Suspendido un año un guardia civil por no ayudar a su pareja cuando la agredían

  • El agente no auxilió a su compañera de patrulla y se limitó a observar cuando trataba de inmovilizar y detener a un hombre que había sido denunciado.
Imagen de recurso de un coche de la Guardia Civil con el escudo
Imagen de recurso de un coche de la Guardia Civil con el escudo
EUROPA PRESS - Archivo

Un agente de la Guardia Civil ha sido condenado a un año de suspensión de empleo por quedarse "observando" como su compañera de patrulla trataba de inmovilizar y detener a un hombre, que había sido denunciado por galopar con su caballo entre los viandantes cerca de la ermita del Rocío. La Sala de lo Militar del Tribunal Supremo ha confirmado esta sanción desestimando el recurso del acusado contra la sentencia del pasado 27 de febrero dictada por el Tribunal Militar Central. 

Según los hechos probados de la sentencia del Tribunal Supremo, el 27 de diciembre de 2015 este agente de la Guardia Civil se encontraba de servicio en el puesto de El Rocío de la Comandancia de Huelva, en el que estaba al mando.

Esa misma tarde, sobre las 18.00 horas, su patrulla recibió un aviso para que se desplazara a los aledaños de la ermita del Rocío, donde se había recibido noticia de que "una persona se encontraba galopando a caballo entre los viandantes y estaba poniendo en grave peligro la integridad de los mismos".

Una vez que el jinete fue localizado cerca de la ermita, él y su compañera de patrulla dieron el alto a esta persona, que "emprendió de nuevo el galope entre los viandantes" cuando los agentes bajaron de su vehículo. Este hecho motivó que se iniciara una persecución, relata la resolución del alto tribunal.

La auxiliar de J.I.C.M. aprovechó un momento en el que el jinete cayó al suelo para detenerle, pero éste se lo impidió porque se abalanzó sobre ella blandiendo una fusta con la que golpeó a la agente en el brazo izquierdo. "Pese al fuerte dolor que sufría la Guardia Civil inicia acción con el objetivo de inmovilizar al paisano", mientras su jefe, el guardia civil acusado, se quedó observando "a escasos metros, mientras sujetaba al caballo, sin prestar apoyo alguno" a su compañera, indica la sentencia.

Ayudas de otros policías

El jinete incluso intentó sacar una navaja del bolsillo al tiempo que decía que iba a "rajar" a la agente del Instituto Armado. Dada la agresividad y "la falta de ayuda" por parte del acusado, acudieron al lugar de los hechos un policía fuera de servicio, que fue el que notificó que los ciudadanos estaban siendo molestados; una patrulla de la Policía Local de Almonte (Huelva) y un equipo de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil.

El Supremo considera que la sanción disciplinaria impuesta a J.I.C.M. es adecuada a la infracción cometida, pues la resolución sancionadora razonó con claridad los criterios de proporcionalidad e individualización.

Explica que el director general de la Guardia Civil justificó la gravedad del hecho el "alto grado de afectación a la disciplina habida cuenta de la trascendencia pública de lo ocurrido", a lo que se suma su condición de jefe de pareja y las heridas sufridas por su compañera.

Asimismo, el alto tribunal afirma que con la decisión de adoptar esta resolución no se ha afectado ni a su presunción de inocencia "porque existió prueba de cargo suficiente". Es más, subraya que durante el procedimiento, el agente acusado se acogió a su derecho a no declarar y que por ello se privó al tribunal de un "relato alternativo" que se pudiera comparar con las testificales.

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