PP y PSOE se aferran al Debate de la Nación para salvar sus opciones electorales

    • Ambos plantean su intervención en el Congreso en términos de campaña, aunque ninguno de los dos tenga al otro como principal adversario.
    • Podemos y Ciudadanos, sin representación parlamentaria, lo seguirán de puertas para afuera.
Rajoy y Sánchez, en una intervención en el Congreso
Rajoy y Sánchez, en una intervención en el Congreso

Apenas un año ha bastado para que el escenario político saltase por los aires y pusiese a los partidos tradicionales, anclados hasta ahora en un cómodo tránsito por el juego del poder, en estado de jaque. Tocado, y quizás hundido, el bipartidismo afronta esta semana su debate más complejo en el Congreso de los Diputados.

La evaluación anual de legislatura, que este martes y miércoles se celebra en el hemiciclo, será, con toda seguridad, una exhibición de fuerzas ante el constatable avance de unos partidos emergentes-Podemos y Ciudadanos-que habrán de conformarse con escuchar el debate de puertas para fuera.

Será también, salvo estrepitoso fracaso de los sondeos, el último en el que ambas formaciones no tengan representación parlamentaria. Las encuestas revalidan las posiciones del partido de Iglesias-primero en intención de voto, según el CIS-pero también el indudable avance del de Rivera. En cuestión de semanas, esta formación-que en el Parlament cuenta ya con nueve diputados-se ha disparado en sus posibilidades electorales y, consolidada como cuarta fuerza, amenaza a la 'triada' en cabeza.

Así, pues, el debate se ha revestido en esta ocasión de un cariz estratégico que no es ni mucho menos menor. Con un ajustado calendario electoral a las puertas, las intervenciones de los distintos grupos se interpretan como un arranque de campaña y momento para validar sus opciones electorales en un tablero incierto. El primero, en Andalucía, donde los comicios del 22 de marzo pondrán a prueba los liderazgos en el socialismo, testarán las posibilidades de Podemos, definirán posibles pactos y, en definitiva, servirán de ensayo de los meses venideros.

Hace semanas que los (aún) grandes líderes, Mariano Rajoy y Pedro Sánchez, preparan al milímetro sus intervenciones. Un mal debate puede también mermar aún más sus posibilidades, pese a que, a día de hoy, ninguno de los dos tenga al otro como principal adversario. Rajoy lleva varios días diseñando el 'duelo' parlamentario, con la ayuda de su equipo más cercano y con las "fichas" que le han hecho llegar desde los distintos ministerios. Un repaso abreviado de todas las actividades-logros y avances-que en los últimos meses ha conseguido cada departamento.

Para Sánchez, éste, su primer debate como secretario general del PSOE-el año pasado escuchó como diputado de base la intervención de Alfredo Pérez Rubalcaba- es ocasión también de revalidar su cuestionado liderazgo al frente del partido. Una cita que el socialista ha trabajado con con varios miembros de su Ejecutiva- entre ellos César Luena o Manuel de la Rocha- y del Grupo parlamentario, como su portavoz Antonio Hernando, y el portavoz de Economía, Juan Moscoso, y para la que ha descargado incluso su agenda. Sánchez llegará al Congreso con un partido en revulsión interna, con una crisis cerrada a "golpe de autoridad" en el PSM y con la latencia del archicomentado salto a la política nacional de su baronesa andaluza.

No es previsible que el debate se salga de los cauces marcados y de las ideas que ambos partidos han convertido en costumbre de su argumentario político. Los avances en materia económica, la lucha contra la corrupción y la defensa del modelo constitucional serán sin duda los grandes ejes sobre los que el presidente del Gobierno vertebrará su intervención, el martes.

Los populares quieren sacar pecho de haber sido el partido que ha logrado revertir-a la vista de las cifras macroeconómicas-el escenario de crisis, pasando de ser un país "al borde del rescate" a liderar el crecimiento en la Unión Europea. Rajoy contrarrestará las cifras de desempleo-que siguen en el 24%-o el argumento de que la recuperación no haya llegado aún al ciudadano, reservándose el anuncio de medidas para fomentar la creación de puestos de trabajo y reactivar la agenda social.

En este sentido, según fuentes populares, el presidente del Gobierno aprovechará para despejar el plan de familia que en estos momentos prepara el Ejecutivo o nuevas vías para estrechar las desigualdades laborales entre hombres y mujeres.

Aunque sin duda, en esta materia, es de esperar que Rajoy ponga especial énfasis en los cálculos que el Gobierno maneja en creación de empleo: si 2014 se cerró con 400.000 nuevos empleados, este año, según sus estimaciones, se podrán crear 600.000 puestos de trabajo más. No se descartan tampoco nuevas bajadas impositivas o la revisión del sistema de tasas judiciales.

El contraataque socialista vendrá bajo el argumento de los recortes. Según fuentes del partido, Sánchez, que no negará que la situación de España está mejorando-si bien por la coyuntura internacional- pretende rebatir la previsible "euforia" de Rajoy con la defensa de las mayorías sociales y subrayando la "desconexión" del Ejecutivo con la calle. El secretario general del PSOE, pondrá sobre la mesa "los datos que demuestran" que España vive "una realidad de desigualdad" y definirá la "agenda para la recuperación justa" que que quiere liderar en la próxima legislatura.

El otro frente de debate estará en la corrupción. Los populares defienden las medidas que en los últimos meses ha impulsado el Ejecutivo para "regenerar la democracia", entre ellas, la Ley de Transparencia, aún pendiente de tramitación parlamentaria, o la reforma del Código Penal, que por primera vez tipifica como delito la financiación ilegal de los partidos políticos.

Los socialistas rebatirán enfatizando el Código Ético aprobado por el partido, las medidas de transparencia adoptadas por Sánchez desde su llegada a la secretaría general, y ahondando en las lagunas del pacto anticorrupción que el PSOE rechazó firmar con el Gobierno.

Según fuentes socialistas, Sánchez incidirá en que, como ha demostrado, no le"temblará el pulso para echar a ningún corrupto". Habrá de responder, en cambio, a las inevitables críticas por los ERE en Andalucía, especialmente tras la reciente citación de los expresidentes Manuel Chaves y José Antonio Griñán.

El PP quiere aprovechar el debate para combatir la desafección ciudadana con el argumento de la estabilidad. La continuidad de sus políticas, esgrimen, es lo único que garantizará afianzar la senda de la recuperación y asegurar la estabilidad política frente a la incertidumbre de los "populismos".

Este eje, sobre el que orbita también su campaña, subraya que los populismos sólo ofrecen "confusión y ocurrencias" mientras que el PP, pese a sus "errores" es sinónimo de "estabilidad, seguridad, moderación, Constitución, libertad e igualdad entre los españoles", como dijo hace un mes en la convención de su partido.

En este sentido, Rajoy defenderá el actual modelo autonómico y la gestión del Gobierno ante el desafío soberanista en Cataluña, subrayando el marco constitucional como "referencia de solidez y continuidad". Se espera que los socialistas insistan en su propuesta de reforma para un modelo federal.

Economía, corrupción y modelo de Estado serán también los ejes de las intervenciones de los grupos parlamentarios, el miércoles. IU profundizará en la España "que Rajoy dice que no existe", y defenderá su propuesta de garantizar un trabajo a todos los ciudadanos. UPyD ha afirmado que pedirá "diagnóstico y soluciones" ante la crisis política, mientras que CiU insistirá en una rebaja impositiva y afeará al Ejecutivo el modelo de financiación autonómica.

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