Rasmussen defiende ante Rusia la legitimidad de la operación aliada en Libia

  • El secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, defendió hoy ante Rusia la legitimidad de la operación militar de la Alianza en Libia, al tiempo que descartó el despliegue de tropas aliadas en el país norteafricano.

Ignacio Ortega

Moscú, 4 jul.- El secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, defendió hoy ante Rusia la legitimidad de la operación militar de la Alianza en Libia, al tiempo que descartó el despliegue de tropas aliadas en el país norteafricano.

"Llevamos a cabo nuestra operación con extrema cautela. No apuntamos contra personas concretas y no tenemos intención de desplegar tropas sobre el terreno", afirmó Rasmussen tras el Consejo OTAN-Rusia en el balneario de Sochi (mar Negro).

Rasmussen subrayó que la Alianza Atlántica tiene "tres claros objetivos militares: el cese de los ataques contra los civiles y el retorno de las fuerzas de Gadafi a sus cuarteles para impedir tales ataques".

"Y al final el acceso inmediato y sin obstáculos de la ayuda humanitaria a los que la necesitan. Tenemos intención de continuar la operación hasta que esos planes no se logren en interés del pueblo libio", añadió Rasmussen, citado por las agencias rusas.

El secretario general aliado salió también al paso de las críticas de Rusia y otros países de que la OTAN esté violando el mandato internacional del Consejo de Seguridad la ONU en el país árabe.

"Nuestro mandato es evidente. Actuamos en el marco de la resolución 1.973 del Consejo de Seguridad que permite utilizar todas las fuerzas y medios posibles para prevenir la amenaza de ataque sobre la población civil", afirmó.

Rasmussen subrayó que "todo lo que la OTAN hace en Libia junto a sus socios se corresponde plenamente con ese mandato" y que el suministro de armamento a los insurgentes tuvo lugar "en el marco de la defensa de la población civil".

Por su parte, el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, llamó hoy a la OTAN a interpretar al pie de la letra las resoluciones del Consejo de Seguridad sobre Libia 1.970 y 1.973.

"Cualquier suministro de armas es una violación de la resolución 1.970 al igual que el envío de instructores para transmitir conocimientos militares. Todo esto está cubierto por el embargo de armamento", dijo.

Rusia insiste en acusar a los aliados de sobrepasar su mandato con los bombardeos del país norteafricano y su claro respaldo diplomático y logístico a los insurgentes.

"Pero nuestras posiciones coinciden plenamente en lo que se refiere a que no hay alternativa al acuerdo pacífico y a la transición a un proceso de paz (...), nadie quiere que esta situación continúe eternamente", agregó Lavrov.

Moscú aboga por un inmediato cese de las hostilidades y el inicio de un proceso de diálogo entre la oposición libia y el régimen de Gadafi sin intervención exterior y con la mediación a cargo exclusivamente de la ONU y de la Unión Africana (UA).

Precisamente, el presidente de Sudáfrica, Jacob Zuma, presentó hoy ante el Grupo de Contacto Internacional sobre Libia encabezado por la OTAN las conclusiones de la reciente cumbre de la UA sobre Libia.

La propuesta de la UA incluye la presencia de una fuerza de paz dirigida por Naciones Unidas y la no participación de Muamar el Gadafi en las negociaciones de paz.

Además, la organización panafricana reiteró su rechazo a la intervención militar extranjera y acordó no ejecutar la orden de arresto contra Gadafi emitida por la Corte Penal Internacional.

Por otra parte, Rusia y la OTAN no fueron hoy capaces de acercar posturas sobre defensa antimisiles, ya que Rasmussen insistió en la creación de dos sistemas diferentes y Moscú considera que el escudo aliado representa una amenaza para su arsenal nuclear.

El jefe aliado recalcó la postura de la Alianza sobre la necesidad de crear un sistema ruso y otro aliado "que intercambiarían información para proteger más eficazmente el territorio de la OTAN y de Rusia".

Rasmussen negó también que sea necesario firmar un nuevo acuerdo jurídicamente vinculante como demanda Moscú en el que los aliados se comprometan a no apuntar su sistema contra Rusia, y subrayó que la mejor garantía es la cooperación y el intercambio de datos.

Mientras, Moscú propone un sistema antimisiles conjunto, en el que Rusia se encargaría del flanco norte continental, a lo que se oponen algunos estados miembros, como Polonia y las tres repúblicas bálticas.

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