estado infraposicinada". "Desde un punto de vista político, había una falta de apoyo y de plan turístico en la ciudad", reflexiona Trabuchelli.

Sin embargo, esta situación forma parte del pasado para este experto del sector con experiencia en hoteles como el Ritz, que ahora sí ve una "apuesta muy decidida en convertir a Madrid en un destino de lujo". "Cuando hay apoyo político por parte de las instituciones y además tienes una política fiscal como la de la Comunidad, que beneficia no solo al sector hotelero, también a todo lo que lo rodea a este tipo de turismo, los resultados se notan", apunta. 

De esta forma, Madrid ha ido acaparando inversiones que, poco a poco, han ido estrechando la diferencia con Barcelona. En la actualidad, la ciudad del oso y el madroño dispone de 5.864 habitaciones en hoteles cinco estrellas, de las que el 49% se han añadido o remodelado desde el año 2015. Unas cifras que son el resultado de años de cocción a fuego lento entre inversores e instituciones madrileñas. "Hay que tener en cuenta que, para que los hoteles se abran ahora, hace falta hacer gestiones durante unos diez años. Es una labor de siembra", puntualiza Trabuchelli.

Porque durante 2022, Madrid va a seguir acaparando aperturas de nuevos cinco estrellas. La lista para el año que viene incluye el The Madrid Edition, que viene aparcando su inauguración durante todo 2021, el Pestana CR7 Gran Vía, con otras 168 habitaciones en uno de las arterias de la capital, un exclusivo W -marca de la firma Marriot-, el Evok Gran Vía o el Iberostar Teatro Albéniz. Estos son solo algunos de los proyectos de gran lujo que se instalarán próximamente.

Albert Grau, consultor turístico Cushman & Wakefield, mantiene una opinión similar sobre el respaldo político madrileño al sector. "Desde hace varios años, hay una política de promoción y de apoyo al sector, que está dando sus frutos, especialmente con hoteles de nueva construcción, algo que ahora en Barcelona es imposible".

Barcelona se estanca

Si el panorama parece difícil de mejorar en Madrid, la situación en la Ciudad Condal se aleja mucho de ser ideal. El trono de Barcelona se mantiene con esos 42 cinco estrellas, pero las instituciones han aplicado una política diametralmente opuesta al expansionismo madrileño, poniendo en el punto de mira al sector turístico por los problemas de gentrificación que vienen afectando a los barceloneses desde hace varios años, expulsando a los vecinos de los barrios más céntricos en favor de las viviendas turísticas. 

Todo cambió con la entrada de Ada Colau a la alcaldía de la ciudad, allá por el 2015. Una de las primeras decisiones fue una supresión temporal de la concesiones de licencias municipales para alojamientos turísticos. Dos años después, la regidora de En Comú Podem sacaba adelante el Plan Especial Urbanístico de Alojamientos Turísticos (PEUAT), que acababa con las posibilidades de conceder nuevas licencias en las zonas más atractivas de la ciudad para los hoteleros. 

"Hay ciertos proyectos de inversión que podrían haberse desarrollado y no se han hecho. Se están perdiendo oportunidades para Barcelona", denuncia Grau. Una de las pocas inauguraciones que se ha vivido en la capital de Cataluña es la de ME Barcelona, del grupo Meliá, uno de los últimos que contaba con el visto bueno del Ayuntamiento antes del gobierno de los comunes. Desde entonces la ciudad, ha acumulado más reveses que buenas noticias, con proyectos frustrados por parte de grupos como Hyatt o Four Seasons, que sí prosperaron en Madrid. 

"Barcelona sigue siendo un foco de interés para los inversores, lo que pasa es que estamos en una situación complicada, a lo que se ha sumado la pandemia, que ha provocado que los ratios como la ocupación o el precio medio no son buenos, pero creemos que la ciudad podría volver a posicionarse. Tienen cabida nuevos proyectos hoteleros", esgrime Albert Grau.

No obstante, para que esos desarrollos se materialicen se debería dar un vuelco a la política municipal en materia hotelera, algo que parece difícil con la actual configuración política de la ciudad. "El primer factor que necesita el inversor para hacer esa inversión es que pueda hacer el hotel. Si ese inversor tiene que estar esperando dos o tres años para llevarlo adelante, lógicamente va a estudiar otros proyectos en otras ciudades", sentencia el consultor de Cushman & Wakefield.

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