Temor por posible giro confesional de la violencia en los territorios palestinos

  • La violencia en Cisjordania ocupada y en la franja de Gaza parecía dar un giro cada vez más confesional después del incendio por palestinos de la tumba de José en Naplusa.

Este lugar sagrado del judaísmo situado en el norte de Cisjordania ocupada fue incendiado el viernes con cócteles molotov.

La ola de violencia que empezó el 1 de octubre en Cisjordania y Jerusalén oriental antes de extenderse a la franja de Gaza, hace temer una nueva intifada y no parece calmarse, hasta el punto de que la ONU y Estados Unidos, inquietos, han hecho sendos llamamientos a la calma.

El secretario norteamericano de Estado, John Kerry, telefoneó por separado al primer ministro israelí y al presidente de la Autoridad Palestina para pedirles que hagan lo posible para restaurar la calma, informó este viernes un diplomático estadounidense. Kerry les indicó que espera poder reunirse pronto con ellos, quizás los próximos días.

Desde el 1 de octubre, la violencia ha dejado por parte palestina 37 muertos, incluyendo varios autores de ataques con arma blanca, y cientos de heridos, y siete muertos y varias decenas de heridos por parte israelí.

Cuatro palestinos murieron el viernes en los territorios. Uno fue abatido después de apuñalar y herir de consideración a un soldados israelí en Cisjordania ocupada, haciéndose pasar por un periodista. Otro fue alcanzado por disparos israelíes en unos choques cerca de Naplusa. Dos siguieron la misma suerte en la franja de Gaza cuando se manifestaban con cientos de personas cerca de la barrera que aísla a Israel del enclave palestino.

Violentos choques enfrentaron a palestinos y soldados israelíes en Cisjordania ocupada, en Belén, Ramala y el polvorín de Hebrón, no lejos de los lugares de la agresión por el pretendido periodista.

Todas las organizaciones palestinas habían convocado después de la gran oración semanal musulmana un "viernes de la revolución" en Cisjordania y Gaza, territorios separados geográficamente por Israel y componentes de un futuro Estado palestino.

Antes del amanecer, decenas de palestinos incendiaron la tumba de José con cócteles molotov, según la policía palestina.

Para los judíos, allí reposa José, uno de los doce hijos de Jacob. También lo veneran los musulmanes, como la tumba de una figura religiosa local, y los samaritanos, una secta separada del judaísmo.

En la apertura en Nueva York de una sesión del Consejo de Seguridad consagrada a la situación en Israel y los territorios palestinos, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon "condenó con firmeza" este "acto reprensible".

En Washington, el presidente estadounidense Barack Obama, "muy inquieto", condenó "la violencia contra personas inocentes".

"Reafirmamos nuestra convicción de que Israel tiene derecho a mantener el orden y la ley, y proteger a sus ciudadanos de los ataques con cuchillos", declaró Obama en conferencia de prensa.

Sometido a una presión internacional creciente, en especial de Estados Unidos, el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abas, calificó de "acto irresponsable" y "gesto deplorable" este incendio, que "ofende nuestra cultura y nuestra religión".

El papel jugado en las tensiones por la explanada de las Mezquitas en Jerusalén Este, lugar sagrado para los musulmanes y los judíos situado en la parte palestina de Jerusalén anexionada y ocupada por Israel, y el hecho de que numerosas víctimas de los atentados con arma blanca sean judíos, suscita el temor de que la violencia actual tenga tintes cada vez más religiosos.

En las Naciones Unidas, el representante permanente adjunto israelí reiteró que su país no aceptará "ninguna presencia internacional en el monte del Templo" (nombre judío de la explanada de las Mezquitas), en respuesta a palestinos que reclaman "protección" por una "fuerza internacional".

El adjunto del embajador israelí ante la ONU, David Roet, dijo que "este tipo de presencia supondría un cambio en el status quo" vigente en los lugares santos de Jerusalén que regula el acceso de los creyentes judíos y musulmanes.

El primer ministro israelí ha rechazado en numerosas ocasiones una modificación de dicho status quo, aunque los palestinos sospechan que lo quiere modificar.

El Consejo de Seguridad examinó el viernes la cuestión por iniciativa de los países árabes, pero resulta difícil discernir el papel que puede tener la diplomacia, impotente hasta ahora para contener la violencia.

bur-lal-dms/mba/jmr.

Mostrar comentarios