Ricardo Alfonsín, un radical que sueña con repetir los pasos de su padre

  • El candidato a la Presidencia de Argentina por el radicalismo, Ricardo Alfonsín, pelea por seguir los pasos de su padre, el fallecido exmandatario Raúl Alfonsín (1983-1989), tras haber obtenido el segundo lugar en las elecciones primarias.

Maricel Seeger

Buenos Aires, 18 oct.- El candidato a la Presidencia de Argentina por el radicalismo, Ricardo Alfonsín, pelea por seguir los pasos de su padre, el fallecido exmandatario Raúl Alfonsín (1983-1989), tras haber obtenido el segundo lugar en las elecciones primarias.

Nacido el 2 de noviembre de 1951 en la ciudad bonaerense de Chascomús, este dirigente opositor no oculta que ha usado los trajes de su padre ni se niega a repetir en los actos de campaña el popular gesto del expresidente con las manos entrelazadas en alto.

"Construyo parecidas las frases (a mi padre), incluso. Hace 4 o 5 años una chica me dijo: 'Es increíble la voz'. Pero no es consciente", admitió Ricardo Alfonsín cuando comenzaba a crecer como figura política tras la muerte en 2009 del exmandatario, quien llegó al poder en 1983 con un amplio respaldo popular.

En diciembre de 2009, el candidato asumió como diputado nacional por el Acuerdo Cívico y Social, una coalición integrada por el Unión Cívica Radical, el socialismo y la centrista Coalición Cívica, fuerzas con las que el radicalismo rompió más tarde.

A partir de allí, el legislador comenzó a sumar apoyos en el seno de la centenaria fuerza socialdemócrata hasta convertirse en postulante a la Presidencia, tras imponerse sobre sus competidores partidarios, el vicepresidente argentino, Julio Cobos, y el senador Ernesto Sanz.

Pero este abogado y maestro de profesión, de imagen medida y austera, no logró el resultado que esperaba en las elecciones primarias del pasado 14 de agosto, en las que si bien se posicionó segundo, sólo sumó el 12,2 por ciento de los votos, unos 38 puntos detrás de la presidenta argentina, Cristina Fernández.

Varias encuestas vaticinan además que se ubicará entre tercero y cuarto en los comicios generales del próximo día 23, aunque busca mostrarse como la alternativa opositora.

"Soy Ricardo Alfonsín y quería hablarle, Cristina. Posiblemente usted vaya a ganar las próximas elecciones, pero con todo respeto siento necesidad de decirle algo: no le creo nada", reconoce en una propaganda de campaña el propio candidato, quien obtuvo su primer cargo partidario recién en 1993 como convencional nacional.

Antes, el tercer hijo de los seis del matrimonio formado por Raúl Alfonsín y Lorenza Berreneche vendió mechas para tornos industriales en la periferia de Buenos Aires, fue docente en colegios secundarios y ejerció como abogado en su ciudad natal.

En 1982 se casó con Cecilia Plorutti, con quien tuvo a Lucía, Marcos, Ricardo y Amparo, quien murió en 2004, a los 15 años, cuando un vidrio se le cayó encima mientras estaba en la escuela.

"Yo me casé grande, iba a cumplir 31 años. Tuve 10, 11 años para hacer bastantes macanas", afirmó en una reciente entrevista el postulante, quien también hizo esperar su ingreso a la política.

Recién a finales de la década del 90 tomó forma la línea interna que creó junto a un grupo de amigos, llamada "Radicales para el Cambio", destinada al fortalecimiento y renovación de la Unión Cívica Radical.

Entre 1999 y 2003 fue diputado de la provincia de Buenos Aires para luego regresar a su profesión de abogado y ocupar la Secretaría de Relaciones Internacionales de la UCR.

Abandonó la actividad partidaria a raíz de la trágica muerte de su hija Amparo y regresó en 2007, cuando se presentó como candidato a vicegobernador de la provincia de Buenos Aires por la UCR, compartiendo fórmula con el actor Luis Brandoni, con quien obtuvo el cuarto puesto.

Ya como candidato presidencial sorprendió este año cuando se alió con el peronista disidente Francisco de Narváez, candidato a gobernador de Buenos Aires, con quien formó la Unión para el Desarrollo Social (Udeso), el sello con el que se presenta en estas elecciones.

La alianza con un sector del peronismo disidente le valió la ruptura con el socialismo. Para ese entonces, el radicalismo ya había roto con la Coalición Cívica y los que antes eran aliados se convirtieron en rivales, profundizando la fragmentación de los opositores.

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