Rajoy se enfrenta a un "lío general" para formar gobierno en España

  • El jefe del gobierno español saliente, el conservador Mariano Rajoy, se enfrenta desde este lunes a una misión que parece imposible: intentar formar gobierno tras ganar las legislativas sin mayoría en un parlamento fragmentado donde la izquierda ya se dispone a cerrarle el paso.

Una vez digeridos los resultados electorales, los principales partidos fijaron este lunes rápidamente sus posiciones: el socialista PSOE y el partido antiausteridad Podemos votarán en contra de un gobierno conservador, mientras el centrista Ciudadanos anunciaba que se abstendrá.

"Lío general", "Gobierno en el aire", se leía en las portadas de la prensa española, mientras la bolsa de Madrid caía casi un 3% con todos sus valores en números rojos.

La habitual estabilidad del sistema político español, basado desde 1982 en la alternancia en el poder del Partido Popular, de Rajoy, y el PSOE, queda muy dañada por la irrupción de dos nuevos partidos, Podemos y Ciudadanos.

Esta anunciada defunción del bipartidismo deja un panorama incierto. El 13 de enero se debe formar el nuevo Congreso y ningún bloque -ni izquierda ni derecha- alcanza la mayoría absoluta: Ciudadanos y PP sumarían 163 diputados y PSOE-Podemos, 159.

"Voy a intentar formar gobierno y creo que España necesita un gobierno estable", aseguró el domingo por la noche Rajoy tras perder la cómoda mayoría absoluta que disfrutaba desde 2011. Pero con solo 123 diputados en una cámara de 350 escaños y sus dos inmediatos seguidores en contra, la aritmética parlamentaria se lo pone más que difícil.

Una vez constituido el Congreso, el rey Felipe VI se reunirá con los partidos para nominar un candidato a formar gobierno.

Éste debe ser investido por mayoría absoluta en primera vuelta o, si no fuera posible, por mayoría simple después. La oposición de PSOE (90 diputados) y Podemos (69), más la abstención de Ciudadanos (40) impedirían el éxito de Rajoy en ambos casos.

Si dos meses más tarde, ningún candidato ha logrado formar gobierno deberán celebrarse nuevas elecciones.

"Corresponde a las autoridades españolas ver cómo España llega a dotarse de un gobierno estable que pueda jugar su papel en Europa", reclamó desde Bruselas el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker.

Sin embargo, solo el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, se mostró dispuesto a ceder para permitir la gobernabilidad de la cuarta economía de la Eurozona. "Lo que necesitamos es una abstención del PSOE, una abstención de Ciudadanos y un gobierno en minoría que tendrá que tener la cintura suficiente para aceptar reformas", dijo.

Los socialistas se oponen: "el PSOE le va a votar 'no' al PP y a Rajoy", aseguró en rueda de prensa su portavoz César Luena. El líder de Podemos, Pablo Iglesias, muy reforzado tras las elecciones, tampoco lo apoyará "ni por activa ni por pasiva", como era de esperar.

Ambos partidos podrían aliarse para formar una coalición de izquierdas, con pequeños partidos nacionalistas. Pero la opción parece casi inviable porque debería incluir a los independentistas catalanes que reclaman un referéndum de autodeterminación rechazado por el PSOE.

"Será necesario hablar mucho, dialogar más, llegar a entendimientos y acuerdos", reconoció Rajoy en la noche electoral.

Asfixiados por la crisis económica y escandalizados por los numerosos casos de corrupción de conservadores y socialistas, los electores españoles castigaron el domingo a los partidos tradicionales.

El PP cuajó su peor resultado desde 1989 y perdió 3,6 millones de votos, mientras que el PSOE se dejó 1,5 millones de apoyos, quedando en un mínimo histórico.

"La gobernabilidad queda muy tocada", señala la politóloga Berta Barbet, profesora de la Universidad de Barcelona y editora del web de análisis Politikon. "Los equilibrios serán muy complicados".

"Se vislumbra una legislatura corta, montada sobre pactos endebles", añade el catedrático de ciencia política de la Universidad Autónoma de Madrid Fernando Vallespín.

En cambio, no descarta una abstención socialista pero con un precio muy alto: la renuncia de Rajoy. "Eso es casi obligado. Y si el PP no está dispuesto a eso, vamos a unas elecciones anticipadas", afirma.

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