Sánchez busca aplazar el Comité Federal para ganar tiempo sobre los barones

    • La cita, el sábado, será una olla a presión en el debate sobre la política de pactos.
    • El comité habrá de fijar la fecha para el Congreso que elegirá al nuevo secretario general.
Pedro Sánchez, candidato del PSOE a la presidencia.
Pedro Sánchez, candidato del PSOE a la presidencia.

Pedro Sánchez trata de dirigir los tiempos de un posible pacto. Se lo advirtió ya a Iglesias el viernes, apenas hora y media después de conocida su oferta para un Gobierno compartido, cuando pidió respetar los protocolos parlamentarios y esperar a que Rajoy fracasase en su investidura. No advertía quizás el líder socialista que el presidente en funciones acabaría llevando al punto de partida: reconociéndose sin apoyos, Rajoy se descartó para la investidura y trató de forzar a Sánchez a apurar unas negociaciones que le enfrentan a todos sus barones.

La semana se presenta de escándalo. La maniobra del líder popular, inédita en democracia, obliga al Rey a abrir una nueva ronda de contactos. Como en la primera, será previsiblemente el viernes cuando comunique de nuevo quién considera que debe intentar formar gobierno. Sánchez ha anunciado que será entonces cuando inicie las negociaciones, no antes. Hasta ahora, el único contacto post-oferta entre él e Iglesias fue una llamada "cordial" de 20 minutos, en la que ambos discreparon sobre los tiempos: Sánchez quiere esperar al mandato real, Iglesias no quiere dilatar más la formación de un gobierno "de cambio" y "progreso". Plural y proporcional. Esto es, con él de vicepresidente y la mitad del Consejo de ministros controlado por su partido.

Si el Rey encarga el viernes la investidura a Sánchez, el secretario general socialista tendría el sábado un prueba de fuego que trata de aplazar: el Comité Federal, el encuentro con sus barones. En esa reunión se determinará la fecha en la que el partido celebra el congreso en el que se elegirá un nuevo secretario general, y al que Sánchez presentará su candidatura. Y servirá también para que los barones disparen las balas que en las últimas semanas se vienen reservando, en aras del respeto a una tregua interna pactada desde las navidades.

Ferraz maniobra estos días para que el comité del sábado quede anulado y se aplace unos días. La cita se prevé más que encendida. La oferta de Podemos ha provocado un terremoto en el PSOE: "chantaje inaceptable", "humillación", fueron los calificativos que más han corrido este fin de semana entre los dirigentes socialistas. Todos se oponen a abrir la puerta a cualquier acuerdo, y se lo han hecho saber sin ambages a Sánchez. No son pocos los que consideran que el secretario general debería haber tenido una posición más rotunda de rechazo a la oferta.

El orden del día de ese comité está eclipsado por un único punto: la política de negociaciones. Los asuntos se agolpan. No es sólo Podemos, también la cesión de senadores a los independentistas. Que ERC y DiL se abstengan en la investidura desagrada profundamente a la inmensa mayoría. También los guiños del PNV, partido que no se ha negado a darles sus seis escaños y que el jueves habló de la aprobación de un nuevo estatus político para el País Vasco "basado en el derecho a decidir" como condición, que no línea roja, para el diálogo.

El Comité Federal del pasado diciembre ya dejó claro a Sánchez que para ellos, esa línea roja era el rechazo frente a cualquier planteamiento que "conduzca a romper con nuestro ordenamiento constitucional y que amenace así la convivencia lograda por los españoles". Los barones recordaron ya entonces que la autodeterminación, el separatismo y las consultas "son innegociables para el PSOE y la renuncia a esos planteamientos una condición indispensable para que se inicie un diálogo con el resto de formaciones políticas". Aquellas advertencias cayeron, en cambio, en saco roto, por lo que los dirigentes autonómicos tratan de reservarse algún mecanismo para forzar a Sánchez a cumplir con lo acordado.

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