La advertencia de los epidemiólogos

La cuarta ola amenaza con alcanzar su pico solo una semana antes del 4-M

El punto de referencia más útil es la tercera ola, que alcanzó su punto álgido con un mes de retraso desde Navidades. Si hay una buena organización, dicen los expertos, las elecciones no expandirán el virus.

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El Wizink Center será un nuevo punto de vacunación masiva la próxima semana.
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El consenso de los epidemiólogos dibuja un panorama sanitario desalentador para el 4-M. Los expertos advierten que la cuarta ola podría alcanzar su pico una semana antes de las elecciones autonómicas madrileñas, dada la tendencia actual al alza de la incidencia acumulada y de los contagios, porque la curva es similar a los primeros repuntes que dan paso a un aumento de casos que amenaza con agravarse después de unos días festivos. 

Para vaticinar la evolución de la pandemia en el mes que transcurrirá entre Semana Santa y los comicios autonómicos, el punto de referencia más útil es la tercera ola, que alcanzó su punto álgido con cierto retraso respecto a las Navidades. "Los picos no suelen seguir inmediatamente al momento súperexpansivo, sino que hay un retraso", explica Álvaro Goñi de Francisco, epidemiólogo y especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública. "El incremento de casos que se dio después de Navidades no fue en la siguiente semana, sino a lo largo de enero, con la parte más cruda a principios de febrero", destaca. 

Los epidemiólogos también coinciden en que es probable que en mayo ciertos elementos clave varíen, como el perfil de los pacientes hospitalizados. Tras la campaña de vacunación de la Comunidad de Madrid, el 66% de los mayores de 80 años han recibido la primera dosis, mientras que a poco más del 50% se le ha administrado las segunda. En las residencias siguen registrándose contagios, pero los casos presentan en su mayoría pocos síntomas o ninguno. Por otro lado, la expansión de la variante británica, más infecciosa y que ya representa al menos 75% de los casos en Madrid, pone en riesgo a los demás grupos de edad, aunque no cambie demasiado la cifra total de contagios.

"Tan solo el 4% de los que tienen entre 70 y 79 años han recibido la primera dosis", advierte María Victoria Zunzunegui, profesora de epidemiología jubilada de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Montreal. "Hay una disminución en la mortalidad de los mayores de 80 años, pero se van a morir más jóvenes, como estamos viendo en los hospitales. El virus está mucho más extendido en la comunidad que hace seis meses y llega a mucha más gente en vez de estar concentrado en las residencias" apunta. Con la ocupación en el 35,25%, las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) de Madrid se encuentran en riesgo extremo.

Las medidas preventivas que no pudieron ser

Las restricciones para las elecciones autonómicas incluirán franjas horarias entre las 10 y las 12 para que puedan votar los colectivos vulnerables, como personas mayores o con enfermedades crónicas, y entre las 19 y 20 horas para los contagiados y los aislados, según ha explicado el consejero de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero. Se limitarán los electores a 750 por mesa y no proveerán vacunas a los miembros de mesa ni equipos de protección individual, como se hizo con las elecciones catalanas. Además, se controlarán los accesos a las mesas y se harán tareas de limpieza y desinfección cada tres horas. Aun así, varios profesionales sanitarios piden un mayor esfuerzo para evitar un repunte de contagios.

"Si hay una buena organización no debería generar una expansión del virus"

A pesar de que ya es tarde, "lo ideal habría sido impulsar el voto electrónico", dice Joan Caylà, investigador de la Sociedad Española de Epidemiología. "Hay mucha gente teletrabajando que sabría cómo votar a distancia sin ningún problema y de forma fácil, pero lo recomendable ahora sería potenciar el voto por correo y extremar las medidas de seguridad en las mesas de votaciones".

Zunzunegui critica sin tapujos que no se fomente el voto por correo como alternativa al presencial. "Deberían estar todo el día diciéndole a la población, con anuncios en todos los medios, que vayan a votar por correo, que soliciten los votos por correo, porque es la mejor manera de reducir la abstención y los contagios", opina. "Solo lo estoy viendo en la web de Correos, donde ya he solicitado el mío".

¿Dónde hay más riesgo?

El desplazamiento de los votantes es un factor aparentemente olvidado en estas elecciones. El gremio sanitario recomienda que los votantes se trasladen a pie o en bicicleta hasta los centros de votación, el incremento de la frecuencia del transporte público para reducir las aglomeraciones, el aumento de mesas electorales y procurar que estas se encuentren al aire libre.

Otra variable es la abstención. En opinión de Goñi, no se puede esperar que pase lo mismo que en Cataluña, donde el miedo a la pandemia y la desafección política fueron algunas de las claves del hundimiento de la participación (menos del 54%). "Desde un punto de vista más político que epidemiológico, parece que en Madrid puede haber gente reticente a salir, pero se fomenta mucho el voto por la situación actual, que será muy influyente al momento de movilizar el electorado". En este sentido, la polarización podría suplir la participación que podría perderse.

