Modi, el político hinduista que polariza a la India

  • El hinduista y ultranacionalista Narendra Modi, favorito en las encuestas para las elecciones generales de la India de abril, es un líder tan carismático como temido por las minorías en un país con una fragmentada democracia.

Jaime León

Nueva Delhi, 16 ene.- El hinduista y ultranacionalista Narendra Modi, favorito en las encuestas para las elecciones generales de la India de abril, es un líder tan carismático como temido por las minorías en un país con una fragmentada democracia.

Jefe del Gobierno regional de Gujarat -uno de los más prósperos de la India- durante cuatro mandatos, Modi, de 63 años, es un político de corte populista, tiene fama de buen gestor, fuerte carácter y se desenvuelve bien en las redes sociales en internet.

"Tiene una personalidad muy fuerte, es carismático y agresivo. Y es una persona muy decisiva, no consulta a nadie a la hora de tomar decisiones", dijo a Efe Nilanjan Mukhopadhyay, autor de la biografía "Narendra Modi: El hombre. Los tiempos".

Sin embargo, sus detractores ven en el líder del principal partido opositor de la India, el Bharatiya Janata Party (BJP), posiciones confesionales hindúes y posturas radicales contra los musulmanes, que suponen un 13,4 % de los 1.210 millones de indios.

Algunos testigos le acusan de haber tolerado la matanza de un millar de musulmanes que perpetraron radicales hindúes en 2002 en Gujarat, la peor masacre de índole religiosa registrada en los últimos años en el gigante asiático.

Diferentes investigaciones judiciales absolvieron a Modi.

Las últimas encuestan le colocan como el próximo primer ministro: en un sondeo realizado para el diario The Times of India, un 58 % de los encuestados apoyó al líder del BJP, mientras que solo un 14 % apostó por Rahul Gandhi.

Las diferencias entre el delfín de la dinastía Nehru-Gandhi, que ha gobernado la India la mayor parte de la historia y controla el Partido del Congreso, ahora en el poder, no podrían ser mayores.

Rahul es bisnieto, nieto e hijo de primeros ministros -su madre Sonia es la presidenta del Congreso-, mientras que Modi procede de una familia humilde y trabajó como vendedor de té cuando era niño.

Modi es personalista, transmite fortaleza, tiene experiencia y conecta con las masas: sus mítines se llenan de público, que paga por verle (lo normal en la India es que los partidos remuneren a personas para que asistan a sus actos).

Rahul, por contra, proyecta una imagen suave, cercana a la debilidad, reticente, todavía no ha anunciado si se presenta de candidato, carece de experiencia y su mensaje está muy difuminado: los espectadores abandonaron recientemente varios de sus mítines antes de que acabase de hablar.

Con más de tres millones de seguidores en Twitter, el líder del BJP maneja con brillantez las redes sociales, mientras que Rahul, que se presenta a sí mismo como el candidato de la juventud a sus 43 años, apenas hace uso de ellas.

Uno de los únicos puntos en común entre los políticos es que ambos están solteros.

Si sus trayectorias y su forma de ser son diferentes, aún más lo son más sus idearios políticos.

El concepto de Estado hindú que propugna Modi choca frontalmente con el de república laica que defienden los Gandhi desde la creación del país en 1947.

"Para Modi las minorías son bienvenidas en la India, pero se tienen que adaptar a la mayoría hindú. Esa es su visión del país, opuesta a la visión de Jawaharlal Nehru (líder de la independencia y bisabuelo de Rahul)", dijo Mukhopadhyay.

"Modi no cree en la inclusión de las minorías", añadió.

Y es ese el punto débil de Modi en un país en el que las minorías religiosas suponen un 20 % de la población y cuyo lema no oficial ha sido, desde su independencia, "la unión en la diversidad".

Pero la imagen de Modi como líder eficaz y honesto en un país con graves problemas con la burocracia, las infraestructuras y la corrupción, le pueden aupar al gobierno de la mayor democracia del planeta.

Una fama propicia para el líder hinduista tras 10 años de un gobierno del Partido del Congreso salpicado por casos de corrupción y acusado de falta de liderazgo e ineficacia.

A pocos meses de las elecciones, el Congreso todavía no ha anunciado a su candidato, aunque el primer ministro, Manmohan Singh, de 81 años, dijo recientemente que tras los comicios abandonará la política.

Los analistas consideran prácticamente imposible que el BJP o el Partido del Congreso logren una mayoría amplia en las elecciones, por lo que el juego de alianzas determinará seguramente cuál será la fuerza política que liderará el próximo gobierno.

Aquí entra en juego el activista anticorrupción Arvind Kejriwal, al frente del Partido del Hombre Común, tras obtener unos sorprendentes buenos resultados en su debut electoral en diciembre.

Kejriwal, al que un 25 % de los participantes en la encuesta para The Times of India le apoyaron para primer ministro, puede ser la clave en unas elecciones muy fragmentadas en las que a Modi, con su agresiva actitud, le podría costar encontrar aliados.

"Modi es muy agresivo y eso en el largo plazo le perjudicará porque aliena a los demás", afirmó Mukhopadhyay.

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