Rumanía se juega su estabilidad política tras la crisis del verano

  • Rumanía se juega mañana en las elecciones parlamentarias su estabilidad política tras la crisis del verano pasado, cuando el Gobierno de centroizquierda trató de destituir al presidente, el conservador Traian Basescu.

Raúl Sánchez Costa

Bucarest, 8 dic.- Rumanía se juega mañana en las elecciones parlamentarias su estabilidad política tras la crisis del verano pasado, cuando el Gobierno de centroizquierda trató de destituir al presidente, el conservador Traian Basescu.

Los sondeos auguran una victoria cómoda del actual primer ministro, Victor Ponta, al frente de la coalición gubernamental de la Unión Social Liberal (USL), compuesta por el Partido Social Demócrata (PSD) y el Partido Nacional Liberal (PNL).

La campaña electoral cerrada ayer estuvo marcada por el enfrentamiento entre Basescu y el socialdemócrata Ponta, y el riesgo para la estabilidad interna del país vendría después de las urnas, pues los expertos temen que el jefe del Estado se niegue a encargar a Ponta la formación del nuevo Gobierno.

El ministro de Cultura, Puiu Hoasotti, ha alertado de que la suspensión del presidente se produciría en un día si éste refuta a Ponta como jefe del Gabinete, una situación que recuerda la crisis institucional del pasado verano.

"Nadie desea con el presidente un conflicto, del que nos hemos venido acostumbrando desgraciadamente desde hace años. El USL no quiere su suspensión pero si insiste en negar a Ponta la función de primer ministro legítimamente, se haría en 24 horas", recalcó Hasotti a la emisora RFI.

En junio, la revista científica "Nature" y el diario alemán "Frankfurter Allgemeine Zeitung" denunciaron que Ponta había plagiado su tesis doctoral, acusación que el primer ministro ha negado continuamente y que la atribuyó a Basescu.

Inmediatamente, la coalición gubernamental lanzó un ofensiva contra las instituciones públicas al sustituir a los presidentes de la Cámara y Senado, y destituir al Defensor del Pueblo, con un diáfano objetivo: echar a Basescu de sus funciones de jefe de Estado.

Estos ataques al Estado de derecho en pocos días para derribar la injerencia política del presidente en las políticas del Gobierno provocaron fuertes críticas provenientes de Bruselas y Washington, sobre todo cuando el USL rechazó acatar las decisiones del Tribunal Constitucional.

Concretamente, la Unión Europea (UE) impuso a Bucarest que el referéndum de sustitución se validaría si se superaba el 50 % del quórum del plebiscito, lo que benefició al presidente para conservar su cargo.

Sin embargo, el perjuicio a la imagen institucional ya se había hecho y la UE aplazó el ingreso al espacio Schengen de Rumanía, el segundo país más pobre de la UE.

La crisis política ha continuado con numerosas diatribas que vaticinan una dura cohabitación entre el líder socialdemócrata y el conservador Basescu.

Recientemente, la secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton, advirtió de los peligros contra los valores democráticos en el país balcánico.

"Hay señales de retroceso democrático en Hungría y provocaciones frente al proceso de la Constitución en Rumanía", alertó la jefa de la diplomacia norteamericana.

Estas palabras fueron aprovechadas por el presidente en su último discurso, pronunciado ayer en el Palacio Cotroceni, para que la Alianza Rumanía de Derechas (ARD) obtuviera un poco de aliento ante unas elecciones decantadas hacia el USL, según los sondeos.

"No he visto a nadie durante la campaña que presente soluciones para mejorar la credibilidad externa", manifestó Basescu, acusado de violar la Constitución por la coalición gubernamental y de impulsar las políticas de austeridad que alimentaron las movilizaciones de los rumanos hartos de sufrir la ineficacia de los ejecutivos conservadores.

"Resulta grave cuando se pone una etiqueta al país debido a las actuaciones públicas internas", añadió el jefe del Estado, y lamentó la falta de debate sobre el papel de Rumanía en una Europa en crisis y los problemas de credibilidad del Estado de derecho rumano.

Fuentes oficiales del Ministerio de Asuntos Exteriores han defendido que "los acontecimientos del verano se desarrollaron dentro del marco de la Constitución y que las resoluciones del Tribunal Constitucional fueron respetadas íntegramente.

Si se confirma el triunfo y Basescu accede a aceptar su reelección como jefe de Gobierno, se espera que el nuevo Ejecutivo sea investido entre el 19 y 21 de diciembre.

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