En cuanto a las elecciones, "si hay una buena organización y coordinación, no es un evento que debería generar una expansión mayor del virus", dice Goñi. "Las circunstancias que la rodean no deberían ser particularmente lesivas. Significativamente, la transmisión, que tenemos muy bien caracterizada, se da en otros ámbitos con riesgo de relajar medidas de precaución, es decir, la triada de mascarilla, distancia e higiene".

De todas maneras, el epidemiólogo opina que los mítines políticos y actos de campaña previos a las elecciones podrían representar un riesgo mayor. "No es el evento tipo para el contagio si uno habla y los demás escuchan, pero también puede pasar que ocurran reuniones informales posteriores", indica. "El mitin en sí no es de alto riesgo, lo calificaríamos de riesgo medio por juntar artificialmente a la gente, pero se pueden respetar las medidas de seguridad", dice. Además, sugiere la posibilidad de que algunas posturas políticas con actitudes más 'relajadas' respecto a la pandemia relajen las medidas de seguridad en sus actos, que en principio podrían controlarse sin problema por tratarse de actos programados "con aforo limitado e incluso al aire libre".

"En esta situación, lo importante sería ver si el declive que se espera tras el pico se ve atenuado o no después de las elecciones", afirma Caylà. Pone el ejemplo de las elecciones catalanas el 14 de febrero, en las que no se detectó un aumento de casos, pero que hubiera sido difícil medir si la tendencia que mantenía a la baja se desaceleró.

El efecto de la hostelería

Una situación diferente es la de los locales de hostelería, cuyo cierre evita directamente un incremento rápido de los casos de Covid. "En locales cerrados, como los bares o los gimnasios, donde las personas no llevan la mascarilla por la propia actividad que hacen, el virus se replica y es muy difícil mantener el ambiente seguro por la ventilación", aclara Zunzunegui, haciendo referencia tanto a la transmisión directa entre personas como a los aerosoles que permanecen varias horas en el aire. En su opinión, este elemento podría ser el que defina la gravedad del pico durante las elecciones e incluso cómo queda la situación de la comunidad posteriormente.

Enarbolado por la Comunidad de Madrid como un triunfo por encima del Gobierno y otras autonomías, la apertura de restaurantes y bares se ha ligado a un incremento en la incidencia y la mortalidad de acuerdo a 20 estudios recogidos por una revisión bibliográfica titulada "Evidencia epidemiológica acerca del rol de la hostelería en la transmisión de la Covid-19: una revisión rápida" y elaborada por tres epidemiólogos españoles: Usama Bilal, Pedro Gullón y Javier Padilla-Bernáldez.

Hay tres tipos de estudios recogidos en la publicación: los modelos de estudios matemáticos, que analizan el efecto de las intervenciones en las grandes poblaciones y estudian la disminución los contactos sociales en el interior de locales y cómo eso limita la capacidad de transmisión; los análisis estadísticos que estudian qué ocurre antes y después de que se cierra la hostelería, así como los sitios en donde ha permanecido cerrada o abierta, y los que se han hecho más en en el sudeste asiático, como en Singapur o incluso en Corea del Sur, que observan los brotes, donde se producen contagios de forma explosiva en un local o un evento, para explicar los súpercontagios midiendo la calidad del aire. Todos concluyen que el cierre de los locales de hostelería es una de las medidas más efectivas para reducir la incidencia y la mortalidad.

Sin embargo, los efectos del cierre de la hostelería pueden tardar entre 61 y 100 días en poder ser contabillizados, de acuerdo al estudio "Mask Mandates, On-Premises Dining, and Covid-19", publicado en el Journal of the American Medical Association (JAMA). Incluso si se declarara el cierre total de forma inmediata, no se apreciarían las variaciones en la capital hasta por lo menos un mes después de las elecciones. Es una de las razones de la impopularidad de la medida, además de las enormes pérdidas económicas del sector. "Sabemos que muchas de nuestras medidas son impopulares en ciertos sectores que son muy sensibles a ellas", admite Goñi. "Una de las consecuencias de la fatiga pandémica ha sido la falta de medidas contundentes que hubieran cortado la transmisión; en cambio, se imponen otras que no son tan efectivas y que han hecho que la población no se vea involucrada en esa mejoría de datos, que todavía no mejoran de una forma real".

"No nos hacen caso"

"En Madrid no nos hacen caso", lamenta Zunzunegui. Para ella, celebrar las elecciones es seguir quitándole peso a la Covid e ignorando a los epidemiólogos. "Es evidente que no había que montarlas en esta situación tan crítica", dice. "Por sentido común puedo decir que es un despropósito porque, si no nos equivocamos los que trabajamos en esto, está claro que vamos a tener un pico epidémico una semana antes y no va a haber tiempo para que haya bajado".

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