Washington.- El presidente de EEUU, Barack Obama, y su colega afgano, Hamid Karzai, condenaron hoy el incidente en el que un pastor protestante de Florida quemó un ejemplar del Corán, informó hoy la Casa Blanca.
Ese incidente, protagonizado por el pastor Terry Jones, fue el aparente desencadenante del asalto por parte de una turba la semana pasada contra las oficinas de la ONU en la ciudad de Mazar-i-Sharif, en el norte de Afganistán, en un suceso que dejó siete muertos.
Según indicó la Casa Blanca, los dos líderes hablaron hoy mediante videconferencia por espacio de una hora y abordaron también el comienzo de la transición en la guerra en Afganistán, en el que las tropas estadounidenses tienen previsto comenzar su marcha para el próximo julio.
"Ambos líderes deploraron la profanación del Corán, condenaron firmemente el ataque contra la ONU del pasado día uno en Mazar-i-Sharif y expresaron su profundo pesar por la trágica pérdida de vidas", explicó la residencia presidencial en un comunicado.
Ambos presidentes dejaron claro que el asesinato de víctimas inocentes representa "una afrenta a la decencia y la dignidad humanas", subrayó el comunicado.
Asimismo, Obama y Karzai se mostraron de acuerdo en la importancia de restablecer la paz en Afganistán mediante progresos en el proceso de transición y una alianza estratégica duradera entre Afganistán y Estados Unidos, indicó la Casa Blanca.
El pasado 20 de marzo, el pastor Terry Jones, de la iglesia Dove World Outreach Center en Gainesville (Florida), participó en un simulacro de juicio contra el Corán, en donde el texto sagrado del Islam fue declarado "culpable" y, frente a varios miembros de la iglesia el pastor Wayne Sapp lo prendió en llamas.
Esa quema, grabada en un vídeo colocado en internet, suscitó la ira de los fieles en Afganistán que atacaron la oficina de Naciones Unidas en Mazar-i-Sharif.
Jones protagonizó el pasado año una polémica campaña de quema del Corán para conmemorar los atentados del 11 de septiembre de 2001, que suscitó el rechazo del Gobierno estadounidense y de la comunidad internacional que logró que presionó al pastor para evitar su plan.
En aquella ocasión, además de la llamada del presidente estadounidense, Barack Obama, el propio secretario de Defensa, Robert Gates, habló por teléfono con el pastor para advertirle de que podría poner en peligro la vida de los militares desplegados en Irak y Afganistán.
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