Musharraf desafía a la justicia y huye del tribunal tras una orden de arresto

  • El expresidente golpista paquistaní Pervez Musharraf huyó hoy de la sala en la que magistrados del Tribunal Superior de Islamabad acababan de dictar su arresto y se ha refugiado en su mansión capitalina a la espera de acontecimientos.

Pau Miranda

Islamabad, 18 abr.- El expresidente golpista paquistaní Pervez Musharraf huyó hoy de la sala en la que magistrados del Tribunal Superior de Islamabad acababan de dictar su arresto y se ha refugiado en su mansión capitalina a la espera de acontecimientos.

El exdictador Pervez Musharraf, que gobernó Pakistán entre 1999 y 2008, aprovechó el revuelo creado por su presencia en los juzgados y salió del recinto rodeado de sus guardaespaldas ante la pasividad de las fuerzas de seguridad presentes en el exterior.

El tribunal dictó el arresto inmediato del expresidente por su relación con la detención de 60 jueces -entre ellos el jefe del Tribunal Supremo- en 2007, lo que según los magistrados podría haber vulnerado el orden constitucional.

Musharraf se dirigió en un todoterreno blindado a su mansión en el exclusivo barrio de Chak Shazad y se recluyó con sus más cercanos colaboradores, mientras en los medios se desató una cascada de especulaciones que incluían como opción el arresto domiciliario.

Poco después sus representantes legales se dirigieron a la sede del Tribunal Supremo (TS), máxima instancia judicial del país, para solicitar que este anulara la orden de arresto dictada por el Tribunal Superior de Islamabad.

Un portavoz de Musharraf, Rashid Qureshi, declaró a Efe que "la apelación debería resolverse hoy mismo" y que el exgeneral "esperará la decisión del Supremo para anunciar sus próximos pasos".

Un abogado y colaborador del exgeneral, Mohamed Amjad, alegó en declaraciones a los medios locales que si el TS había decretado libertad provisional una instancia inferior no podía ordenar su detención.

El Supremo rechazó esta semana una petición de arresto preventivo contra Musharraf en otro caso que pesa sobre el exmilitar por alta traición, una causa también vinculada con su gestión al frente del Gobierno a finales de 2007.

En un comunicado colgado en su página de Facebook, un colaborador de Musharraf, Razá Bokhari, calificó la orden de arresto como "abocada al fracaso" y fruto de un "activismo judicial injustificado motivado por 'vendetas' personales".

El comunicado también lanzó una amenaza velada sobre las consecuencias si el Supremo no atiende las demandas del exgeneral golpista: "Puede haber una innecesaria tensión entre los pilares del Estado y quizás una desestabilización del país".

"Las próximas doce horas son críticas", dijo a Efe la experta en en cuestiones militares Ayesha Siddiqa, quien defendió que el exjefe del Ejército cuenta aún con sólidos apoyos en la cúpula de las Fuerzas Armadas que hacen imprevisible el desenlace de este episodio.

"El Ejército no quería que viniera precisamente para evitar lo que está pasando, pero tampoco quiere bajo ningún concepto ver arrestado a uno de sus exjefes, por lo que seguro que habrá una negociación al más alto nivel", afirmó Siddiqa.

El general retirado Talat Masud compartió la opinión de que los militares avisaron a Musharraf de los riesgos de su regreso, pero matizó que ahora la jefatura del Ejército no tiene intención alguna de forzar un enfrentamiento con los jueces.

"(El jefe del Ejército, Ashfaq Pervez) Kiyani no quiere poner a las Fuerzas Armadas en el centro de la actualidad política", dijo Masud, quien añadió que Musharraf puede tener algún apoyo puntual en la cúpula militar pero que no se oirán voces discordantes.

"El Ejército paquistaní es muy profesional y se respetará la jerarquía", sentenció el exmilitar.

Las Fuerzas Armadas han regido el destino de Pakistán durante la mitad de sus 65 años de historia y no hay precedentes de tal cerco judicial a uno de sus responsables como el que está sufriendo Musharraf, que se enfrenta a diversas causas en su país.

Además de los casos relativos a su decisión de decretar el estado de emergencia a finales de 2007, Musharraf tiene causas abiertas por su presunta responsabilidad en la muerte en 2006 de un dirigente nacionalista de la región occidental de Baluchistán, Nawab Bugti, y en 2007 de la exprimera ministra Benazir Bhutto.

El revés judicial de hoy se suma al contratiempo que supuso para Musharraf su reciente descalificación de las elecciones del próximo mayo después de que los tribunales electorales no lo consideraran apto como candidato por sus problemas con la justicia.

El exdictador se encuentra ahora atrapado por la persecución judicial, que incluye la prohibición de salir del país, y las amenazas contra su vida a cargo de los insurgencia integrista, a la que Musharraf se enfrentó abiertamente.

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